Revoltijo mundial Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Maya Correas   
Miércoles, 09 de Agosto de 2017 04:13
Conviene tener en cuenta los anales. En Venezuela acaban de liberar a un golpista fascista (literal, solo hace falta mirar su biografía). Muchos tontos del bote repiten que Maduro les mata de hambre… No vivieron los ochenta y los noventa, no saben lo que era un estado colonial en manos de la oligarquía y de Yanquilandia.

Europa va cayendo a un agujero negro de la que solo se salvarán dos lacayos fieles. Reino Unido y Alimaña. Mientras, en Francia, después de la era Hollande calentando los motores de la mediocridad (que ya había dejado el agente de la CIA Sarkozy bien engrasados), llega la hora de la ópera bufa y la burla de los bancos hacia los menos pudientes.

La primera dama francesa quiere ser una adolescente ad aeternam y no se para ante nada. Ni ante el entierro de un personaje de la alta política ni en actos oficiales con otros jefes de Estado. Lo suyo es el marketing de forever young sin temor al ridículo, a juego con la colección de trajecitos lindos de su maridito. Francia va derecha al carajo con los ridículos preciosistas, a los que, según me decía una amiga (alude que ha ido sondeando todos los taxistas de París y los pasajeros del transporte público) nadie parece haberles votado (cómo me suena eso, ay, ay, ay). La concha de la madre de la banca mundial. Ni la muerte ni los actos oficiales van a detener a una histriónica jugando a Julieta y a su Romeo jugando a enfant terrible ya mayor que hace el ridículo. Su política irá a juego. Será perversa: mezcla de burla e impiedad y siempre al servicio de los amos.

La situación general es deprimente. Me sienta fatal la meteorología. Todo parece fuera de lugar y desencajado y empiezo a preguntarme qué hago en el fachaburro. Hacen falta soluciones y no veo mucha perspectiva. Quizá estemos enfermos de egoísmo y estupidez o solo estemos destinados a la extinción.

Estoy releyendo Un mundo feliz. La primera vez que lo hice apenas era una adolescente y me pareció bastante absurdo, aunque también inquietante. Ahora me parece igual de absurdo pero aún más inquietante porque casi hemos hecho real ese absurdo. Ninguno de los personajes se salva de esa absurdidez. Pero contiene elementos que son lo suficientemente reales como para tener credibilidad. Lo que más me espanta es esa atmósfera de idiocracia consentida y disfrutada, cada vez más familiar.

La imbecilidad vende. La insoportable banalidad del sexo incita a promover el consumo de accesorios. Unas píldoras que dejan purpurina comestible en la vagina. De la Pretty Woman and Co. Emitieron 7.000 cajas que ya están vendidas y hay lista de espera. Mientras, los ginecólogos avisan que lo que reluce no es oro para el equilibrio de la vagina.

Dentro de nada, en California ya no necesitarán sucios mejicanos. La revolución tecnológica está aquí. Los robots son silenciosos, limpios, tienen buen aspecto, no necesitan contrato ni condiciones humanas. ¡Ah! Y cuando se hagan viejos, al desguace sin remordimientos…

18 de julio. Hoy no es mi día y no quiero recordar la infamia ni la injusticia. Quiero recordar el valor y la lucha. La historia de España es una historia triste pero prefiero recordar a los que intentaron hacerla mejor. ¡Viva la República carajo! Y al cuerno los golpistas.

San Fermín. Una fiesta dedicada a un santo, donde se torturan animales, organizan bacanales dignas de Calígula y se pone en peligro la integridad de las mujeres, no tiene mi respeto.

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Viñeta: Ben.

Fuente: Revista Gurb