Conmovedora ceremonia la celebrada en la nueva sede del Ayuntamiento de Madrid, con motivo de la entrega de las medallas de oro municipales a los expresidentes del Gobierno Felipe González y José María Aznar. Ambos dejaron la política para dedicarse a los negocios, parece ser que con éxito, aunque siguen apoyando en mítines y conferencias a los partidos por los que gobernaron, el que dice ser Socialista y hasta Obrero y el que se autoproclama Popular: dos falsedades. 

   Lo más conmovedor del acto, en mi opinión absolutamente imparcial, puesto que no voto a ninguno de esos dos partidos, fue el discurso del compañero González. El refundador del partido que hasta entonces fue Socialista y Obrero, según la línea marcada por Pablo Iglesias, hizo una loa de su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, alabando "la generosidad que demostró durante la transición, al ceder un poder absoluto para convertirlo en un poder parlamentario, ejemplo que sirvió para que España construyese un proyecto común". Fue muy aplaudido.

   Es lógico que el compañero González esté agradecido al rey. Uno de los principales motivos para ello es que aceptó de buen grado que organizase un esperpéntico referéndum para colocar a España en el centro decisorio de la Organización Terrorista del Atlántico Norte, pese a su reiterada promesa de salir de ella si ganaba las elecciones. Su famosa frase "OTAN no, bases fuera", muchos vasallos continuamos gritándola todavía hoy, por si se avergüenzan los sociatas.

   El rey, jefe supremo constitucional de las Fuerzas Armadas, estuvo de acuerdo en esa operación tan absurda como costosa. Además, cuando encomendó a Aznar la formación del Gobierno tras su victoria electoral en 1996, le aconsejó que nombrara ministro de Defensa a Eduardo Serra, algo insólito porque había sido secretario de Estado de Defensa entre 1984 y 87, en el Gobierno presuntamente socialista del compañero González. De esa manera no se desclasificaron los llamados papeles secretos del Cesid, que podrían revelar compromisos muy reales de significados personajes en la corte de su majestad el rey católico.

   Esto lo cuenta al detalle Jesús Cacho en su libro El negocio de la libertad (1999). También explica que el compañero González aprobó que una sustanciosa cantidad de los fondos reservados disponibles en Presidencia del Gobierno, se entregara mensualmente a una moza muy espectacular, debido a que intervenía en muchos espectáculos, incluida la Televisión Española estatal, con objeto de animarla a mantener ocultos en la caja fuerte de su chalé unos vídeos, grabaciones y documentos muy reales, pero muy intangibles. Más secretos cortesanos.

   Así que cuando se descubrieron los escándalos de los gobiernos del compañero González, el financiero de Filesa y el criminal de los GAL, el rey no se enteró de nada, y por lo tanto no opinó, sin duda para permitir que España construyera ese proyecto común que algún día se hará realidad. Con personajes sin medallas, claro.

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Arturo del Villar es Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio

ARTURO DEL VILLAR

PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO