Entrevista a Julio Anguita en el Diario de Córdoba PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Entrevistas
Escrito por Irina Marzo   
Lunes, 04 de Junio de 2018 00:00

Julio Anguita, en La Magdalena, su barrio desde la infancia. - SÁNCHEZ MORENO «Bastará con que este país se quite la gangrena de la corrupción del PP»

 Julio Anguita está en forma. Dejó hace unos días la coordinación del Frente Cívico, del que propone su disolución, pero accede a responder a todas las preguntas que Diario CÓRDOBA le hace a cuenta de la moción de censura de Pedro Sánchez, la corrupción del PP o la confluencia de Unidos Podemos. Entonces, ¿se ha retirado de todo?, le pregunto. “¿Usted qué cree?”, responde retórico.  

-¿España está hoy mejor sin Rajoy?

-Un momento, un momento, antes de entrar en este acontecimiento súbito e imprevisto, quisiera situarlo en unas coordenadas. Primera, esto ha ocurrido en un país que carece de futuro, en la medida en que su juventud no tiene ni el más mínimo atisbo de que va a poder trabajar. Segundo, este es un país que no tiene más industria que el turismo, porque se ha ido privatizando el sector público y destrozando sectores punteros como la fabricación de acero o la flota pesquera. Nos hemos quedado como los camareros de Europa. Tercero, la UE es cada día más débil y alemana, y el mito del famoso comercio internacional se viene abajo cuando Trump empieza con el proteccionismo. Lo que demuestra que los partidarios del libre comercio lo son mientras son ellos los que exportan.

- Con esas coordenadas, la moción de censura se ha empequeñecido notablemente.

- Pensando anoche en esto encontré un cierto parangón en la noche del 11 de febrero de 1873, cuando abdica Amadeo de Saboya y se proclama la República y nadie lo esperaba. Hace 7 días esto era impensable. Y ahora dicho esto, cuál era su pregunta.

- Le preguntaba que si España está mejor hoy sin Rajoy.

- Hay una especie de suspiro de alivio generalizado ante la exhibición de la corrupción hecha sistema de gobierno, ante el cinismo sin parangón de los dirigentes del PP negando la mayor y declarando de manera fullera ante la sentencia de la Gürtel, y ante el ejercicio del poder tan prepotente. Pero este suspiro de alivio es muy breve porque ahora lo que viene es muy difícil. La oposición de PP y C’s, que son de la misma carne y sangre, es numerosa; los que han ganado la moción de censura son muchos, con intereses opuestos y temas enconados como el de Cataluña. Y además con la advertencia de las organizaciones empresariales de que se les vaya a ocurrir cambiar la reforma laboral. Es decir, será un gobierno presionado por los poderes económicos y por su propia debilidad. Con esto hay que bailar. ¿Y qué se debe hacer? En un alarde de sentido común: crear unas condiciones de alto el fuego para preparar unas elecciones lo más dignas posibles.

-¿Puede gobernar la izquierda con un presupuesto de derechas?

-Los presupuestos se pueden ir cambiando por partidas. Tampoco son tan importantes, bastará con que la vida pública se sanee para que este país se quite la gangrena y la podredumbre de la corrupción del PP hecha sistema. Tenemos la cuestión del Estado con unas relaciones con Cataluña infumables y una situación de paro con una economía que crece pero solo en beneficios empresariales. Pedro Sánchez tiene además de la pluralidad de quienes han apoyado la moción, el problema de los grupos, algunos armados, que tiene dentro de su partido. El PSOE se ha visto sorprendido también. Dudo de que el propio Pedro Sánchez al convocar la moción pensara que iba a ganar. Por eso he hablado de la república antes, porque también apareció por sorpresa. 

-¿Cree que Unidos Podemos ha hecho bien en ofrecerse al PSOE para formar gobierno?

-Yo no insistiría. Que lo decida el presidente y que después se saquen las consecuencias.

-¿Elecciones ya o cuando se normalice el país?

-Abordar los graves problemas que hay con tan variopinta fauna va a ser difícil. Por lo menos, por honestidad, ética y decencia, habría que preparar unas elecciones dignas en un marco de serenidad.

-¿Cómo cree que va a ser el gobierno que forme Sánchez?

