El terror como sistema de gobierno PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Tomás F. Ruiz / UCR   
Jueves, 23 de Abril de 2015 04:34

Quiénes son sus cómplices

La fotografía dio la vuelta al país en el 2013 y habla por sí sola. Una anciana es agredida por un policía que oculta su identidad tras el casco de agente antidisturbios. El delito que ha cometido esta mujer es resistirse al desahucio. Por eso la embiste el policía, por eso le está retorciendo el brazo el agente...

 

Resulta muy oportuno sacar a la luz esta imagen en estos momentos de campañas electorales y promesas de justicia, en estos tiempos oscuros en que los políticos se esfuerzan en mostrar su mejor cara. Esta patética imagen nos revela el auténtico rostro de quién promueve el terror en este país, de quién aplasta los derechos de los ciudadanos, de quién los despoja de sus hogares, de quién provoca los suicidios...

Los políticos entregan el poder a los desalmados banqueros; los banqueros, con sus hipotecas y sus préstamos, estafan a los más necesitados; los jueces, con sus mandatos judiciales, sentencian a perder su hogar a los más desamparados… Y los policías, con su innata brutalidad, apalean a quienes, indefensos como esta anciana, se resisten a este sistema inhumano.

En política, como en todo, existen unas líneas rojas que resulta muy arriesgado traspasar. Cuando estas líneas se cruzan, se pierde el sentido del honor (que los políticos de nuestro país perdieron hace ya mucho tiempo) y el de la Justicia (convirtiendo a jueces, magistrados y fiscales en prostitutas a sueldo de quien mejor pague sus servicios). Traspasar esas líneas significa que la clase política ha llegado al punto álgido de su degeneración, que las instituciones se han convertido en repugnantes rameras.

Mientras este país se hunde en la mentira sistemática, en la decadencia despótica, en la podredumbre ética, el gobierno español se congratula con repugnante orgullo de haber cruzado mucho tiempo atrás esas líneas y seguir, -“impasible el ademán”-, su trayectoria hacia un destino tan implacable con la dignidad de un pueblo, como destructivo con sus derechos humanos.

Para imponer su particular “golpe de Estado” a la ciudadanía de este país, el gobierno español ha contado con la complicidad abyecta de los jueces y magistrados, que a golpe de mandamiento judicial fascista han reducido la resistencia de una población y la han colocado al límite de su paciencia.

El derecho a una vivienda digna ha sido patéticamente pisoteado por esta barbarie terrorista de los opulentos bancos y las privilegiadas élites económicas. Este ha sido un plan diseñado por los estamentos más dementes del sistema, legitimado por esa banda de jueces desalmados que dictan la justicia en España e impuesto, regando de sangre las calles y abriendo cabezas, por esas degeneradas alimañas que conforman el cuerpo de policía.

La pervertida clase política española alardea de su “recuperación económica”. Así denominan sus señorías -desde sus indignos escaños y sus aberrantes instituciones “democráticas”-, a estos cuatro terribles años de régimen fascista. Diputados y senadores, ministros y presidentes, jueces y banqueros… Toda esa inmunda escoria se vanagloria desde sus tronos de haber hundido el país en la más inmerecida pobreza, de haber arrebatado violentamente su hogar a cientos de miles de familias.

Hoy el trabajador, especialmente el joven obrero, lleva una argolla puesta al cuello para que nunca olvide quién es su omnipotente amo. Hoy la tercera edad sabe ya que también sufrirá la represión en sus carnes. Que cuando los españoles depositen su voto en las urnas, piensen en esta foto de un brutal antidisturbios retorciendo el brazo a una indefensa anciana. Ese es el gran orgullo del gobierno, la codiciada victoria de la que tanto alardean los políticos en sus campañas: a fecha de hoy, cautivo y desarmado el pueblo español, el Estado ha alcanzado sus últimos objetivos e implantado el terror como sistema de gobierno.