Nunca he renegado de ser mujer, tampoco me he sentido especialmente orgullosa de serlo, si lo estoy de ser persona.

Grandes mujeres han hecho la historia mundial especialmente hermosa por tener que nadar este género entre las borrascas y tormentas de una humanidad en la que los hombres se les ha adjudicado el papel protagonista, sin darse cuenta de que esos mismos hombres han nacido de un cuerpo femenino.

He luchado por mis derechos como persona y además he tenido que reluchar por los derechos que me querían quitar por ser mujer.

Y hoy cuando veo a Esperanza Aguirre, Cospedal, Mato, Botella, Figar, Sáenz de Santamaría y otras tantas que siendo mujeres ocupan un lugar que ha costado tanto poner a la misma altura que la de los hombres, no puedo sentir como mínimo un gran dolor y vergüenza.

Mujeres que con su forma de hacer política, lejos de proteger los logros que durante años hemos tenido que luchar las que no hemos llegado donde están ellas, nos exilia y traslada al pasado.

Una política que castiga a las mujeres trabajadoras con el despido, una política que pretende que las mujeres de nuevo desempeñemos el papel de cuidadoras de nuestros mayores, menores y amas de casa.

Utilizando nuevamente la crisis económica como excusa, ELLAS nos meten en casa y con la pata quebrada. Parir sin tener derecho de decisión y mirar por el bienestar de nuestras parejas, hijos y padres para que los gastos familiares sean reducidos y alejarnos de nuestra vida laboral para la que unas se han preparado académicamente durante años y otras hemos desarrollado nuestra profesión con la dignidad que jamás ELLAS conocerán.

ELLAS creyéndose dioses como Esperanza Aguirre que puede cambiar leyes cuando quiera, desearla muerte a quien le de la gana y condenando a quienes desean la suya , sintiéndose mal porque el Estado de Derecho sea eso, Estado de Derecho y mostrando la inhumanidad que posee. Se muestra orgullosa de ser la primera mujer que… Y sin embargo no se plantea que también será la primera mujer que con el poder que tiene castiga y relega a las otras mujeres 40 años atrás en el tiempo.

Pero ELLAS no saben que las mujeres de hoy, no somos como las de hace 40 años. Porque hoy nosotras tenemos opinión y opinamos, tenemos poder de decisión y decidimos y como siempre seguimos siendo expertas en la lucha por nuestros derechos, hoy salimos junto a los hombres a la lucha por la justicia y por conseguir que nuestras voces sean oídas por oídos sordos como los de ELLAS y ahí tenemos la batalla ganada porque NOSOTRAS ya nos sabemos el camino, no tenemos miedo y estamos dispuestas a todo.

ELLAS, barbies siliconadas, pijas de Chistian Dior y de la milla de oro, rostros sin gesto y sonrisa falsa, imagen de niña buena que recién salida de la confesión, se dispone a seguir pecando, soberbias y prepotentes, si sienten el miedo en sus cuerpos cuando una masa de personas se les acerca para criticar sus políticas, ellas que dentro de poco se verán encerradas en sus palacios de cristal por miedo a salir a las calles de un Madrid que abraza y se solidariza con los ciudadan@s de bien hasta que se queden sin lugar y salgan de donde jamás debieron estar para ultrajar el nombre de las mujeres, de la mala política y no vuelvan a ejercerla por discriminación

ELLAS jamás me van a relegar a un sitio que abandone y que me costó mucho poder hacerlo, un lugar que discrimina y que sobretodo no he elegido, porque soy persona y mujer. Ni hombres ni mujeres con poder me van a volver atrás en mi lucha por la igualdad, pero digo más ni a mí ni a mis hijas, porque ellas han mamado a los pechos de mujeres luchadoras y trabajadoras para ser mujeres, médicas, abogadas, limpiadoras, cocineras, políticas, maestras y catedráticas, administrativas y directivas, enfermeras y cuidadoras a domicilio, poetas, escritoras, pintoras, periodistas y actrices y tantas y tantas otras que junto a las que libremente hayan elegido la opción dedicarse a lo que ellas quieran no lo vamos a permitir.

Ahora no se trata de una guerra de sexos, es una guerra contra el PODER sean hombres o mujeres quien nos quiera imponer o robar nuestros derechos.

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Fuente: Paperblog