Queríamos tanto a Juan Carlos, le estábamos tan agradecidos por su servicio al país, que durante cuarenta años llenamos España con plazas de Juan Carlos I, avenidas de Juan Carlos I, calles Juan Carlos I, puentes de Juan Carlos I, parques Juan Carlos I, paseos de Juan Carlos I, urbanizaciones Juan Carlos I; hasta en el último pueblo de España hay al menos una vía pública juancarlista.
Queríamos tanto a Juan Carlos que en su honor rebautizamos viejos edificios y nombramos nuevas construcciones: rey Juan Carlos se llaman hoy colegios, institutos, universidades, bibliotecas, hospitales, residencias, centros sociales y culturales, centros de investigación, pabellones, estadios, polideportivos, centros de alto rendimiento, polígonos industriales, hoteles, bloques de pisos y complejos de oficinas, un buque de la Armada y una base en la Antártida.