-No lo sé. Pienso en qué haría yo: buscar a la gente de confianza, reunirme con ellos y marcar unas pautas de saneamiento. Establecer relaciones con el resto de fuerzas y si se puede acercar uno al problema catalán o al vasco, o al problema económico, si se pudiera... Pero creo que eso es pedir peras al olmo.

-¿Qué leyes habría que derogar?

-Derogar las leyes, la ley mordaza o la reforma laboral que nunca debieron haber nacido, le puede generar problemas dentro de su partido.

-Se insiste en que la inestabilidad que pueda derivarse de un gobierno con tantas siglas justificaba el no a la moción de censura.

-Eso es una granujería dialéctica propia de estafadores y fulleros. La moción de censura está contemplada en la Constitución por tanto es legal, y en cuanto a la estabilidad, ¿qué estabilidad tenemos? ¿Política, con el conflicto de Cataluña? ¿Económica, con la pobreza creciendo? Con unos gastos militares en armamento que el Alto Mando dice que no sirven para nada; con el saqueo del dinero público hecho por una estructura mafiosa. ¿Eso es estabilidad?

-¿Por qué ahora justifica el apoyo a una moción y no en el 2016?

-Ahora hay una situación de excepcionalidad ética y política por un partido condenado. 

-El PP dice que no.

-No he visto gente con cinismo más extremo. Que nieguen una sentencia, que no es una opinión de jueces, que dice que se han beneficiado de dinero robado... y no se les ha condenado penalmente porque cuando ocurrieron los hechos no eran sujeto de delito. Se ha demostrado que tienen una caja b y que han robado dinero de los españoles. Pero aún es más grave negarlo atacando a los demás. Los dirigentes del PP se han convertido en fulleros. El problema es que estamos hablando de un estatus social, aunque hay personas del PP que vienen de clases populares pero se incorporan al estatus, que ha gobernado España impunemente durante siglos. No han tenido sensación de pecado social.

- Cómo sale C’s de esta tesitura. 

-C’s es un partido cuya vocación es ponerse de perfil; es pura fraseología, pura vacuidad. Dicen España, España queriéndolo decir todo sin decir absolutamente nada. C’s tiene un discurso muy cómodo para las mentes que no quieren pensar mucho. España es el talismán, una jaculatoria, totalmente inútil. 

-¿El PP debe ir hacia la refundación o a un entierro?

-Que se lo averigüen. Es su problema. El PP es víctima de su soberbia, su incapacidad de afrontar la crítica y de saber que estaba ante un precipicio y se ha caído.

-¿Le pasa al PP lo mismo que le ocurrió al PSOE de los 90?

-Algo parecido.

-¿Qué tendría que hacer Rajoy?

-Yo qué sé. Tampoco le voy a dar consejos al PP que podrían ser buenos. El problema que tiene es que ahora no gobierna y tiene ante sí una serie de juicios. Y no gobierna porque, no nos engañemos, eso de la independencia de los tres poderes del Estado sí, pero menos. España tiene en estos momentos un problema tremendo. La responsabilidad de Sánchez, Pablo Iglesias, Quim Torra y del PNV es tremenda. Si son incapaces de crear una atmósfera política de serenidad mínima para preparar unas elecciones todo lo que representa el PP, crecido y aumentado, vendrá en olor de multitudes. En una atmósfera prefascista. 

-¿Le da miedo ese escenario?

-A mis años no me da miedo, me da pena por mi país.

-¿Se le ocurre alguna fórmula para erradicar la corrupción?

-Es una cuestión de tipo ético que tiene que calar en la ciudadanía, que tiene su parte alícuota en la corrupción. El funcionamiento de los tribunales y el control político sin ambages para que los partidos políticos sepan que el fin no justifica los medios. Es el momento de regenerar, caiga quien caiga. Pero para eso hace falta mucho valor.

-¿Y por dónde se empieza?

-Una de las tareas del nuevo Gobierno es coger el bisturí, y que la sociedad española sepa qué es lo que hay. El Gobierno y las fuerzas políticas allá por las Cataluñas que lo apoyan, que tienen también su 3%.

 -¿Quién va a ganar las próximas elecciones?

