La gente de aquel PSOE de la transición hoy está perdiendo la chaveta, o sufriendo de senilidad avanzada. Pepote, Ibarra, y el inefable Leguina, pero sobre todo el entonces "radical" Alfonso Guerra. ¿Cómo puede decir esa barbaridad de que "hay que llamar al ejército" para resolver el problema catalán? ¿Cómo pueden comparar la actual movilización ilusionada de millones de personas con el golpe del 23F de 1981, y decir que no hay nada que negociar sino exigirles la rendición? Están absolutamente fuera de la realidad, enceguecidos.

El 23F no salió nadie a defender a los militares golpistas (aunque hubiera cierto sustrato civil vergonzante), no había ninguna justificación histórica, y no había efectivamente nada que negociar con una simple banda de pistoleros uniformados y un general ensoberbecido. Ahora es otra cosa, aunque ellos se nieguen a verlo. Con todas sus mezquindades, sus trampas legales, sus mentiras, su empecinamiento delirante, los que "se han sublevado" en Cataluña son los poderes locales democráticamente elegidos, y tienen detrás una enorme movilización ciudadana, aunque presuntamente (de acuerdo a los resultados numéricos de las últimas elecciones autonómicas, no traducidos con exactitud en escaños) no sean estrictamente la mayoría social. Son muchos, muchísimos ciudadanos, los que hoy están acumulando sentimientos de agravio y agresión. Están equivocados, lo sé, están (podríamos decir) alienados, en pos de una ilusión estúpida y excluyente, pero la forma de tratarlos que proponen estos dinosaurios políticos, o sea, doblegarlos a palos, es sencillamente suicida, cuando no criminal. No aportan absolutamente nada a la solución. Están apagando el incendio con gasolina.

Por favor, con urgencia, con desesperación, hace falta alguien con autoridad suficiente para sentar a todos a hablar, a negociar, a buscar un acuerdo imaginativo que sea beneficioso para todos, catalanes secesionistas y catalanes apasionadamente españoles, catalanes todos y españoles del interior, castellanos, andaluces, gente del común de esta tierra convulsionada. Alguien lejano de ideas nacionalistas, patrioteras, localistas o estatistas (porque la felicidad y el bienestar de un pueblo no dependen de una bandera ni una tradición), pero con suficiente amplitud de criterios para buscar la justicia equitativa. Que no se aferre a una constitución congelada ni a estructuras caducas, sino que sea capaz de ofrecer ideas nuevas, revolucionarias, de la organización social.

Una iniciativa ciudadana convoca concentraciones el próximo 7 de octubre para llamar al diálogo. Muy de acuerdo con esta convocatoria https://buff.ly/2y3cnE4