Mujeres parando el mundo PDF Imprimir E-mail
Mujer y Feminismo - Mujer y feminismo
Escrito por Berta Cao   
Miércoles, 08 de Marzo de 2017 04:19

Las ironías de Aristófanes se convierten en dramas cuando dan visibilidad a la realidad que viven millones de mujeres en el mundo. Su Lisístrata hacía un llamamiento, en el 411 antes de Cristo, a la huelga sexual para parar la guerra. Veinticinco siglos después, las Lisístratas del mundo convocan un paro contra las violencias machistas, la discriminación de género en el mercado de trabajo, la sobreexplotación de las mujeres en el ámbito reproductivo y del cuidado. Un paro a favor de los derechos sexuales y reproductivos, y por todos los derechos humanos para todas.

Aún tenemos en las retinas la gran movilización organizada por la Marcha Mundial de las Mujeres, el pasado 21 de enero, y ya estamos preparando los brazaletes morados, símbolo del apoyo a este paro mundial nacido en Argentina que unirá las demandas de las mujeres.

Hasta ahora nunca se había convocado un paro de estas características, aunque hay antecedentes de huelgas realizadas por mujeres, como el Levantamiento de las 20.000 (Nueva York, 1909) cuando la trabajadora textil Clara Leminch hizo un llamamiento a la huelga en la industria textil, que duró once semanas y finalizó con la firma, por el 85% de las empresas del sector, del “Protocolo de paz” que incluía, entre otras, la reducción de la jornada a 52 horas semanales, vacaciones pagadas e igualdad salarial.

Le siguió la huelga de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist (Nueva York, 1911), en la que se produjo el incendio que acabó con la vida de 123 trabajadoras y 23 trabajadores, y en cuyo reconocimiento se convocó el Día de la Mujer Trabajadora.

La huelga de “Pan y Rosas” (Massachusetts, 1912), convocada por el incumplimiento de la legislación laboral aprobada tras el siniestro de Triangle Shirtwaist, tuvo un fuerte componente feminista. Las trabajadoras denunciaban, también, el rol que asumían finalizado el tiempo de trabajo, encargándose de la casa y el cuidado. Su triunfo tardó ocho semanas, con la reducción de la jornada y el incremento de salarios.

La igualdad salarial, que sigue pendiente, fue la gran reivindicación de las 187 luchadoras de Dagenham (1968, Londres). Estas trabajadoras de la empresa de automóviles Ford, en el Reino Unido, consiguieron que sus 55.000 compañeros secundaran su protesta contra la discriminación salarial durante tres semanas. Su lucha culminó con la aprobación de la Ley de Igualdad Salarial en el Reino Unido (1970).

Islandia fue testigo de una huelga política, la del “Día libre de las mujeres” (1975), cuando aquel 24 de octubre el 90% de las mujeres del país dejaron de ir a sus puestos de trabajo, de atender las tareas domésticas, y salieron a las calles reclamando la igualdad real. Había sólo 3 mujeres en el Parlamento tras 60 años de sufragio universal. Cinco años después, la presidencia del país la ocupó una mujer, por primera vez también en Europa.

Los derechos sexuales y reproductivos, en concreto, el derecho al aborto fue el motivo del paro de mujeres en Polonia (2016), convocando a miles de mujeres a las calles contra un proyecto de ley que incluía penas de cárcel para las mujeres y mayores castigos para el personal sanitario. Como en nuestro país tras “El tren de la libertad”, el gobierno polaco dio marcha atrás y se mantiene la despenalización en los tres supuestos (violación, malformación fetal y riesgo para la salud de las madres).

Unos días después, las mujeres pararon Argentina contra las violencias machistas y convocaron a las mujeres del mundo para este 8 de Marzo, porque las violencias que ejercen los hombres no son domésticas en ninguna de sus acepciones. Ni se producen en la casa sólo, ni únicamente en un país.

Es imprescindible parar en el ámbito de los cuidados, de la familia, el espacio donde desarrollan sus trabajos, ni remunerados ni reconocidos, la mayoría de las mujeres en el mundo. A pesar del compromiso adquirido en la Conferencia Mundial de las Mujeres (Beijing 1995), organizada por Naciones Unidas, los gobiernos siguen sin contabilizar el tiempo dedicado a los cuidados en “cuentas satélites” (las paraleas a los registros oficiales). En España, la última estadística sobre uso del tiempo (INE, 2010) advierte que las mujeres dedican cada día dos horas y cuarto más que los hombres a las tareas del hogar.

Un estudio publicado por la Fundación BBVA y elaborado por Mª Ángeles Durán (2010) señalaba que “las mujeres dedican menos de la mitad del tiempo (47%) que los varones al trabajo remunerado, pero más de dos veces y media al trabajo no remunerado (255% sobre los hombres)”. Respecto del cuidado de menores, el estudio indicaba que “las mujeres dedican 10,78 horas al cuidado de niños; los hombres sólo 3,03 horas”.

Las mujeres son las sostenedoras de la sociedad, en tanto que cuidadoras; son las pobres entre los pobres, a causa de la discriminación laboral y salarial; sus cuerpos son utilizados como territorios de colonización, de opresión.

¡Qué menos, pues, que manifestar el hartazgo por tanto mendrugo y tantas espinas, y exigir, de una vez, el Pan y las Rosas!

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Fuente: Cuarto Poder