Los Franco y la desvergüenza Imprimir
Nuestra Memoria - La Transición
Escrito por Lucía Méndez   
Lunes, 03 de Septiembre de 2018 04:09

¿De dónde salieron los palacios, las casas, las fincas, las obras de arte, las joyas?

El historiador Paul Preston -autor de la monumental biografía Franco: Caudillo de España- ha declarado al diario El Comercio que la democracia española ha sido más que “indulgente y benévola” con la familia del dictador. Algo parecido dijo el ex presidente Zapatero: “La democracia no les ha tratado mal, incluso ha sido generosa con ellos”. La democracia española no se ha preguntado cómo y por qué caminos aquel militar de vida austera legó a su familia una respetable fortuna.

De dónde salieron los palacios, las casas, las fincas, las obras de arte, las joyas. Hay hasta un Ducado de Franco, para asombro de las nuevas generaciones que se preguntan cómo puede un título de nobleza de un país democrático llevar el nombre de un dictador.

Los siete nietos de Franco han respondido a esa generosidad democrática con una patada en la boca de todos. Carmen, Arancha, Mariola, Cristóbal, María de la O, Jaime y Francisco -líder de la estirpe- no quieren que su abuelo descanse en un lugar discreto donde le puedan llevar flores el 1 de Noviembre. Pretenden que la tumba de su antecesor siga siendo Patrimonio Nacional. Como cuando ellos mismos lo eran también en su adorable, deliciosa y encantadora infancia en El Pardo.La despiadada negativa de los siete nietos de Franco a hacerse cargo de los restos de su abuelo está en el origen de una controversia que tiene algo de fuego de artificio. Todos -todos- los partidos con representación parlamentaria están de acuerdo en el fondo del asunto -esto es, la exhumación- aunque PP y Ciudadanos discrepen de las formas.

Bastaba con que la familia Franco hubiera asumido serena y democráticamente la decisión del Parlamento español para ahorrarnos el guirigay. Quizá lo que oyeron en casa no les permitió crecer como ciudadanos demócratas, pero en 40 años han tenido tiempo de aprender. Lejos de haber aprovechado ese tiempo, los Franco pretenden esconderse detrás de la Transición. Con sarcasmo y desvergüenza. La Transición fue el logro colectivo de una sociedad en milagrosa comunión con las élites dirigentes para poner en pie un régimen democrático. El pacto no incluía -que se sepa- decretar que Franco no fue un dictador, sino un benefactor de la Nación con derecho a ser ensalzado por los siglos de los siglos en un mausoleo al lado de sus víctimas.

Tarde o temprano, la exhumación tenía que llegar. Y la familia Franco ha desaprovechado la ocasión de ser tan generosa y exquisita con la democracia como la democracia lo ha sido con ella.

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Fuente. El Mundo