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Escrito por Enriqueta de la Cruz   
Viernes, 08 de Enero de 2021 17:26

La República toca, no es mañana será republicana, no es esto no toca. Toca.


Ya basta de permitir el jueguecito poli bueno (la coalición en el poder) poli malo (Vox-PP-Ciudadano –la misma cosa es-) de la estúpida representación de Transición dos, incomestible tras más de 80 años. Dictadura (40) y democracia vigilada y condicionada por la gracia del golpe, el genocidio y la felonía borbónica (más ya de 40).
Ya basta de insultos al sentido común, la inteligencia y la dignidad de los españoles haciendo ver que un apoyo al rey de un presidente transitorio como Sánchez y elegido (por el solo voto de los ciudadanos, no de ningún coronado), será suficiente para que éste continúe dilapidando recursos necesarios absolutamente para la crisis sin precedentes que ya está aquí, en nuestros hogares.


Ya basta de las burlas a las víctimas del genocidio, crímenes de lesa humanidad, ni de lanzarnos como si fueran dádivas la concesión de reconocimientos para ciertos fusilados y no para el conjunto, de la inadmisibilidad de la ley de punto final conocida como ley de amnistía, de la falta de cordura al seguir consintiendo que el franquismo, la dictadura, la apología del crimen, el genocidio y el odio que inauguró el asesino Franco, sean legales.
Ya basta de las partes de los partidos políticos y sindicatos tal como son esas partes: infiltradas desde hace 40 años de fascistas, polis, espías, el capital, que pactan escandalosamente con los patronos a cambio de dinerito para engordar su nómina de ciertos liberados parásitos (los que lo sean); que escatiman y regatean hasta por el chocolate del loro del salario mínimo, mientras se engordan con amplios sueldos que no entran en negociación, o engañan con amagos de movidas gordas para defender derechos que unos y otros han ido dejando despeñarse por la ventana; movilizaciones y huelgas que no son más que un fiasco, un engaño descarado.
Ya basta de escuchar vociferar a los golfos, de aguantar por las calles gritar a las barraganas del clero reclamando garrote vil para nuestros representantes porque ellas quieren el aborto con garantía solo para sus hijas y la muerte digna solo para sus viejos fascistas suministrada en casas de postín bajo cuerda, como siempre, porque sádicamente no admiten la igualdad, aunque no cueste nada, aunque cueste dolor y sufrimiento a los demás. No fueron capaces ni de defender a sus hijos cuando los enculó cualquier ensotanado porque simplemente se benefician de privilegios, de puestos, de prebendas, porque aprendieron hace mucho a esconder bajo sus faldas la desvergüenza, la desfachatez, la infelicidad, la podredumbre. Y el dinero, poderoso caballero, que son su miriñaque…
Ya basta de tener que reclamar a teléfonos escacharrados, del desmembramiento de lo público para inflar las arcas de los que más tienen.
Ya basta de escuchar estupideces como el peligro comunista de Pablo Iglesias o sus intenciones de derribar el mundo tal como lo conocemos. De distracciones, de prestar atención a esas tintas de calamar de los lavanderos del Régimen, y a los alentadores del conflicto, nostálgicos del crimen, de la ETA y de la España miserable descalza y mohosa, bruta.
La labor ahora es hacer República por la fuerza de los hechos. Afianzar no solo los absolutamente imprescindibles derechos que puedan arrancarse estos días en medio de la pandemia asesina; derechos que llegan tarde, pero vamos conquistando (nadie regala nada), sino ir a construir la cosa pública, es decir, de interés común, para todos.
La conjunción de fuerzas republicanas y democráticas, pacíficamente coordinadas en su diversidad pero en el interés común, será imprescindible, lo es.
2021 debe alumbrar un pacto en condiciones, constituyente de otra construcción, sin ataduras de ningún tipo, sin textos cerrados, sin esos condicionantes o cuerdas en el cuello, esas manías de leyes (que tienen que llegar después), a las que ya apuntara con gran acierto el intelectual Max Aub, advirtiéndonos sobre la no repetición de errores “la próxima vez”.
Sin prometer nada que comprometa el futuro del pueblo, como ya pasara en el Pacto de San Sebastián, tan cacareado, quizá correcto en la forma (diálogo de todos los posibles) pero no en el fondo, ya que entregó la posibilidad real de cualquier cambio social a futuro y marcó el principio del fin de la II República antes de su propio nacimiento; es decir, que la parió herida de muerte (léanse sus acuerdos al completo para no sacar falsas conclusiones y publicitarlas sin ton ni son).
Abierta a las necesidades del pueblo, la República debe nacer libre. Sin nostalgias de tiempos pasados (son otros) y con la modernidad que apunta y en el contexto de realidad incuestionable en estos momentos tenemos, que dibuja lúcidamente en su anterior artículo en estas mismas páginas el capitán de Navío Ruiz Robles, quien preside actualmente UCR.
