El socialcinismo defiende su interpretación de la Ley PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Sábado, 21 de Mayo de 2011 04:55

Zapatero, BocazasEstamos tan acostumbrados al cinismo de los que dicen ser socialistas, que ya ni nos indignamos al escucharles sus mentiras. El cinismo empieza por aplicarse el nombre antiguamente irreprochable de socialistas, cuando ejecutan una política antisocialista, que ha terminado con los derechos sociales de los trabajadores.

 

 

   El secretario generalísimo del partido, el compañero Rodríguez, en el mitin celebrado el jueves en A Coruña, tuvo el cinismo de decir a los jóvenes acampados en plazas públicas por el reino: "Todas las mejoras que hacen falta, sobre todo a los jóvenes, se consiguen trabajando y votando." Pero si lo que reclaman esos jóvenes precisamente es trabajo, porque la nefasta política económica ejecutada por este inepto ignorante ha dado lugar a que haya cinco millones de parados en el reino, y a que los empleados padezcan unos contratos laborales precarios para unos pocos meses solamente. Los jóvenes quieren trabajo, pero no lo hay. ¿Por qué van a votar?   Y después viene el cinismo del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, al que ni sus compañeros de partido soportan: unos le apodan Ratón Pérez, por su cara ratonil, aunque éste en vez de traer dinero a los niños se lo quita a sus padres; otros le llaman Rubacalva, porque la tiene muy prominente, y otros Rubalcabra, por su manera de hablar. Se burlan de él, pero lo temen, saben que es peligroso.

 

   En la ampliación del Consejo de Ministros se le preguntó lo que piensa hacer el Gobierno supuestamente Socialista con relación a los jóvenes acampados, y trató de salir del paso sin comprometerse, con esta cínica declaración: "La ley está para cumplirla. No hay democracia sin el cumplimiento de la ley."

 

Maneras de intrpretar la ley

 

   Como los periodistas están amaestrados con los fondos de reptiles, nadie le preguntó si fue legal la creación de los GAL en 1983, cuando presidía el Gobierno el compañero González. Los GAL secuestraron, mataron y cometieron atentados terroristas pagados y dirigidos desde Gobierno. Por ello fueron condenados el ministro del Interior, el secretario de Estado para la Seguridad, gobernadores civiles, generales, comisarios de policía, y no se encausó al compañero González porque el partido llamado Popular, que siguió en el Gobierno al sedicente Socialista, se negó a entregar al magistrado los documentos del Cesid "por razones de seguridad". Así entiende el cumplimiento de la ley el partido falazmente denominado Socialista.

   Hace unos días el increíblemente presidente del actual Gobierno, el compañero Rodríguez, se apresuró a felicitar a su amo el emperador Obama I, por haber ordenado la invasión de un país soberano, el asesinato de un civil desarmado, y la desaparición de su cadáver. Así entiende el cumplimiento de la ley internacional.

   El compañero González prometió sacar a España de la Organización Terrorista del Atlántico Norte, y el compañero Rodríguez impedir que tropas españolas combatieran en países extraños al servicio del imperialismo gringo bajo las banderas de la misma OTAN. Pero hicieron lo contrario, y se atreven a seguir hablando, en una demostración continuada de cinismo. Ninguna de las promesas electorales ha sido cumplida por ninguno de los dos, empezando por la de crear empleo.

 

Motivos para protestar

 

   Precisamente por eso los jóvenes se echaron a la calle, y los mayores los seguimos. Hace ya tiempo, cuando la tasa de paro alcanzó la entonces considerada cifra insoportable de los tres millones de personas, se empezó a decir que la situación iba a explotar. Cuando en millón y medio de hogares están parados todos sus miembros, y sin perspectivas de encontrar trabajo, el clima de malestar social se hace intolerable.

   Si además las grandes empresas y los grandes bancos obtienen beneficios mayúsculos, priman con sueldos y jubilaciones aberrantes a sus directivos, y despiden a los empleados para sustituirlos por máquinas, el descontento se generaliza. Si encima el Gobierno elimina las escuálidas limosnas que concedía a los parados, la revolución social tiene que estallar inevitablemente.

   Por el momento la revolución es pacífica, es decir, inocua; esto es, inútil. Los acampados se limitan a protestar contra los dos partidos hegemónicos que ejecutan la misma política, y a presentar unas reclamaciones que no van a ser atendidas, aunque el cinismo del Gobierno apodado Socialista les haga unas promesas tan falsas como todas las suyas. No se pueden cumplir, porque resultan imposibles de aplicar en esta sociedad dirigida por el capitalismo gringo y la derecha europea. Para ponerlas en práctica es preciso llegar a la revolución violenta, que sustituya el sistema actual por otro radicalmente distinto. Cuando el pueblo tome el poder y sea ciudadano.

 

La monarquía de la dictadura

 

   Una de las acciones llevadas a cabo por los acampados consiste en cambiar los nombres de las plazas en las que se reúnen. En todas las localidades del reino hay ahora calles dedicadas a los militares rebeldes que desencadenaron la guerra, y a los civiles que los apoyaron. Esto demuestra visiblemente el continuismo de la dictadura en la monarquía del 18 de julio instaurada por el dictadorísimo. Varias agrupaciones republicanas de izquierdas, entre ellas el Colectivo Republicano Tercer Milenio, hicimos una protesta pacífica precisamente en la Puerta del Sol, el 18 de julio de 2009, para exigir el cambio de los rótulos. No sirvió para nada, excepto que me detuvieran los antidisturbios por haber presentado el acto. El pacifismo es inútil.

   El reino de España constituye una estructura política anormal en la Unión Europea. Es la monarquía instaurada por un dictadorísimo genocida, al margen de la opinión de los vasallos. El imperialismo gringo la ha convertido en una colonia, que le proporciona ventajas para sus multinacionales y carne de cañón para sus aventuras bélicas: por eso la mantiene, y Europa la acepta como mercado para sus productos.

   La protesta de los jóvenes desencantados tiene que generalizarse. Esos jóvenes que en las manifestaciones callejeras van gritando: "¡Queremos un pisito como el del principito!", nunca tendrán un piso propio, porque no encontrarán trabajo para pagar el alquiler. Somos los vasallos los que pagamos el "pisito" del tripríncipe, y el de su padre, y los de su parentela, con sus correspondientes empleados. Gritar por las calles no sirve más que para quedarse roncos.

   Si tuviéramos ese Partido Republicano de Izquierdas que llevo años reclamando, ahora tendría que ponerse al frente de las manifestaciones. ¿Seguimos esperado?