Sobre la imagen de la mujer en los anuncios Imprimir
Mujer y Feminismo - Mujer y feminismo
Escrito por Mikel Arizaleta   
Domingo, 24 de Mayo de 2015 00:00

El bávaro Harald Martenstein, tras su largo paseo por Berlín pateando los barrios en primavera, me envía un saludo con un sabroso comentario.

Mikel, observo que en el distrito Kreuzberg de Berlín está prohibido el anuncio sexista y denigratorio de la mujer, así lo ha decido el Ayuntamiento del distrito desde hace algún tiempo de mayoría Verde. Claro, esto rige sólo para espacios ubicados en el distrito. ¿Y qué es un anuncio denigratorio de la mujer? Para determinar exactamente se ha formado un grupo, que entre otras cosas exige que no se pueda mostrar a ninguna mujer subrayando su cuerpo y escenificando sin motivo alguno una sonrisa mientras al hombre se le presenta vestido muy cómodamente.

 

Tampoco en las vallas publicitarias del distrito deben mostrarse imágenes de mujeres llevando a cabo con gran alborozo las tareas de la casa. Ni caben imágenes de mujeres con pinta de tontas o infantiloides y cándidas. Cuando en Kreuzberg se muestra en un cartel una imagen humana ingenua o cándida sólo puede ser un hombre, de lo contrario hay problema.

Es decir todavía se pueden pegar carteles de Charlie Chapling como vagabundo o del señor Hoppenstedt de Loriot, pero de ninguna manera de Marilyn Monroe o de Verona Pooth porque sus vestidos destacan a ambas sus cuerpos. Una mujer de ese grupo de trabajo sostiene que están en contra de «la estigmatización de las mujeres como personas débiles».

Pero yendo al detalle resulta difícil precisar. Porque, ¿qué dice el Ayuntamiento del distrito cuando aparece en un cartel una mujer  musculosa destruyendo a dos manos su viejo coche con un martillo con la frase debajo: «su nuevo coche en la Volkswagen»? La mujer aparece como una persona robusta. Por otra parte es un poco idiota destruir un coche viejo en lugar de venderlo como usado. Cualquier paseante puede pensar: «Esta mujer es tonta, todavía lo hubiera podido vender por 1.000 euros».

Pero lo que me a mí me daría mucha pena es que se prohibiera la sonrisa sin más, porque sí, sonrisas sin motivo ni causa. Me alegro siempre que alguien me sonríe, me da igual el porqué. Me parece bonito. Toda prohibición de una cosa bella viene a ser como una pequeña muerte. ¿Y cómo van a saber si la sonrisa está o no motivada? ¡Quizá la mujer del cartel esté precisamente pensando en el Ayuntamiento del distrito Kreuzberg!

Sobre propaganda denigratoria del hombre se habla muy en segundo plano y muy de pasada. Por lo visto los hombres soportan el sexismo  mejor que las mujeres. ¿Por qué? Porque son fuertes. Y eso tiene sus ventajas. Nosotros podemos sonreir donde y cuando queramos, hasta fregando en pantalón de baño, y ninguna concejala puede preguntarnos por qué. En cambio y por lo visto la mujer necesita leyes que amparen y protejan su naturaleza, igual que ocurre con los osos Panda. El ayuntamiento de distrito de Kreuzberg tilda a las mujeres de personas débiles y, a su juicio, eso debe estar prohibido.

Siempre que escribo sobre estas cosas pienso en qué ocurría antes. En otros tiempos estas prohibiciones venían vía Iglesia católica. A menudo se aducía costumbres y buenos modales y bajo su amparo y sombra trataban de prohibir películas de Ingmar Bergman y de Herbert Achternbusch. Yo me manifesté en contra y fui tachado de cerdo izquierdoso. Hoy, que pienso y me manifiesto en esto exactamente igual que hace 30 años, me he convertido y soy tildado de puerco reaccionario. La diferencia con otrora está en que entonces casi todos los intelectuales defendían la libertad, incluida la libertad de ser tonto y dejarse fotografiar como tal. ¿Quieren prohibir la sonrisa? Para mí que suena a 1984 de George Orwell.

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Fuente: Gara