Dentro de los partidos y sindicatos hay un reto: los demócratas deben dar un paso al frente ya y desvelar el juego, cortar el juego, sembrar con los demás demócratas. Empezar otra era, resetearse, dejar de estar bajo el paraguas del márketing político, el consulting y sobre todo, cortando de raíz con la maraña de intereses creados, con las prebendas, las puertas giratorias y el mirar a ojos tapados a tanto buitre destruir el futuro de lo más prometedor que tiene el mundo: su propios hijos y nietos.
Las históricas metas, jamás cumplidas por las personas organizadas de buena fe y anhelos de justicia, no pueden permanecer por más tiempo impasibles ante la crisis que se avecina y ya tenemos encima. Deben trabajar más allá del afán por escucharse unos a otros como en parroquia, más allá del ponerse de acuerdo en la compra de un nuevo altavoz para la próxima manifestación o el alquiler de la próxima sala en el extrarradio para una asamblea manejada y cancerbera del Régimen que más que corrupto, está decrépito, cadáver.
Hay que despertar a la gente. No podemos seguir esnifando Neflix ni propaganda prohibitiva de ningún tipo en organizaciones, hay que cortar con ello, bajo ninguna obediencia imaginable es esto posible, prohibido prohibir y menos, aceptarlo.
Con ellos, los despiertos, los demócratas y las fuerzas que aspiran legítimamente al derecho a decidir de sus pueblos y que están al frente en estos momentos (con los hechos en la mano, con su valiente y comprometido posicionamiento republicano), del corte con la impostura, el silencio como el peor de los crímenes y las guillotinas a tantos y tantos derechos cercenados en el pacto del 78, incluidos y en primer lugar, los de los republicanos. Con los que solidariamente están dispuestas a un esfuerzo común, es decir, republicano, es decir, para beneficio del conjunto de los ciudadanos.
Con los que, sea cual sea su creencia y religión, consideran que la separación del poder eclesiástico y civil, es de absoluta decencia en los tiempos que corren, de lógica aplastante y determinante cuestión para una convivencia en tolerancia, respetuosa, sin las intromisiones que violentan lo público y lo más íntimo, sin la incitación a la violación, el maltrato de género, la pederastia, el orden machista, el orden totalitario.
Con los más jóvenes que están preparados pero sin apoyo alguno, parados, precarios, sin una vida clara por delante, con las ideas claras…
Con la Universidad y los institutos, con la calle, con los emigrantes, con los sanitarios y personal de hospitales que han sido los únicos imprescindibles en esta crisis sanitaria, con los jubilados que tienen la experiencia y están dispuestos a ponerla sobre la mesa sin estafas de corporativismo de ningún tipo; con las mujeres que son las que verdaderamente saben de su maltrato y sus específicas necesidades; con quienes entre ellas han luchado toda la vida por una vida mejor para ellas y ellos y hoy son expulsadas y perseguidas por la censura, el odio de intereses partidistas y, sobre todo, por hablar claro y tener toda la razón.
Con todos los responsables que no admiten más catetez ni más remedos de cultura y tantos otras estafas que alienan nuestras mentes y perpetúan el revival de este insoportable estado de cosas…
Debemos comenzar a rodar en proyectos concretos, con metas, plazos, fines y en el camino, un reto superado cada día.
Sin que nos detengan, limando las asperezas, dejando a un lado enfrentamientos pasados, diferencias… La estrategia del divide y vencerás (por cierto en pleno auge), así como las tintas de calamar, los ventajismos que da el dar el primer cabezazo a traición (mírese bien la amenaza de los fusilamientos de militares hasta hace poco en activo) siempre ha sido el arma del fascismo, del poder cizañero, del que no admite el avance, la igualdad, siquiera el reparto más mínimo.
El inmovilismo, la carcoma, los inseminadores del miedo, los abortadores de ciencia y cultura, los violadores de derechos, los mentirosos, los franquistas, han tenido 80 años para cambiar, para conciliar, para mirar hacia delante, para dejar sus ansias asesinas y paranoides, para compartir, para la generosidad que las víctimas siempre han tenido, para el respeto, la comprensión, la escucha que nunca han dado. No tienen remedio. No desean construir juntos. La mano tendida a todos los que sí. Pero no lo harán. Han sido, simplemente, unos ventajistas, unos tramposos.
Basta ya de patrañas, consentimiento, impunidad, complicidad. Solo República.

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Enriqueta de la Cruz

escritora y periodista

vocal de la junta directiva de UCR