Almudena Grandes: "La batalla de la Memoria se ganará; no se entiende que una democracia no rompa sus vínculos con la dictadura" Imprimir
Nuestra Memoria - La ley de la memoria
Escrito por Paula Echevarría / Noticias de Navarr   
Jueves, 12 de Mayo de 2011 00:00

Almudena Grandes Trabaja ya en la tercera de las 6 obras que conformarán sus Episodios de una guerra interminable. Un proyecto con el que Almudena Grandes se ha propuesto recorrer 25 años de dictadura en España (1939-1964) pero desde la perspectiva de la resistencia antifranquista, "un factor que la Transición ignoró deliberadamente pero del que este país se podría sentir muy orgulloso", dice.

 Después de haberse sumergido en el pasado, en la época del franquismo y la posguerra, ¿se ve de manera distinta el presente?

Se ve de una forma completamente diferente. Yo creo que una enfermedad común de la España contemporánea es esa falta de perspectiva. Es decir, la Transición se presentó como un proceso autosuficiente, la democracia española se creó a sí misma en apariencia como en el vacío y sin reconocerse en ninguna tradición, sin reconocer la lucha de nadie. Cuando estudias lo que significó la Guerra Civil, y no sólo las batallas y los muertos, sino todos los procesos históricos que se truncaron, que desaparecieron y que comenzaron en la guerra; y estudias la dictadura y lo comparas con el presente, comprendes mucho mejor lo que pasa en este país. Muchos de los temas que siguen hoy día llenando las portadas de los periódicos, como las relaciones Iglesia-Estado, los servicios públicos, las políticas de igualdad hombre-mujer, la obsesión por la educación, los estatutos de autonomía..., son problemas que la República ya intentó resolver. Que no se resolvieron porque vino una dictadura, y que han permanecido larvados hasta hoy. Claro que se ve el presente de una manera distinta. Y yo diría que también el futuro.

¿Cómo ve el futuro?

Yo creo que la batalla de la Memoria en España se ganará, por una cuestión que tiene que ver con la ley de la gravedad, con el peso de las cosas. Lo pienso cuando miro a mis hijos. Yo todavía soy de una generación a la que se educó bajo el peso del miedo. Recuerdo muy bien los años 70, esa obsesión de no hagáis nada, no toquéis nada, y luego lo que significó el 23-F, de decir: ya os dijimos que no había que hacer nada. Y creo que parte de la filosofía del estado español proviene de ese fenómeno. Pero yo pienso en mis hijos, que han crecido en la democracia, sin la presión del miedo, y creo que si el movimiento por la Memoria no habría aparecido, ellos no habrían sentido la necesidad de preguntarse cosas. Y los movimientos de la Memoria, cuando empiezan, es muy difícil que paren. La generación sucesiva a la nuestra no va a comprender que una democracia no rompa sus vínculos expresamente con una dictadura.

¿Seríamos diferentes hoy si nos hubiesen contado la Historia en el colegio desde otra perspectiva?

Seríamos muy diferentes.

¿Porqué la historia la escriben los vencedores?

La historia la escriben los vencedores cuando vencen, pero su versión no tiene por qué durar siempre. Hay muchos países de Europa del Este, y me remito a estos porque son el caso más llamativo, que lo demuestran. Tú vas a Budapest y está llena de estatuas de los héroes del 56, que por cierto cayeron bajo los tanques soviéticos, o sea que perdieron, no ganaron. Los checos hacen lo mismo con el 78, y los polacos, cuya identidad nacional se construye con una derrota tras otra; o el caso de los irlandeses del año 17... Todos esos países han considerado que hay derrotas que son más honrosas que algunas victorias, y que por lo tanto los héroes derrotados merecen un reconocimiento que no merecen los vencedores deshonrosos.

En España eso no ha ocurrido.

