Luis De Guindos y el Eurogrupo. ¿Quién gobierna Europa? Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Miguel Urbán   
Miércoles, 21 de Febrero de 2018 06:44

Después de diversos intentos fallidos de Mariano Rajoy para colocar a su amigo y ministro de economía en un cómodo retiro y, a pesar del dictamen desfavorable por parte de la Comisión de Economía del Parlamento Europeo, finalmente Luis De Guindos será el nuevo vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Por incomparecencia de su único contrincante, el Irlandés Philip Lane, que se retiró a lo largo de la mañana de ayer. Con este nombramiento De Guindos pasará a cobrar algo más de cinco veces su sueldo actual de ministro y será el encargado de “supervisar las políticas destinadas a impedir una acumulación excesiva de riesgos, mejorar la capacidad de resistencia del sector financiero, limitar los efectos de contagio y promover una visión general del sistema en materia de regulación financiera…” Qué fina ironía que el exdirectivo de Lehman Brothers Europa, uno de los principales causantes de la crisis global de las finanzas en 2008, sea diez años después el responsable europeo de “impedir una acumulación excesiva de riesgos” en la banca. Grotesca representación de la fábula del zorro al cuidado de las gallinas y enésimo caso de puertas giratorias entre lo público y lo privado.

Pero ojo, porque la vicepresidencia del BCE es solo una ‘pequeña’ pieza de una estrategia mucho más compleja e importante. Este sillón bordado con letras doradas forma parte de un entramado de intereses que van más allá de las instituciones europeas. Con esta designación Merkel ha despejado el camino para conseguir que el candidato alemán, Jens Weidmann -actual presidente del Bundesbank y conocido como ‘el halcón neoliberal’- pueda ser elegido presidente del BCE. Una pieza clave en el pacto de gobernabilidad de la Gran Coalición en Alemania, pues el SPD no podría quedarse con el Ministerio de Economía hasta que los conservadores se aseguraran el control sobre Fráncfort. En definitiva, el enésimo ejemplo de intercambio de cromos a puerta cerrada sin ningún control democrático.

Pero aún hay más, ya que la elección de Guindos se realizó en el marco de la reunión mensual del Eurogrupo un mes antes de que se pronunciara el Consejo Europeo, que es el órgano que formalmente tiene la potestad en la elección de los cargos de dirección del BCE. El Eurogrupo es un supuesto ‘órgano informal’ que no tiene atribuciones reconocidas por ningún tratado europeo para elegir o decidir cargo alguno en la UE, conceder ayudas financieras a países en riesgo o aplicar sanciones por incumplir los objetivos del pacto de estabilidad y crecimiento[1]. En teoría sus únicas atribuciones son las de un foro de debate y coordinación de las políticas económicas de la zona Euro, pero en la práctica vemos cómo se ha convertido en el verdadero gobierno en la sombra de Europa.

La primera reunión informal de los ministros de Economía o Hacienda de los países de la zona del euro se celebró el 4 de junio de 1998 en el Palacio de Senningen, en Luxemburgo. Toda una declaración de intenciones ya que Luxemburgo no solo es uno de los principales paraísos fiscales de la zona euro sino que además es la capital de los bancos europeos. A las reuniones mensuales del Eurogrupo, además de los ministros de Economía de los países del euro, se han ido incorporando el presidente del Banco Central Europeo y el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, convirtiéndose de facto en el órgano rector de la política económica europea, como se demostró en la propia gestión de la crisis de la deuda griega a partir del 2010.  Si el Eurogrupo fue concebido en algún momento como un ‘órgano informal’, las reuniones mensuales, su protagonismo en el sometimiento de los países del sur a una deliberada doctrina del shock, o su papel en la crisis griega entre otros ejemplos han hecho que este papel pasara definitivamente a la historia. El Eurogrupo no sólo esta eliminando cualquier posible contrapeso económico y político, sino que ejerce de gobierno en la sombra, ganando a pasos agigantados poder y ejerciendo de dirección política. Porque no nos engañemos, la firma del tercer memorándum fue, entre otras cosas, un aviso para todos aquellos que osaran cuestionar la ortodoxia austeritaria.

El poder del Eurogrupo en la UE es uno de los ejemplos más palpables de los déficits democráticos de la actual construcción europea. Luis de Guindos va a ser vicepresidente del BCE al margen de los dictámenes del Parlamento Europeo, no vinculantes pero deliberadamente ninguneados, y sin respetar ni tan siquiera los meros formalismos democráticos cosméticos, como permitir que en la reunión del ECOFIN se atendieran las audiencias de todos los candidatos y posteriormente proclamar al ganador. Y la cuestión es que ni siquiera De Guindos es el problema, solo un preocupante síntoma y error de las fallas democráticas que atraviesan a esta Europa.

El proyecto europeo existente, cuando abandona los brillantes paneles de los pasillos de las instituciones y las sentidas declaraciones en los hemiciclos, adopta la forma de una distopía creciente. Cuando la democracia brilla por ausencia y la austeridad se convierte en la única opción político-económica de unas instituciones alejadas de los intereses de la ciudadanía, construir una Europa diferente emerge como la única solución a la deriva que vivimos. Por eso un cambio de rumbo no solo es posible o deseable, sino que resulta urgente y necesario, un cambio de rumbo que pasa por construir un proyecto europeo que recupere las raíces democráticas del antifascismo partisano, de la solidaridad, la paz y la justicia social. Un proyecto europeo del que no se excluya y expulse a nadie, un proyecto del que nadie quiera irse. Esta es la tarea que hoy más que nunca se torna imprescindible.

 

[1] http://www.consilium.europa.eu/es/council-eu/eurogroup/

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Fuente: Público