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Opinión / Actualidad - Laboral
Escrito por Arturo del Villar / UCR   

Alberto Contador     "Hoy es un día realmente triste para mí", confesó Alberto Contador, durante la patética rueda de Prensa que organizó en un lujoso hotel de Palma de Mallorca el 28 de enero de 2011. La causa de su real tristeza la tiene la propuesta de sanción que le ha comunicado el Comité de Competición de la Federación Española de Ciclismo: un año de suspensión, debido a haber dado positivo por clembuterol en un control sobre dopaje que se le hizo el 21 de julio de 2010, durante la carrera del Tour de Francia. Periodistas de muchos países le interrogaron sobre sus intenciones, y aseguró que va a recurrir esa propuesta de sanción. Lo hará por deseo de justicia, ya que ha ganado suficiente dinero en sus días de gloria ciclista como para no preocuparse por su futuro económico personal.

 

   Lo realmente real es que este 28 de enero de 2011 es un día realmente triste para los trabajadores españoles que aún resisten en el reino de España, porque el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley sobre la reforma de las pensiones: se las va a hacer desear sin alcanzarlas. Poco antes se habían dado a conocer los datos de la Encuesta de Población Activa, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, referentes al último trimestre del año 2010. Así hemos podido entristecernos realmente al saber que el número de parados en el reino de España alcanza la cifra de 4.696.600, lo que equivale a una tasa del 20,33 por ciento. El número de hogares con todos sus miembros en paro es de 1.328.000. Los vasallos de su majestad católica ocupados al finalizar el año eran 18.408.200 (ahora ya será menos, naturalmente). No se indica si en las estadísticas están incluidos los miembros de la llamada familia real.

A estos felices trabajadores el Gobierno que se dice Socialista, que ya es decir, les endurece las condiciones de jubilación. A los jóvenes –y las jóvenas, versión de la sociatonta Carmen Romero-- que demandan empleo no se las endurece, es que se las imposibilita. Para ellos sí que es un día realmente triste el 28 de enero de 2011.

   En cambio, el Gobierno autoproclamado Socialista está realmente muy satisfecho. Su jefe, el compañero Rodríguez, condescendió a participar en las discusiones sobre ese proyecto de ley con los líderes de los dos sindicatos mayoritarios, la Unión General de Trabajadores y las Comisiones Obreras, y los domesticó de nuevo. No tiene más que enseñarles la bolsa, y ambos se genuflexan sumisamente.

La noche anterior hubo una manifestación en Madrid, de trabajadores, parados y pensionistas en contra de ese proyecto de ley, que fue violenta y realmente reprimida por las fuerzas antidisturbios del Gobierno supuestamente Socialista del reino. La víspera también se habían organizado manifestaciones en otras ciudades. Nada de eso les importa a los que usurpan el título de socialistas, ni a los sindicatos domesticados. Los vasallos no tienen derecho a opinar, sino el deber de obedecer. Es verdad que en Túnez han opinado, y los policías se unieron con el pueblo al que pertenecen. Africanos tenían que ser.

   El compañero Rodríguez ha incumplido realmente todas las promesas electorales hechas en las campañas de 2004 y 2008. Cuando ganó las elecciones el 14 de marzo de 2004 el reino contaba con 2.227.200 parados, según la Encuesta de Población Activa. En los seis años de su desgobierno esa cifra se ha más que duplicado. Todo lo que dice o hace el compañero Rodríguez se chafa. Lo único que le sale bien es la relación con la Conferencia Episcopal y su jefe del Vaticano.

   Hoy es un día realmente triste para los vasallos del reino, igual que los anteriores desde que el compañero Rodríguez se puso al frente de sus desgobiernos de socialistos y sociatontas, así como lo serán los que resten hasta que lo jubilen definitivamente. La tristeza de Contador está justificada, porque su exitosa carrera se ha truncado, pero es el vasallo del reino que menos motivos tiene para inquietarse por su futuro económico y su jubilación. "El único error que he cometido ha sido comerme una carne sin haberla analizado previamente para ver si tenía clembuterol", manifestó. Si repasamos la historia, que nunca se equivoca, comprobamos que no es así. Para sacar de dudas están las hemerotecas.

En su palmarés deportivo se acumulan las victorias: ganador de la Vuelta Ciclista a España en 2008, del Giro de Italia ese mismo año, y del Tour de Francia en 2007, 2009 y 2010, aunque si la propuesta de suspensión prospera será desposeído de ese último título, y se declarará al segundo en la meta vencedor del Tour 2010. ¿Cómo se explica que un deportista con ese destacado palmarés se encuentre en la situación lacrimosa que demostró en la rueda de Prensa?

   Tras su ahora cuestionada victoria en el Tour 2010 Contador fue invitado a visitar el palacio presidencial de Moncloa. El compañero Rodríguez, ya que no puede presumir de ningún éxito personal, intenta aprovechar los triunfos de los deportistas españoles. Al parecer, el reino de España se encuentra en un momento destacadísimo en materia deportiva, aunque las sospechas de dopaje señalan a varios atletas, y la Secretaría de Estado de Deportes depende directamente del jefe del Gobierno presentado como Socialista.

   El 26 de julio de 2010 Alberto Contador visitó al compañero Rodríguez, seguido por una multitud de informadores gráficos, literarios (si cabe la literatura en el deporte), radiofónicos y televisivos, convocados por el jefe de Prensa de Moncloa. Parecía un día de alegría para el ciclista, pero realmente resultó nefasto. El compañero Rodríguez se sintió inspirado por el Espíritu Olímpico, así que después de felicitar a Contador por haber ganado su tercer Tour, profetizó urbi et orbi este augurio oracular que marca un hito en las hemerotecas: "El año que viene, a por el cuarto, que estoy seguro de que lo vas a ganar." La gramática oficial de la lengua castellana prohíbe que una preposición lo sea de otra, pero al compañero Rodríguez no le preocupa la gramática, y a sus bibianas, menos todavía. Eso sucedió el 26 de julio de 2010.

   No había transcurrido ni siquiera un mes cuando el 24 de agosto la Unión Ciclista Internacional comunicó a Contador que le suspendía cautelarmente, por haber dado positivo en un análisis sobre dopaje, y encargaba el examen del caso a la Federación Española de Ciclismo. Concluido el examen, el Comité de Competición le ha anunciado el 26 de enero de 2011 que propone una sanción por un año de suspensión. Es muy suave, porque admite que no tuvo intención de drogarse, sino que obró con negligencia. Según el ciclista, la culpa la tuvo un solomillo de buey que se comió golosamente, y que estaba engordado con clembuterol. Es que los deportistas no se ocupan de la política. Por eso ignoraba lo que ocurre con las promesas y vaticinios rodriguescos, y no se procuró un antídoto para contrarrestar la profecía.