Los pactos de Groucho Marx PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Gregorio Morán   
Domingo, 05 de Marzo de 2017 06:00

Si hubiera en España un periodista paciente y con sentido del humor -me consta que los hay, sobre todo pacientes en el cobro y un tanto desanimados en lo que se refiere al humor- haría el reportaje de su vida: un relato pormenorizado de los pactos políticos en las diferentes comunidades, ciudades y pueblos. No digo yo que se fuera a forrar, pero haría un servicio público digno de una ONG.

Los del PP con el PSOE, que los hay. Los del PSOE con Podemos. Los de Ciudadanos con quien se ponga a tiro. El motivo principal, formulado pomposamente, es la necesidad de hacer gobernable -por ellos- aquellos lugares de equilibrios políticos circenses. Pero en el fondo, el lema se reduce a la gran teoría inventada por el intelectual y actor Groucho Marx. “Estos son mis principios…. pero si no le gustan, tengo otros.”

El espectáculo de Murcia apenas si acaba de empezar, pero coloca a esta modesta comunidad en los parámetros de nuestro mundo. Con un parlamento propio de 45 diputados. Acaba de empezar, expresión que los pedantes considerarían una irregularidad gramatical, pero que define perfectamente esta singularidad. Murcia ha entrado en la historia de la postransición y las teorías de Groucho Marx, mantienen mayor vigencia en España que su casi homónimo, Carlos.

El pacto entre el PP y Ciudadanos se ha venido abajo en Murcia, y en situaciones tragicómicas. Pactar con el Partido Popular es atenerse al estilo Mariano Rajoy y a la tradición de ciertos registradores de la propiedad. Todo es legal, o más exactamente conforme a la ley, si usted aguza su inteligencia y encuentra el anexo exacto para cualquier irregularidad que permita cuestionar el documento principal. Antaño los pactos entre partidos no necesitaban de papeles. Estábamos entre veteranos de la trampa y de la argucia. Aún no habíamos llegado a eso que con palabra feliz, quizá la única que le he oído, pronunció el socialista Sánchez referida a Mariano Rajoy: usted es indecente. Sonó como un disparo en despacho de un ilustre registrador de la propiedad y presidente, que no la olvidará nunca… mientras no sea imprescindible.

Un acuerdo, firmado, no como aquel de José María Aznar y Jordi Pujol, donde cada uno cumplió escrupulosamente el amaño. Yo te hago presidente, dijo Pujol, y tú me dejas en paz y con buenos fondos, sin olvidar que envíes a tu representante Alejo Vidal-Quadras lo más lejos posible del parlamento catalán. Cumplieron como caballeros sicilianos, que como es sabido hasta en Badalona, no leen periódicos; sencillamente los subvencionan.

En este caso se trata del presidente de la Comunidad Murciana, Pedro Antonio  Sánchez, de profesión palanganero político del PP. En su currículo incluye que se matriculó en Derecho en la Universidad, sin más precisiones, ya saben ustedes lo que eso significa. Nada de nada. El tal Pedro Antonio Sánchez confirmaba que de ser imputado en alguno de los cuatro casos de corrupción en los que figuraba, dimitiría. Pero hete aquí que le imputaron y donde habían afirmado sí es sí, dijo no es no.

En el fondo de seriedad, como Groucho, el asunto tiene su gracia. O Ciudadanos tira del honor perdido y rompe los papeles, o se come el marrón de su arrogancia. Con el aditamento que de romper tendrían que pactar con PSOE y Podemos, que suman un escaño más que el desfachatado Pedro Antonio Sánchez. Pero eso es aritmética parlamentaria, lo importante es el gesto. Yo no solo no voy a dimitir sino que hago como los demás, y mi partido me apoya. En el fondo a ningún partido le interesa abordar la corrupción salvo en el caso que sea del adversario; hoy por mí y mañana por ti.

El descaro que manifestaba Groucho Marx se ha convertido en ley: estos son mis principios, si no les gustan, porque les parecen rigurosos, tengo otros. Un eslogan para profesionales de la cosa pública: ¡Groucho al poder, aunque sea póstumo!

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Fuente: bez.es