No, porque la Transición omitió una ruptura expresa con los símbolos, con los personajes y con la versión del franquismo. Entonces se ha consagrado una versión oficial muy extraña en la que coexisten el aspecto más pálido de la historiografía franquista con el complejo de culpa de los partidos de izquierdas. Porque es inverosímil que en este país un partido como el PSOE, que es el que más vinculado estuvo a la República, no reivindique con más brío esa tradición que es suya... ¿Qué ocurre? Que en los colegios se enseña ese pasado porque no queda más remedio. Ni siquiera se enseña la versión de los vencedores, es que se enseña una versión vergonzante a la manera de bueno, vamos a ver si esto nos lo quitamos rapidito y si los niños no hacen preguntas.

Y a esa situación tan grave, ¿la literatura puede ofrecer una salida?

Más que los escritores o los directores de cine, creo que son los historiadores, a los que se les ve mucho menos, el factor fundamental para que las cosas cambien. Hay historiadores de mi generación, y más jóvenes, que se han ocupado de la historia contemporánea de España, que han arrebatado el estudio de la guerra, la República y la posguerra a los anglosajones y a los franceses. Y cuando esos historiadores lleguen arriba, cuando detenten la máxima autoridad académica de su profesión, los libros de texto se escribirán de otra manera. Esa es mi confianza.

En 'Inés y la alegría', su primera novela sobre la serie 'Episodios de una guerra interminable', está presente el líder republicano Jesús Monzón, un navarro olvidado por la historia...

Sí, de hecho es un personaje importantísimo. Es el factor fundamental de la invasión del Valle de Arán (Pirineo de Lérida), que es el tema de la obra. Jesús Monzón es un hombre que en sí mismo tiene una novela. Un personaje fascinante, muy importante porque no sólo fue el dirigente del Partido Comunista francés en la Segunda Guerra Mundial, sino que el trabajo que hizo en Francia fue tan extraordinario que fue él quien realmente convirtió el Partido Comunista de España en el partido hegemónico del exilio y del interior. Era un organizador extraordinario. Por un lado inteligentísimo, ambiciosísimo, cultísimo, y por otro lado un hombre aventurero, de acción. Bueno, es que los políticos en aquella época no eran como ahora, eran mucho mejores pero también tenían un lado oscuro que ahora no tienen de puro poco que se comprometen... La invasión del Valle de Arán fue el hecho de armas más importante de la resistencia contra Franco, y el momento más angustioso para Francisco Franco de todo el tiempo que estuvo en el poder. Es un episodio fascinante, demasiado desconocido para ser tan fascinante. Y lo mismo Monzón. Siempre digo que faltó poco para que el Paseo de la Castellana se llamara Avenida Jesús Monzón, para que los billetes de mil pesetas y los sellos de correos tuvieran la cara de Jesús Monzón... Porque si le hubiera salido bien, aparte de habernos ahorrado 31 años de franquismo, que no habría estado mal, se habría convertido en un héroe incondicional. El padre de la patria, sin lugar a dudas.

Aunque ahora lo esté haciendo más que nunca, ¿el escritor siempre hace memoria? Porque siempre que escribe ahonda en sus experiencias...

Siempre. Memoria es la palabra clave del oficio de escritor. Porque cavamos siempre hacia adentro. Yo no tengo ninguna fuente de la que extraer las experiencias que cuento fuera de mi propia memoria. Cuando hablo del amor, hablo de lo que es el amor para mí; cuando describo el miedo, la rabia, la soledad o la amargura de un personaje, sólo puedo partir de lo que esas cosas significan para mí. No sé qué significan para los demás. Lo más maravilloso de la literatura es que funciona ese milagro por el cual muchas veces lees un libro escrito hace siglos por alguien que no solamente no te conocía sino que ni siquiera se imaginaba el mundo en el que vives, y sin embargo sientes que te está llamando de tú. Y esa persona partía de su propia memoria para contar. No tenemos otra fuente. Partimos de nuestra memoria y tenemos que encontrar en ella algún registro que nos permita sentir lo que contamos. Contar como si recordáramos, aunque nos estemos inventando la historia. Por lo menos así es como escribo yo.

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Fuente:

http://www.noticiasdenavarra.com/2011/05/11/ocio-y-cultura/cultura/la-batalla-de-la-memoria-se-ganara-no-se-entiende-que-una-democracia-no-rompa-sus-vinculos-con-la-dictadura