La República, la mujer y el manual de la buena esposa Imprimir
Nuestra Memoria - La Segunda República
Escrito por Paco Arenas / UCR   
Lunes, 11 de Marzo de 2013 06:44
Con la república la mujer comenzó a ver cumplidas algunas de sus aspiraciones que como ser humano tenía derecho y que sistemáticamente le habían sido denegadas, la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal. En ello tuvo especial importancia el tesón de Clara Campoamor, un legado que nunca sabremos llegar a valorar en su justo valor para lo que supuso la emancipación femenina, supongo que por la ausencia de un republicanismo fuerte y porque pasada la dictadura sus planteamientos fueron parte de nosotros por asimilación natural de los tiempos.
 

No fue solo Clara Campoamor la única mujer que lucho porque la mujer ocupase el puesto que se merecía como persona, hubo otras muchas que con su lucha personal se abrieron camino y demostraron que no hay hombres ni mujeres a la hora de desempeñar cualquier trabajo o cargo, sino personas, más o menos capacitadas pero no por razón de sexo, extracción social, raza o procedencia.

Mujeres como Victoria Kent, Federica Montseny, Margarita Nelken, Lucía Sánchez Saornil , María Zambrano, Rosario Sánchez Mora , Juana Doña o la mítica Dolores Ibarruri, La Pasionaria, sin olvidar a las miles de maestras de la República que sembraron de conocimientos y nueva mentalidad nuestros pueblos y ciudades. entre todas hizo que la República tuviese nombre de mujer, que fuesen las mujeres quienes terminaron defendiéndola con uñas y dientes, el ejemplo de las milicianas quedara para siempre en nuestra memoria.

Con la derrota de la República, la mujer española regreso al confinamiento del hogar, la represión de la dictadura contra esas mujeres fue brutal, especialmente contra aquellas que como las maestras habían intentado cambiar las mentalidades trogloditas desde las aulas. La dictadura es consciente de la fuerza de la mujer, por lo cual contrapone otra mujer, “una mujer perfecta” de acuerdo a los canones clericales y machistas del fascismo patrio, incluso se atreve a editar un manual de la esposa perfecta, el cual no tiene desperdicio, machismo rancio, mezclado con fascismo militante, entraría ganas de reír de no ser porque las autoridades franquistas lo impusieron como norma, dejando los rescoldos de dicha mentalidad en buena parte de la sociedad española.

Las imágenes hablan por sí solas y no tienen desperdicio. Son “reglas para mantener a tu marido feliz” aconsejan a la mujer. “Ser la esposa que el hombre siempre soñó.” Pone a la mujer “en su lugar” , pendiente solo del cuidado de su marido e hijos, pero sobre todo de su querido esposo, da unos consejos patéticos de comportamiento, aconsejándole que sea dulce e interesante con él, insinuándole que se comporte como una sumisa concubina de un harén, eso sí disfrutando de su marido, haciéndolo sentir en el paraíso, porque cuidar de su comodidad brindara una enorme satisfacción personal a la mujer.

En ese manual los hijos son obligación de la mujer y debe mantenerlos relucientes y bien peinados, pero serán del marido, los tesoros del marido. Por supuesto debe aprovechar la ausencia del marido para poner la lavadora o pasar la aspiradora, no vaya a ser que moleste con su ruido a su amo y señor, y por supuesto amordazar a los niños y tenerlos atados para que no causen molestias al amo, pobrecito, el ruido que habrá tenido que soportar.

Lo que la mujer pueda pensar o sentir, no es importante, la mujer puede que tengas una docena de cosas que decirle, pero a su llegada no es el mejor momento para hablarle, debe dejar hablar antes a él, recordar que sus temas son más importantes que los suyos y sobre todo que la mujer, es un “ser inferior”.
La mujer debe ponerse en los zapatos del hombre. No debe quejarse si llega tarde o borracho, si va a divertirse sin ella o con otras, o si no llega en toda la noche porque se ha ido con los amigos, con otra o de putas. Debe tratar de comprender su mundo y compromisos. El hombre en casa tiene la necesidad de estar relajado. Eso sí, sí a la mujer se le ocurre comportarse de igual modo, puede aplicársele multitud de leyes, abandono del hogar, adulterio, vagos y maleantes, amancebamiento, y es que el hombre es un “ser superior”, durante la dictadura.


Los problemas de la mujer son insignificantes, cualquier problema del hombre por pequeño que sea es más importante que el mayor de una mujer, que al fin y al cabo es eso, una mujer.
Por último da un consejo como un extra: “Hazlo sentir a tus anchas. Deja que se acomode en un sillón o se recueste en la habitación, ten una bebida caliente lista para él. Arregla su almohada y ofrécete a quitarle sus zapatos, habla con voz suave y placentera.

Realmente, bochornoso para todo aquel que se considere persona y humillante para la mujer. No parece que esté hablando de esa compañera de lucha diaria, con la que se comparte amor, deseos, inquietudes… Más bien parece que se trata de una esclava la cual debe ser una sumisa concubina deseosa de cumplir los caprichos o antojos de su amo.

Leyendo este manual se comprende el motivo por el cual consideran inocentes a la hija del rey o a Ana Mato, las consideran inocentes quienes tienen esa mentalidad franquista y retrograda, que considera a las mujeres seres inferiores, tontas por naturaleza y apelan a la idiotez de los españoles y a ese espíritu fascista inyectado en el psiquis colectivo durante casi cuarenta años para que nos lo creamos.

Si queremos la República todos debemos saber que la República y la Libertad tienen nombre de mujer, luchemos junto a ellas por sus derechos y todos seremos más libres.
Las imágenes hablan por sí solas y no tienen desperdicio:


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