-Ni idea. En una situación como esta me gustaría ver a Nostradamus. Este es un país sorprendente, que un día destierra a una reina y a los seis años viene su hijo como rey de España, un país en el que se declara la republica en una sesión ilegal de ambas cámaras... España es un país donde no ha anidado profundamente el sentido de la ley y la democracia. Lo retrata el dicho de que la ley se acata pero no se cumple.

-¿Por qué ha dejado el Frente Cívico?

-Estoy en los sitios cuando vale la pena, pero el Frente Cívico que surgió con mucha fuerza, exige de la gente un tipo de trabajo muy reñido con el electoralismo, con las euforias de las campañas y ligado a los problemas. Y no estamos en época de eso. No soy amante de mantener ficciones, por eso he dimitido y soy partidario de que desaparezca. Es una pena, porque de Frente Cívico surgieron muchas cosas como la famosa manifestación en Madrid del millón y pico, que la organizamos nosotros. Pero en seguida hay una tendencia a formar partidos políticos, a organizarse para ir a las elecciones, que es una estupidez. 

-¿Por qué es una estupidez?

-Porque es más cómodo formar un partido, ir a las elecciones, pegar carteles, rajar de los dirigentes, una camarilla contra otra.... Lo difícil es pensar qué necesita el país y decirle a los españoles que cambiarlo no sólo es cosa de un gobierno sino de todos. 

-¿No cree que ese argumento invalida el papel de los partidos?

-Ha habido una deriva de los partidos que antes surgían como concepciones del mundo, pero con el paso del tiempo se han transformado en máquinas electorales sin más horizonte que las próximas elecciones. Aprendí en el Ayuntamiento a programar la Córdoba de decenios, a iniciar obras que las va a inaugurar otro alcalde. Ahora prima lo urgente, el salir, el postureo, las declaraciones... Y los medios de comunicación entran en ese rol porque vende. Soy muy refractario a eso. Porque repito lo importante es qué va a ser de nuestros hijos y nietos. Algunos ayuntamientos están creando la figura del defensor de las futuras generaciones y es necesario. 

-Propone la disolución del Frente Cívico por «las  dificultades encontradas para hacer confluir a las distintas luchas organizadas en el país» ¿Qué dificultades han sido esas?

-No hemos aprendido que tú problema solo tiene solución en un marco mayor, te guste o no te guste. ¿No vemos en Córdoba convocatorias cada vez con más banderas y siglas que personas? En el fondo lo que hay es miedo a afrontar la grandeza de un programa que incluya a mucha gente.

-Los problemas que describe son siempre los mismos: cortoplacismo, egoísmo...

Hay miedo a enfrentarse a que nuestras verdades sean fulminadas. Los que tenemos la experiencia de la clandestinidad sabíamos que había que sacrificarse. Y ahora al ciudadano hay que decirle y ¿tú qué vas a hacer? ¿Ver la Champions League mientras yo lucho? Ni mucho menos. Esto es lo que llamo el discurso profético, sobre el que estoy elaborando un libro. Las masas necesitan el lenguaje claro. 

-¿Unidos Podemos ha funcionado o solo ha sido una marca electoral?

-Unidos Podemos surgió como un acuerdo en la cúpula, que al día siguiente tuvo que haber bajado en forma de trabajo conjunto de ambas militancias. Pero IU y Podemos han ido por libre en cada territorio y ahora que falta menos para las elecciones se vuelve a hablar otra vez de eso. Si Unidos Podemos es solo un pacto para unas listas y los militantes no tienen proyectos comunes, que vayan a las luchas unidos no tendrá sentido en absoluto. 

-A lo mejor es que esa unidad no es posible.

-¿Tú sabes cuántos kilómetros hicimos el compañero Antonio Cerrato y yo para que la Convocatoria por Andalucía cuajase? Cerca de 3 millones de kilómetros. 

-Entonces, ¿ha faltado carretera?

-Claro, hay que reunirse con los comités y tener cuadros medios porque los sargentos son muy importantes en política. No se ha hecho o porque se carece de infraestructura o porque la política espectáculo de Madrid subyuga. Te lo dice uno que ha estado en Madrid, pero claro, yo no iba a comer con nadie, ni salía. Te tienes que apartar de ese mundo y reflexionar.

-¿Cree que han sucumbido al circo mediático?

-Sí. Es muy difícil escaparse de él.

-También el mundo, la política, los medios, han cambiado, y a lo mejor es imposible escaparse.

-Sí se puede. Yo solo he ido a comidas cuando me lo han requerido el jefe del Estado o el del Gobierno, de ministros para abajo, nadie. Como dirigente hay que tener tiempo para leer y pensar, que es tu obligación. ¿Pero cómo se puede pensar en medio de tanta urgencia periodística? No estoy acusando de esto a nada, digo lo que yo viví. Por eso empecé la entrevista como la empecé. Ya mismo tendremos que si la mujer de Pedro Sánchez ha cambiado una coqueta en la Moncloa... y a mí qué me importa. 

-Hablando de la nueva casa de Pedro Sánchez, ¿qué le ha parecido el tema del chalét de Pablo Iglesias?

-Hombre, creo que fue un error por una razón: porque cuando se tiene esa responsabilidad, uno tiene todo el derecho del mundo a tener una casa, pero a veces los máximos dirigentes de determinados discursos no tienen ese derecho. Sobre todo porque no se dieron cuenta de lo que iban a decirle la jauría de perros sarnosos sacando miserías. Ahora a partir de ahí, yo he estado con él, hablé por teléfono porque lo estaba pasando mal y ya pasó. También es cierto que la militancia le ha dado un buen respaldo. 

-¿Sale tocado Podemos?

-No, y creo que tampoco Pablo. Esto ha pasado ya.

-¿Le tiene cariño a Pablo Iglesias?

-Es que vamos a ver. Yo soy de IU, del PCE, Equo o Podemos. Todos los míos son todos los que estén contra el sistema. Mi carnet son los demás. Todos los que estén en contra de esta miseria. Son los míos y no solo como posesión, sino como pertenencia. Pablo para mí es mi dirigente como lo puede ser Alberto Garzón o López de Uralde. Los que no son míos lo he tenido siempre muy claro. 

-Entonces, ¿habría que volver a internar la confluencia o aparcar la idea?

-Sí, pero de otra manera, hasta que los militantes de todos estos partidos no debatan en torno a problemas concretos esto, ni el municipio más pequeño hay solución.

-De hecho los problemas de la confluencia han venido sobre todo en lo local.

-En las primeras listas electorales y, perdón por la expresión, había hostias por no ir. Yo no quería ir, quería que fuera Rafael Sarazá. Pero eso ha dado una vuelta, y no se piensa ya en el proyecto sino en el papel que tú juegas y en función de las elecciones. Pero los problemas no los resuelven las elecciones sino el trabajo político e ideológico.

-¿Otro problema que algunos han hecho de esto su profesión?

-Pues sí, la libertad que da un puesto de trabajo al que volver es una libertad extraordinaria. Pero, ojo, estoy en contra de imputarle esto a la gente, se lo imputo al sistema que permite que haya este paro. 

-¿Maíllo y Rodríguez han hecho bien en firmar un acuerdo de confluencia de Andalucia?

-Me parecen bien los acuerdos, el problema es que lleguen hasta la última aldea de Andalucía y se concreten en trabajo conjunto de ambas militancias. Es una buena idea, pero tiene que tener operatividad. La unión de la militancia multiplica. Tuvo que hacerse hace tres años.

-¿Cree que serviría para ganar al PSOE en Andalucía?

-Aunque el PSOE de Andalucía es mucho PSOE, en el año 86 IU sacó tantos diputados autonómicos como ellos en Córdoba. Nunca he tenido miedo, solo miedo a mi miedo, a nuestra aceptación sumisa de que el otro siempre va a ser el mayor. ¿Cuál es tu horizonte? Las estrellas. No acepto a priori que nadie me ponga un límite.

-¿Cómo ve Córdoba?

