Víctor Arrogante: “Envidiaría una República catalana” Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Víctor Arrogante   
Miércoles, 13 de Septiembre de 2017 06:10

Entrevista a Víctor Arrogante , profesor y analista político

Es como si viviera en una biblioteca. En su pequeño piso de Madrid, el mismo en el que nació hace 68 años, los cientos de libros que forran las paredes contrastan con el ordenador que ocupa el centro de la sala principal. En casa de Víctor Arrogante (“sí, ese es mi apellido”), Trotsky, Lincoln, Vázquez Montalbán y Muñoz Molina comparten balda. La bandera tricolor republicana y la europea comparten asta. Tras consagrar su vida a la enseñanza, ahora es un analista político capaz de combinar su profundo conocimiento de la historia con su visión mundana y cercana de la realidad que vivimos.

¿Por qué está a favor del referéndum de Cataluña?

En realidad, estoy a favor del derecho a decidir de los pueblos, por tanto, entiendo que el referéndum es un derecho que se le debe conceder a un colectivo o a un pueblo sea por la independencia o por otra razón.

¿Habría excepciones?

En principio siempre se puede poner condiciones, como que emane del pueblo y que haya relación con la historia, con la conformación social y política del colectivo… A priori no negaría el derecho a decidir, pero universalmente habría que tenerlo en cuenta.

¿Hay algo que le llame la atención de los catalanes?

Siempre he entendido que los catalanes son un pueblo avanzado, democrático, moderno, que está mucho más puesto en relación con Europa que el resto de los españoles.

En general, ¿cómo se percibe desde España a Cataluña?

Creo que en general se la percibe mal, como con envidia por el desarrollo que los catalanes han tenido siempre, incluso dentro del régimen franquista. También podríamos entender que hay prepotencia en Cataluña.

¿Se podría desbloquear la situación con una medida distinta?

Podría haber otras fórmulas si hubiera voluntad política. El Gobierno español, encabezado por el señor Rajoy, no tiene voluntad política sino que quiere implantar el modelo franquista de España. En ese modelo no encaja una nación como la catalana, indistintamente de que lo que quieran sea establecer una república.

¿Por qué cree que el sentimiento nacionalista es más fuerte ahora?

Está por ver cuántos son verdaderamente los que defienden el posicionamiento soberanista. Creo que ha habido un incremento del soberanismo precisamente porque cuanta más política reaccionaria hay en Madrid, más política de avance soberanista hay en Cataluña. Es un tema totalmente proporcional a la política reaccionaria de Madrid. Tiene que ver con la cultura de los 40 años franquistas que todavía llevamos en el ADN.

¿Podría existir España sin Cataluña?

Yo creo que sí, perfectamente.

En España y en Cataluña hay sectores que se demonizan mutuamente. Sin embargo, los problemas de un albañil catalán y de uno de Madrid son prácticamente los mismos. ¿Cómo interpreta esa dinámica?

Cataluña ha estado gobernada por la derecha nacionalista catalana, Pujol y todos los demás, y la política económica que han tenido es la típica de la derecha capitalista. Ese choque, que seguramente es más cultural que otra cosa, es provocado. Creo que hay mucho postureo político, se incita a la gente. Estos días estamos viendo esa posición de España contra el Gobierno catalán en relación con la gestión de los atentados. Desde Cataluña los políticos también tratan de echar la culpa a España. Hay un postureo que ya es histórico en España.

Imagine que se proclama la República catalana. Como republicano, ¿usted sentiría envidia?

Sí, y en ese momento yo volvería a reivindicar la Tercera República española, que es algo que hago siempre que puedo. Sería lamentable que hubiese una república en Cataluña y que no fuéramos capaces de conseguirla en España.

¿Se imagina que hubiera una federación de repúblicas ibéricas?

No creo que vaya a ver algo así, pero me encantaría.

¿A usted qué le gustaría que pasara?

Me gustaría que se celebrara el referéndum, que tuviera una participación que le diera legitimidad democrática, y que el gobierno de España reconociera la voluntad del pueblo catalán.

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Fuente: La marea