Falso PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Benito Rabal   
Jueves, 02 de Octubre de 2014 00:00

Si robas un pan eres un ladrón; si robas un millón, un estafador; pero si robas miles de millones, te llamarán magnate y todos te admirarán y querrán estrecharte la mano."

La frasecita tiene sus perendénguenes, más aún si quien la dijo fue Juan March, jefe de una de las más reconocidas partidas de piratas, contrabandistas y salteadores de caminos y voluntades populares que han asolado a este país. Pero sin embargo, y por más que nos asuste su cruel veracidad, pasa por ser cierta o al menos lo es porque nos hemos acostumbrado a su falta de criterio ético.

 

Y no es para menos. Ya se encargan los medios de domesticación de masas de que así sea. Y no me refiero sólo a que se tache de ladrón a, pongamos por caso, un atracador de bancos, de estafador a un banquero pillado in fraganti y de magnánima la obra social de cualquier entidad bancaria con su consejo de administración incluido –e intocable-. Ni tampoco que el atracador acabe con sus huesos en la cárcel, el banquero dilatando juicios -y en su casa de rositas-, y los del consejo de administración, de viaje con el rey, pagados sus gastos, claro está, por todos nosotros. Me refiero a que la sentencia de marras vale para todo. Incluso para el asesinato o peor aún, para el genocidio.

Ahí está el gran crimen de Palestina, silenciado y consentido por la llamada Comunidad Internacional, al que se le sigue llamando conflicto, cuando los miles de muertos –niños y civiles sobre todo– palestinos son, al compararlos con las escasa centena de militares sionistas, el fiel reflejo de una labor calculada de exterminio. Y ya sé que los muertos son muertos, que duelen igual a sus seres queridos sin importar a dónde o a qué pertenezcan y que, como decía José Luis Coll, "matar está muy mal, ni con razón". Pero calificar de terrorista a quien mata a uno, justa respuesta armada cuando mueren decenas y conflicto cuando miles son asesinados, no sólo es falso sino que asumirlo como algo cierto nos convierte en cómplices de tal barbarie.

Y no es casual ese empeño en que lo falso se convierta en verdadero, o al menos que se acepte como tal, por más que se le acompañe de adjetivos. En Ucrania ha habido un golpe de estado promovido en su mayoría por grupos de ideología clara y nítidamente nazi. Parte de la población se ha rebelado contra éste y ahora resulta que los que han derrocado a un gobierno –bueno, malo, mejor o peor– democráticamente elegido, son los demócratas y los que lo son, rebeldes prorusos. Y todo, eso sí, en beneficio de las grandes compañías energéticas. O en Iraq, donde después de haber invadido el país en aras de la libertad y haber masacrado a cientos de miles de ciudadanos parece ser que, según nos cuentan, lo que hay son luchas tribales y religiosas y hay que volver a intervenir, cuando lo que importa es continuar con el tenaz saqueo de sus riquezas y no una necesidad de pacificar el territorio como se nos intenta convencer.

Lo falso se convierte en verdadero cuando interesa al expolio. Pero lo falso es falso.

Quién roba un pan es porque tiene hambre y quién roba más de lo que necesita, sobre todo en un mundo donde el hambre es la principal enfermedad, lo que es, es un canalla.

Y cuanto más robe, más canalla.

----------

Fuente:  Ni dios ni amo / Mundo Obrero