Todo demócrata es antifascista o no es demócrata Imprimir
Nuestra Memoria - La ley de la memoria
Escrito por Ramón Lobo   
Jueves, 16 de Enero de 2020 06:25

Distintivos nazis para los prisioneros de los campos de concentración y exterminio.Luuchó activamente en favor de la libertad y en contra del nazismo. Se les considera héroes. Muchos de ellos acabaron en campos de concentración y de exterminio. El triángulo rojo invertido que tanto ha escandalizado a sectores mediáticos de la derecha española, que suman la ignorancia supina a la estupidez manifiesta, fue creado por el régimen nazi para señalar a los presos políticos en Dachau y Buchenwald, sobre todo. Lo portaron miles de comunistas, socialdemócratas, sindicalistas, demócratas, liberales, masones y disidentes del nazismo. En el campo de Sachsenhausen, levantado por los nazis y reutilizado después por los soviéticos, murieron más 30.000 prisioneros. En homenaje a su lucha y memoria tiene desde 1961 una torre con triángulos rojos invertidos

.

Jorge Semprún, comunista, disidente, exiliado y ministro de Cultura con Felipe González entre 1988 y 1991, lo llevó en Buchenwald, donde estuvo preso cerca de dos años. Los más de siete mil republicanos que pasaron por Mauthausen llevaron un triángulo azul en lugar del rojo porque, debido a las gestiones del régimen franquista, Berlín los consideró apátridas. Ningún gobierno del PP ha reconocido a estas víctimas del nazismo, ni auspiciado homenajes dentro o fuera de España, ni trabajado para que se conociera y reconociera su lucha por la libertad que hoy disfrutamos todos, incluso los del VOX y los del sector duro dominante dentro del PP.

Las distintas resistencias que lucharon en Europa contra los nazis fueron minoritarias, pese a que en Francia, Italia y otros países muchos recuerdan a familiares combatientes por encima de la realidad de los hechos. Hay más estatuas conmemorativas que resistentes. Fue obra de unos pocos valientes, hombres y mujeres.

En Francia hubo dos resistencias paralelas, la iniciada por comunistas (en la que participaron republicanos españoles) y otra gaullista, que obedecía a Charles de Gaulle exiliado en Londres. La primera unidad militar en llegar a París en la tarde del 24 de agosto de 1944 fue la Novena compañía del Regimiento Chad perteneciente a la Segunda División Mecanizada al mando del general francés Philippe Lecrerq. Es la célebre Nueve, ninguneada por los gobiernos del PP. Los de Felipe González tampoco fueron ejemplares. La Nueve estaba compuesta por republicanos españoles, la mayoría anarquistas, y soldados franceses .

Hay más ejemplos extraordinarios, como el de Elisa Garrido, La Mañica, que luchó en las filas de la República y en la resistencia francesa. Voló una fábrica de armamento nazi. Estuvo presa en Ravensbrück . En Francia se la consideraba una heroína de guerra y como tal recibía honores. En España fue una desconocida hasta el año pasado, cuando su pueblo natal, Magallón, le dedicó una calle . Somos un país de silenciamientos, con los héroes equivocados. Preferimos la épica inventada a los hechos probados. La diferencia entre los nazis y el franquismo es obvia: los primeros perdieron la guerra; los segundos, la ganaron .

En la España conservadora actual, tras 40 años de democracia y Constitución, el antifascismo no equivale a defender la democracia, sino al radicalismo político. ¿Si los luchadores contra el nazismo son peligrosos radicales significa que estamos más cerca de los nazis ?. Es curioso que este tipo de mensajes procedan de personas y organizaciones que se llenan la boca con las víctimas. No todas, claro –eso supondría sostener una posición ética que no admite excepciones–, solo aquellas que son útiles a sus causas cortoplacistas, basadas en emponzoñar, nunca en curar. Para ellos no existen las víctimas del 11-M ni las del franquismo ni las de la represión con la excusa de ETA.

Para mí solo hay dos bandos: los verdugos y las víctimas. Me emociono al rozar con los dedos los nombres de los asesinados por el nazismo en Praga, y también al tocar el muro que separa a los palestinos en Jerusalén y otras partes de los territorios ocupados. Es una emoción que no entiende de razas, banderas, pueblos e ideologías, solo de personas. Creo en la necesidad de devolver los restos de los desaparecidos a sus familias; de darles, al menos, información de lo ocurrido. Creo en la necesidad de justicia y reparación que empieza con escuchar los relatos de las víctimas, sea en Colombia, México, Guatemala, Afganistán, Irak, Camboya, Sierra Leona o España. Aplicar la justicia es conocer la verdad, no negarla. También consiste en enseñarla en las escuelas como garantía de no repetición.

También hubo campos de concentración en la URSS y en los países satélites. Hay mucha y muy buena literatura sobre los gulag de Stalin. Me gusta especialmente el libro de la premio nobel de Literatura Herta Müller, Todo lo que tengo lo llevo conmigo . Si se atreven, lean después Vivir de Anise Postel-Vinay.

Leí el otro día un texto de José Miguel Contreras sobre esta oposición hiperventilada que se ha instalado en el superlativo como modo de hacer política. Si todo es apocalíptico, sin espacio para los grises y para una cierta gradación en los horrores, corren el riesgo de anestesiar a la mayoría de los votantes, de que les tomen a chufla. Mientras, los menos obedientes dejan la política, sea en el PP o en Ciudadanos. Sin los Borja Samper y Toni Roldán, entre otros desobedientes, se desvanece la posibilidad de una derecha europea, es decir, una que sepa que los nazis, sus amigos y aliados eran los malos de la película.

_________________

Fuente: Info Libre