-Muy apática. Hubo un momento de eclosión en torno a los primeros ayuntamientos democráticos, pero después llegó la Córdoba que siempre se está repitiendo a base de tópicos y lugares comunes. Ese cordobesismo que tanto criticaba mi maestro y profesor Ricardo Molina, que hablaba del cordobita, un ejemplar de alta peligrosidad social. Un cordobita en silencio cuando desaparecen las cajas de la ciudad, porque está jugando en la peña, hablando de Julio Romero, del que conocen muy poco, o de Séneca, del que conoce aún menos. Córdoba está en una especie de autismo centrado en naderías. Una ciudad con tanto patrimonio e historia, que ha demostrado su capacidad de hacer cosas... 

-¿Qué nos falta?

-Quizá un momento como el que hubo que haga a la gente vibrar de nuevo y mantenerlo. Claro, es más cómodo los actos multitudinarios de peroles y confundir la democracia con la campechanía.

-¿Sigue la política municipal?

-Sinceramente no. No es que desprecie el tema es que tengo más interés en otras cosas. Me dedico a escribir, digo lo que pienso, estudio, doy conferencías...

-Entonces, ¿no está al tanto de los líos que tenemos para las próximas municipales?

-No, pero me imagino que serán los normales. Para mi unas elecciones se preparan cuando se acaban las otras, pero ocurre que cuando faltan algunos meses, con la angustia del tiempo y a calzón quitado todo el mundo quiere hacer programas en cinco minutos.

-¿Hizo bien Ganemos en quedarse fuera del gobierno pero apoyar la investidura en Córdoba?

-¿Había un programa? 

-51 puntos de investidura.

-Bueno, un programa es mucho más, un desarrollo de las medidas, un cronograma, saber cuánto se va a gastar en cada cosas.

-Según eso hicieron bien en no entrar.

-Pues francamente no lo sé. Para mí todo lo que no tenga un programa no merece la pena, salvo circunstancias sobrevenidas como la que está ocurriendo ahora en España. Se puede gobernar desde la oposición. Cuando creas situaciones mentales, sociales, políticas para que el que está gobernando no tenga más remedio que hacerlo. Eso es más importante que estar en primera línea, pero nos pierde estar ante el espejo. Los instrumentos no me importan, me importa el fin, porque esta sociedad donde vivo a mí no me gusta, me siento exiliado.

-¿Cómo es la sociedad en la que le gustaría vivir?

-Soy modesto en mis aspiraciones económicas y sociales. Donde no hubiese nadie en paro, todo el mundo tuviese una casa y la cultura fuera algo que se viviese con deleite. Supresión de la inmundicia cultural de las televisiones, vivir con decoro, respetando el planeta y poner al máximo nuestra capacidad de pensar. El futuro de la humanidad está aquí (y se señala la cabeza). Pero que en el siglo XXI tengamos que luchar por un puesto de trabajo, y comer todos los días, no lo entiendo. 

-¿En qué países se mira?

-Admiro a Cuba porque le ha dado lecciones a España de cómo funciona una sanidad. Y de dignidad, solidaridad y cooperación, aunque tenga sus errores. ¿Cuántos maestros cubanos hay en Sevilla en barrios obreros? ¿Cuántos médicos ha mandado Cuba? Venezuela. No me da la gana de asustarme por decirlo, porque hay referéndums revocatorios a los que las democracias occidentales, entre ellas España, no le llegan a la altura de los zapatos. ¿Son Cuba y Venezuela perfectas? En absoluto.


-¿A quién admira Julio Anguita?

-A cualquier currito de la calle, que sea consecuente. Hay muchos héroes anónimos que luchan por sacar adelante a sus familias. Y entre los grandes figuras Gramsci, escribiendo en la cárcel sin saber si van a servir sus escritos para algo; o grandes personas que se han dedicado a la gente como Gandhi o Mandela.


-Han disuelto el Frente Cívico pero no se has retirado, ¿no?

-¿Usted qué cree? La muestra de que no me he retirado es que estoy hablando, escribo todas las semanas un artículo desde hace 11 años. Estoy preparando un libro sobre lo que llamo el discurso profético…


-¿Se sigue cuidando?

-Sí, me levanto muy temprano, voy al gimnasio, leo, estudio y vivo. A pesar de mis años tengo muchas ganas de vivir, que no es estar con las piernas por alto, sino dar un paseo de noche oliendo el azahar o tomar una copa con los amigos. Cosas muy sencillas.

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Fuente: Diario de Córdoba