El Régimen del 78 en crisis terminal. Pero ¿de qué legalidad hablan? PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Amadeo Martínez Inglés / UCR   
Martes, 30 de Septiembre de 2014 05:18

    Sí, sí, amigos ¿de qué legalidad mancillada, conculcada, vilipendiada, atacada… habla esta gente? ¿De qué legalidad habla, por ejemplo, con una voz y una pose propios más bien de una “seño” de primaria, la “niña”, la juvenil vicepresidenta del Gobierno del caduco Rajoy cuando se dirige a los españoles, después de presidir (es un decir) el Consejo de ministros y a retranca de los hechos y palabras del president Mas, para decirnos muy bajito que este señor es muy malo, se está saltando la ley a la torera, está poniendo en serio peligro la unidad de España y si sigue así acabará siendo perseguido por ”el hombre del saco” y arrojado a las tinieblas?

 

          ¿De qué legalidad habla continuamente (su trata-traca repuntó espectacularmente el pasado verano cuando hacía manitas con la füher Merkel, alcanzó su apogeo hace solo unos días tras lamerles el culo político, con perdón, a los altos dirigentes chinos y en la mañana de hoy lunes 29 de Septiembre ha vuelto a las andadas, sin preguntas, por favor) el señor jefe de la anterior, el abortista sobrevenido (cuidado con los obispos, Mariano) y todavía presidente del Ejecutivo, señor Rajoy, que lleva meses y meses sin hilvanar una sola frase, por pequeña que sea, que no lleve inmerso en su seno el respeto escrupuloso a la Ley en general y a la suya en particular?

          ¿A qué legalidad se refiere también, al unísono y siguiendo directrices de lo alto, la “canalla mediática” española que, conociendo desde hace meses la que se nos venía encima, ha estallado este fin de semana pasado en una orgía de descalificaciones perversas, insultos groseros, improperios rebuscados y amenazas surtidas contra todo lo que huela a catalán, incluyendo, por supuesto, a la bestia negra que dirige en estos momentos la Generalitat, a todos y cada uno de sus consejeros, ayudantes, asesores y colaboradores y, también, a los cabezas de lista de todas las fuerzas políticas que secundan su “alocada aventura secesionista”; o sea, a la amplia cohorte de traidores que en estos momentos atentan contra la sagrada unidad de la sempiterna España?

          Y qué legalidad tienen in mente, por último, los numerosos ciudadanos, muchos de ellos de buena fe o autoengañados y otros muchos evidenciando un arraigado analfabetismo funcional que les corroe por dentro, que llaman a diario a determinados medios de comunicación (oficiales y de la derecha católica) echando espuma dialéctica por la boca y gritando a pleno pulmón en cuanto les dejan (que es casi siempre) aquello tan manido y propio de otra épocas que dice: ¡Que nos quieren romper España!?

          Pues sí, sí, amigos ¿de qué legalidad habla toda esta gente? Pues según todos los indicios parece ser ¡cosas veredes, Sancho! que en el colmo de la desvergüenza, el cinismo, la caradura de titanio, y el afán de tomar el pelo al personal, todos estos probos ciudadanos patrioteros de a pie que acabo de mencionar, el todavía presidente del Gobierno, señor Rajoy, su niña política la angelical “Vice” (¡menuda vicepresidenta en funciones de presidenta del Ejecutivo y ministra de Justicia, menos mal que no nos ha declarado la guerra estos últimos días el peligroso EA, Estado andorrano, nada que ver con el EI de los barbudos yihadistas que bastante tienen con aguantar a diario el bombardeo de todo dios!), y la panda de plumas de alquiler, periodistas de carnet y sin él pero con mucha cara, mensajeros del desastre y lameculos del poder de toda índole tanto en papel como en digital…se están refiriendo, cuando hablan de respetar las sacrosantas leyes de este Estado corrupto en el que vivimos y la modélica Constitución del 78 ¡toma ya! ¡a la superlegalidad a nivel nacional surgida en este país el 18 de julio de 1936 por cuenta de la entrepierna de un militarote africanista, desleal y genocida, que se alzó en armas contra la única y verdadera legalidad de entonces: la Segunda República española! Desencadenado con semejante acción criminal una pavorosa guerra civil y una silenciosa represión posterior que mató a medio millón de españoles, envió al exilio a otros quinientos mil, hirió a más de un millón (casi la mitad con secuelas irreversibles) y devastó y empobreció para décadas al país entero. Ordenamiento legal golpista propiciado por el singular cafre castrense (el tal Franco) a cuyas órdenes trabajó en su día como ministro ¡qué curioso! el insigne fundador del democrático Partido Popular de nuestros días y que, con el maquillaje pseudo democrático pertinente, ha durado hasta nuestros días debiendo ser respetado por todos los españoles y, no digamos, por los catalanes. Y el que no lo haga ¡hala! al TC (Tribunal Coyuntural), que ya se encargará de paralizar cualquier desvío inconveniente del mismo, castigando de paso a los traidores a la patria.

          Aunque pensándolo bien, quizá todos personajes y personajillos de la política y de la calle que acabo de citar, se refieran a la legalidad representada estos últimos años (hasta junio pasado) por el monarca Juan Carlos I de España (y II de La Moncloa) que fue nombrado a dedo por el dictador africanista “heredero a título de rey” (no le otorgó el de Papa porque no le salió de donde todos sabemos), un redomado sinvergüenza que nos hemos debido tragar los españoles casi cuarenta años y que ha hundido a este país en la pobreza y la corrupción más absolutas; y a la institución por él representada en el descrédito y la animadversión de la mayoría de sus ciudadanos.

          O tal vez la legalidad a cumplir por todos los catalanes (incluido el presiden Mas), a ojos de nuestros dirigentes políticos y sociales, sea más bien la que lleva tras de sí el nuevo monarca Felipe VI, el Breve, colocado a traición este verano en la cúpula del Estado por el detestable binomio Rajoy- Rubalcaba, un NI-NI VIP (que ni estudia ni trabaja, solo viaja y lee papelitos) y al que, parece ser, lo que le gustaría en realidad es ser un top model (masculino claro, que yo no sé como se las gasta con la Leti) al servicio de algún sastre militar de renombre ubicado en Zaragoza (los hay muchos y muy buenos) vista la cantidad de uniformes militares que se marca últimamente y el salero que pone al saludar reglamentariamente al personal.     

          Pues voy a terminar recordando un viejo refrán español muy conocido: “El que roba a un ladrón, tiene cien años de perdón”. Pues aquí y ahora, en este preocupante e histórico otoño que hemos empezado a vivir todos los españoles, yo me voy a permitir impartir sentencia con otro muy parecido: “El que desobedece las leyes ilegítimas e ilegales de un Régimen de naturaleza golpista, no solo tendrá el perdón asegurado sino la gratitud y el reconocimiento de millones de españoles que llevamos años luchando contra él” Ya se sabe, y pongo punto final: “Los enemigos de mis enemigos son mis amigos

 

Amadeo Martínez Inglés es coronel, escritor e historiador