Los niños de la guerra: las evacuaciones infantiles de 1937 Imprimir
Nuestra Memoria - El exilio republicano
Escrito por Errepublika plaza   
Miércoles, 08 de Junio de 2016 04:07

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El pasado mes celebramos una nueva edición del “Barco republicano“, dedicado este año a “los niños de la guerra”, aquellos niños y niñas que tuvieron que salir al extranjero desde Euskadi como consecuencia de la Guerra Civil, derivada de la sublevación franquista. No está de más recordar cómo se produjeron aquellas evacuaciones y hacia dónde fueron trasladados estos pequeños y pequeñas, que fueron tan tempranamente separados de sus familias.

 

El Gobierno Vasco se planteó a partir del fuerte bombardeo de Bilbao del 4 de enero de 1937 la posibilidad de trasladar a los niños al extranjero en un futuro no muy lejano para salvaguardarles de los riesgos de la guerra. Para ello, ofreció a los padres la posibilidad de apuntar a sus hijos para una hipotética expedición futura, inscribiéndose entre el 9 y el 16 de enero de 1937 un total de 1.655 niños y niñas de entre 5 y 12 años de edad.

El Departamento de Asistencia Social inició la búsqueda en Francia de un lugar adecuado para la instalar a los niños, así como la búsqueda de los apoyos necesarios para llevar la iniciativa a cabo. A través del Delegado del Comité de Evacuación del Gobierno Vasco, Francisco Álvarez Gamborena, se entró en contacto con el Comité d´Accueil aux Enfants d´Espagne, integrado por organizaciones de la izquierda francesa, que colaboraría en todo el proceso de evacuación y alojamiento. Se encontró un refugio adecuado en la isla de Oléron, al norte del estuario del Garona, pero que necesitaba algunas reformas previas, por lo que la expedición se retrasaría un tanto.

Aparte del lugar del destino y del apoyo sociopolítico, otro de los problemas que había que solventar era el del transporte marítimo de los menores desde Bizkaia hasta Francia, dado que el puerto de Bilbao estaba cercado por la armada rebelde. A través del cónsul británico en Bilbao y del embajador de Gran Bretaña en España, se consiguió que la armada británica fletará dos destructores para llevar a cabo la iniciativa.

Una vez solventados estos problemas y conseguido el apoyo explícito de los gobiernos y organismos que podían facilitar esta primera expedición, el Departamento de Asistencia Social trabajó a fondo en el objetivo de lograr que esta evacuación fuera modélica y que sirviera de ejemplo para futuros desplazamientos. De los más de 1.600 niños y niñas inscritos, se seleccionó a 450 menores a los que se les sometió a un exhaustivo examen médico. Se organizó una jornada explicativa en el Teatro Coliseo Albia de Bilbao para niños y padres en los que se les informó de todo el proceso y se les expidió a los menores un carné de identidad.

Esta expedición partió de Bilbao el 20 de marzo de 1937, siendo despedidos en el Ayuntamiento de la Villa por el alcalde, el republicano Ernesto Ercoreca, y las autoridades de Asistencia Social. De allí, en autobús, se encaminaron a Bermeo, en cuyas proximidades se encontraban fondeados los destructores Campbell y Blanche. Desde Bermeo, los niños fueron trasladados a San Juan de Luz, desde donde fueron transportados por carretera hasta el puerto de Paulliac, en el estuario del Garona, en donde embarcaron hasta la isla de Oléron[1].

Tras un mes de estancia, y ante la ofensiva franquista sobre Bilbao que obligó a realizar nuevas evacuaciones infantiles masivas, los 450 niños de Oléron fueron distribuidos entre París y Limoges, acogidos en su mayor parte por familias francesas, y Bélgica, donde 200 niños fueron acogidos en la colonia “Home Emile Vandervelde” de la localidad de Oostduinkerke.

En efecto, a finales de marzo y tras el estancamiento del frente de Madrid, los sublevados se volvieron hacia el territorio cantábrico fiel a la República, aislado desde la toma de casi toda Guipúzcoa el verano anterior y cuya línea de frente se había quedado parada a las puertas de Bizkaia. Un territorio, además, cuya conquista podía ofrecer al bando nacional importantes recursos estratégicos. Desde principios de año, diversas poblaciones vizcaínas sufrieron bombardeos con cierta frecuencia, lo que provocó numerosas bajas y atemorizó a la población, constituyéndose como hitos inolvidables de esta barbarie los bombardeos de Durango y Gernika.

Tras estos indiscriminados ataques aéreos, el Departamento de Asistencia Social redobló sus esfuerzos para la evacuación masiva de menores, mujeres y ancianos, tras la primera experiencia con los niños de Oléron. Para ello era necesaria la implicación de Francia y Gran Bretaña; la primera estaba preocupada por el impacto económico que podía suponer la llegada de miles de refugiados, mientras que la segunda buscaba la aprobación de las autoridades franquistas para la evacuación. La presión popular derivada del impacto internacional de la noticia de los bombardeos sobre las poblaciones vascas hizo que finalmente ambos países se decidieran a colaborar con el Gobierno Vasco. Francia se comprometió a dar cobijo temporal a los refugiados, mientras que Gran Bretaña ofrecería la protección de su armada a las expediciones.

