Obsolescencia programada Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Julio Anguita González   
Martes, 01 de Marzo de 2011 05:08

Julio AnguitaAl aire del debate y aprobación del Plan Energético Alternativo de IU en 1994, apareció en nuestras discusiones sobre el mismo el concepto de obsolescencia programada. Lo incorporamos a nuestras intervenciones públicas y desarrollamos las explicaciones pertinentes acerca de los contenidos y consecuencias para el aparato productivo que dicho concepto encerraba. El caso es que el concepto fue pronto olvidado y preterido en nombre de las urgencias políticas marcadas por la agenda mediática y el día a día.

 

El caso es que desde hace muy poco tiempo ha vuelto a aparecer y con él otra vez el cuestionamiento de nuestra civilización basada en el consumismo, el despilfarro energético, la agresión al medio ambiente y la concepción económica ligada exclusivamente a la producción sin límite y al crecimiento sostenido como condiciones sine qua non para la creación de empleo y la mejor calidad de vida.

¿Qué explican, desentrañan y denuncian quienes llaman la atención acerca de la obsolescencia programada? Nada menos que la supeditación del valor de uso al valor de cambio; el mantenimiento de la producción a costa de fabricar mercancías, herramientas, útiles que llevan desde el origen mismo de su fabricación la caducidad calculada, prevista y programada para que no se interrumpa- y acelere incluso- el proceso de elaboración, consumo y obsolescencia ( desgaste, rotura, envejecimiento, ineficiencia). Hay casos en los que el producto lleva incorporado un chips que desencadena la inutilización del mismo en un plazo calculado.

La ciencia ha demostrado hasta la saciedad que la producción de bienes robustos; es decir de bienes con durabilidad y eficacia muchísimo más duraderas en el tiempo, son posibles, y hasta unos límites temporales que escapan a nuestra experiencia cotidiana. La reflexión que todo esto conlleva conduce a una serie de retos y clarificaciones que están en la base de cualquier proyecto político que se tome en serio la construcción de la alternativa al sistema capitalista. El otro mundo es posible no puede obviar enfrentase a la contradicción que el sistema plantea entre obsolescencia programada creación de empleo. Y debe enfrentase desde dos líneas de acción:

 
1. El desmontaje del discurso tramposo de desarrollismo que en realidad es un modelo de crecimiento sostenido medido a través del PIB.

2. Asumir como propuesta alternativa toda una serie de conceptos, proyectos concretos, valores y pautas culturales que presenten en primera línea cuestiones como el reparto del trabajo, el ocio creador, el carácter global e integral del salario (directo, indirecto y diferido), nuevos medidores de la calidad de vida que no se basen como el PIB en la capacidad de producir y consumir cualesquiera que sean los objetos producidos, la economía basada en la demanda, etc.

El incremento de la población mundial y la aspiración justa de la mayoría de la misma a poseer y vivir en condiciones de dignidad e igualdad es incompatible con una civilización fundamentada en la alienación consumista que lleva en sí misma el germen de la destrucción: el del ecosistema y el de ella misma.

El conocido dilema de Socialismo o barbarie no es ya, hoy en día, una opción aleatoria sino el único camino posible y capaz de humanizar las relaciones sociales y personales de la especie. Este mensaje debe estar presente en la acción social y política cotidiana. Ha llegado la hora de ir construyendo la alternativa desde el día a día, desde abajo. Hay experiencias de cooperativas, bancas éticas, asociaciones de cultivadores y productores, organizaciones de consumidores, etc. Se trata de construir otro poder basado en la democracia y en la experiencia del sentido común. Nuestra tarea es ayudar a federalizar y aunar los esfuerzos de esos colectivos en aras de un bloque con vocación de decidir en el devenir de la sociedad.

 
 
Fuente: mundo-obrero@pce.es