El lado oscuro de la globalización Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Julio Anguita   
Martes, 30 de Mayo de 2017 04:59

En el informe de Kemal Dervis, jefe de Programas de Naciones Unidas para el Desarrollo del año 2007 se podía leer lo siguiente: “La globalización ha modificado de manera decisiva la economía mundial creando ganadores y perdedores. Reducir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, y fomentar una globalización más inclusiva es uno de los retos más importantes de nuestro tiempo”.

La crisis financiera de 2008 y el olvido interesado de las declaraciones de dirigentes políticos de entonces (Sarkozy: “Hay que refundar el capitalismo sobre bases éticas”), han desembocado en la actual desmemoria con su reincidencia en los mismos planteamientos previos a la crisis.

Cuando Dervis plantea el fomento de otra globalización más inclusiva omite el cómo, el quién y el cuándo. Y ahí precisamente está la clave porque el panorama no puede ser más desalentador por la constatación de tres evidencias que son obviadas y omitidas por el discurso oficial.

La primera es que el llamado Estado del Bienestar está diluyéndose en un agujero oscuro. Constituciones, y compromisos internacionales vigentes sobre Derechos Económicos y Sociales han quedado en papel mojado.

La segunda es que la soberanía nacional ha devenido en una entelequia. Las decisiones importantes se toman en ámbitos y foros fuera del control de los Estados con el consentimiento de las élites gobernantes y el pánico cerval de algunas izquierdas a enfrentarse a la globalización.

Y la tercera es la reducción de la democracia a un ritual electoral sin más consecuencias que el relevo de políticos en las instituciones para allí desarrollar la política única, la cual no es otra que la originada en instancias foráneas en íntima conexión con los intereses dominantes en el interior.

Este lado oscuro de la realidad constituye el objeto de analistas, foros de debate y trabajos especializados para minorías inquietas y concienciadas, pero está ausente en la pugna política en medios y actos públicos. Quién calla otorga…

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Fuente: El Economista