Real Academia de la Historia. Indignidad y desmemoria PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - Cultura de la Memoria
Escrito por Carlos Barra / UCR   
Sábado, 04 de Junio de 2011 05:44

Diccionario Biográfico españolCada vez somos más los españoles que queremos conocer toda la verdad sobre la historia de nuestro país en el periodo (1931-1977) que fundamentalmente ocupa todo el periodo de la dictadura de Francisco Franco. Es evidente, se ha hurtado a los españoles un conocimiento veraz de ese periodo negro de nuestra historia; se buscó esto de forma intencionada y en buena medida se ha conseguido, para desgracia de nuestro país y nuestra democracia.

 

 

 Es comprensible que aquéllos que de una u otra forma sintonizaron con los gobiernos de la dictadura, no tengan ningún interés en que conozcamos la verdad y por tanto hayan apoyado una falsa teoría de la equidistancia (todos cometieron barbaridades); pero no se comprende que quienes lucharon por recuperar las libertades desde posiciones democráticas tengan aún hoy reticencias a que toda la verdad salga a la luz y se posibilite la necesaria limpieza de nuestra conciencia colectiva. Nuestra democracia tiene la obligación de que la verdad histórica resplandezca con todas sus luces y sombras.

 

La historia debe ser escrita para la posteridad desde los ideales de objetividad y compromiso con la verdad, sólo así se dignifica la profesión de historiador y se consigue el reconocimiento y prestigio social; dicho esto quiero manifestar que me siento INDIGNADO (otro motivo más) al haber conocido por diferentes medios de comunicación, algunos contenidos del recién presentado Diccionario Biográfico Español, coordinado por la Real Academia de la Historia, más si cabe al conocer que ha recibido más de seis millones de euros de subvención desde el erario público. Me explicaré:

- En relación a la figura del dictador Francisco Franco parece que no se indica lo fuese, sino que se pretende transmitir la idea que era simplemente un individuo autoritario; esa afirmación ofende a la inteligencia de cualquier persona. Atribuir a Franco sólo la condición de autoritario equivale a equipararle a muchos ciudadanos que también lo son, pero que en ningún caso cargan a sus espaldas los horribles crímenes que Franco y su Régimen perpetraron y que están recogidos en textos de cualificados historiadores españoles y extranjeros. El historiador encargado de glosar la figura de Franco ofende también a los familiares de los más de 130.000 personas, fusiladas por el dictador y su gobierno por defender al legítimo gobierno republicano y cuyos restos aún hoy están bajo tierra en cunetas y fosas comunes. El citado historiador con su interpretación negacionista de la historia, muestra de forma nítida que no tiene como ideales en su práctica profesional ni la objetividad ni el compromiso con la verdad y espero que una mayoría de sus colegas reprueben su labor. Se me olvidaba decir que se ha publicado que este profesional está vinculado a la Fundación Francisco Franco. Me pregunto, ¿conocía esto el Sr. Presidente de la Real Academia?

- Me siento INDIGNADO ante las declaraciones que el Sr. Presidente de la Academia ha realizado, en el sentido de decir que no había leído lo expuesto sobre la figura del dictador. Cabe preguntarse que si la Real Academia ejerce la labor de coordinación, parece razonable sea exigible que al menos conozca los contenidos, haga reflexionar sobre aquellos que se alejan de un mínimo de objetividad y recuerde que el erario público ha aportado una subvención muy cuantiosa que no puede emplearse para tergiversar la historia.

- Sigo INDIGNADO, toda vez que a la presentación de dicho Diccionario acudieron las más altas personalidades del Estado y algún miembro del Gobierno, que con toda seguridad no conocían esa sesgada y falsa forma de escribir la historia. La Real Academia, en mi opinión haría bien en pedir excusas y en aras a preservar una imagen digna ante la sociedad ordenar la revisión de lo expuesto aquí y algunos otros puntos que distorsionan de manera clara nuestra historia reciente.

Frente a la indignidad y desmemoria, nuestro país será más respetado, si se hace realidad el justo deseo de muchos de sus ciudadanos: dignidad, memoria y justicia.