El Departamento de Asistencia Social reabrió la admisión de solicitudes para la evacuación de menores al extranjero tras el bombardeo de Durango. Estas inscripciones se realizaron de acuerdo con los partidos políticos y sindicatos afectos a la República, por lo que se aseguraban que los niños evacuados fueran hijos de personas que pertenecían a alguna de las formaciones que apoyaban al Gobierno Vasco. En las hojas de inscripción, que aún se conservan en el fondo Político-Social Santander del Centro de Documentación de la Memoria Histórica, había que consignar datos personales del adulto solicitante, el nombre, apellidos y fecha de nacimiento del menor o menores del que se solicitaba su evacuación y el destino que se deseaba para el mismo o los mismos, normalmente Francia o Gran Bretaña.

Chapas de identificación que el Gobierno vasco confeccionaba para tener localizados a todos los niños que desde Euskadi parten hacia Inglaterra

El Departamento de Gobernación, por su parte, se ocupó de las solicitudes presentadas por las madres que querían acompañar a sus hijos y, junto con Asistencia Social, de las personas que deseaban acompañar y cuidar a los niños como auxiliares. El Departamento de Cultura se ocupó, asimismo, de las solicitudes del personal docente que deseaba acompañar a los menores en sus expediciones. Con todas estas solicitudes, el Departamento de Juan Gracia organizó todas las evacuaciones al extranjero.

Las evacuaciones comenzaron a comienzos de mayo de 1937, cuando se habían vencido las reticencias francesas y británicas, que hemos comentado antes, y se habían localizado en Francia y Bélgica lugares de acogida apropiados y suficientes, y se prolongaron hasta momentos antes de la caída de Bilbao. Para el traslado de los niños se contaba con el transatlántico “Habana” y con el yate “Goizeko-Izarra”[2].

El 6 de mayo salieron del puerto de Santurce el “Habana”, con 2.483 refugiados, 2.273 niños, y el “Goizeko Izarra”, con 319 refugiados, 163 de ellos niños, con la protección de la Royal Navy, desembarcando en los puertos de La Pallice y Paulliac respectivamente. El 9 de mayo hubo una nueva expedición protagonizada por los mercantes franceses “Carimare”, “Château-Palmer” y “Margaux”, que habían llegado el día anterior cargados de provisiones para Bilbao, que evacuaron a unas 2.000 personas hacia Paulliac protegidos por la armada francesa. Los días 16 y 21 de mayo el “Habana” realizó sendas expediciones a Francia y Gran Bretaña respectivamente, llevando en cada viaje a unas 4.000 personas, la mayoría de ellas niños, protegido por la Royal Navy. La última evacuación del mes de mayo la protagonizaron los vapores “Cabo Corona”, “Zurriola” y “Galea”, que transportaron a casi 3.000 personas hacia Paulliac y La Pallice.

niños de la guerra

En el mes de junio, antes de la caída de Bilbao, el “Habana” realizó tres viajes más a Francia los días 1, 6 y 13, transportando hasta el puerto de La Pallice a un total de 12.500 personas aproximadamente, mujeres y niños en su mayoría. En la última expedición se anunció que un contingente de 1.500 niños serían acogidos en Rusia, los cuales hicieron transbordo en La Pallice al vapor francés “Sontay”, que les trasladó directamente a Leningrado, desde donde fueron distribuidos a Crimea, Odessa y Moscú. El “Goizeko Izarra”, por su parte, realizó sendas expediciones los días 10 y 13 de junio con los niños del Sanatorio Marino de Górliz, convalecientes, y su personal sanitario, acompañados por el propio Consejero de Sanidad del Gobierno Vasco, el republicano Alfredo Espinosa Orive. Las últimas evacuaciones, ocurridas con las tropas franquistas a las puertas de Bilbao, fueron protagonizadas por pequeños mercantes y vapores que se encontraban en la capital vizcaína, como el “Alice Marie”, que salió hacia La Pallice el día 15 de junio con 593 pasajeros.

En conjunto, según recoge Jesús Alonso Carballés, fueron evacuados entre la expedición piloto de marzo y las masivas salidas de los meses de mayo y junio un total de 20.854 niños, de los cuales la gran mayoría, 15.383, llegaron a Francia para ser instalados en el país vecino y Bélgica, mientras que 3.861 llegaron a Gran Bretaña y 1.610 arribaron a la Unión Soviética[3].

 

Notas

[1] La primera expedición es pormenorizadamente detallada por Jesús J. Alonso Carballés, 1937: Los niños vascos evacuados a Francia y Bélgica, Bilbao, Asociación de niños evacuados el 37, 1998, pp. 69-81.

[2] La descripción de las expediciones en Jesús J. Alonso Carballés, 1937: Los niños vascos…, op. cit., pp. 82-130 y Gregorio Arrien, ¡Salvad a los niños! Historia del exilio vasco en Gran Bretaña, 1937-1940, Bilbao, Sabino Arana Fundazioa, 2014, pp. 58-72.

[3] Jesús J. Alonso Carballés, 1937: Los niños vascos…, op. cit., pp. 129-130.

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Fuente: Errepublika Plaza