Bajo el terror franquista borbónico PDF Imprimir E-mail
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Amadeo Martínez Inglés / UCR   
Jueves, 23 de Enero de 2014 06:20

El imperio (cojo, corrupto, senil), ataca de nuevo                                                 

    La Audiencia Nacional, el brazo tonto de la ley franquista asentada durante décadas en este país, escondida luego durante casi cuarenta años bajo el manto pseudo democrático del corrupto Régimen borbónico del Elefante, y rejuvenecida con todos los honores en la actual dictadura de la mayoría absoluta del inmutable líder pepero que “nunca se adelanta a los acontecimientos sino que va siempre a remolque de ellos”… a través de un educado mail de la señora letrada de oficio que ella misma puso a mi vera (no para defenderme de sus míseros ataques que eso ya lo sé hacer yo solito sino para servir de correa de transmisión a sus virulentos y terroríficos mensajes sistémicos), acaba de ponerme sobre aviso de lo que, traducido al román paladino grosero y pedestre de andar por casa, se podría resumir en el siguiente axioma procesal: “O pagas o te cagas”. O, también: “O nos sueltas lo que nos debes por la virulencia de tu verbo delincuencial antiborbónico o dejamos tu microeconomía familiar al nivel del cartonaje dormilón de cualquier cajero automático”.

 

             El acojonante mensaje de la señora letrada adscrita al aparato de la AN dice así:

          “Hoy me acaban de notificar que van a proceder a embargar el contenido de sus cuentas por importe de 6.480 euros y, si no consiguen esa cantidad, le embargarán su pensión de acuerdo a los porcentajes establecidos en el artículo 607 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Le envío un cordial saludo”

          Terrorífico de verdad, amigos. Y no es el primero de sus mensajes de terror franquista borbónico que recibo en la soledad de mi domicilio. En el pasado verano ya me pidieron que soltara con urgencia (aunque fuera a plazos ¡qué buenos son estos chicos con toga que nos llevan de excursión!) la mosca sentencial de los seis mil quinientos del ala. Como no les hice ni puñetero caso (con perdón, señorías) en octubre me amenazaron con meterme, me imagino que a frotamiento duro o sea sin vaselina, seis meses de arresto sustitutorio. Como les contesté que muy bien, que los seis mesecitos me vendrían de perlas para descansar de tanto ajetreo, escribir un nuevo libro y hacer deporte a mansalva por el interior de la muralla de la prisión, han debido pensarlo mejor llegando a la conclusión de que las pelas (los euros) hacen más daño al bolsillo e, incluso, al alma, que el traje naranja guantanamero. Salvo que seas de esas 85 familias de postín que en este corrupto y depravado país igualan el sueldo de los nueve millones de pobres que el actual régimen postfranquista ha conseguido fabricar en silencio, con nocturnidad y alevosía.

          Pues en esas estamos, amigos y compañeros. Aguantando a estos dictadores de vía estrecha y culo ancho, que están arrasando este país con sus leyes, sus jueces y sus policías (¡cuidado con el efecto Gamonal!) y a los que les quedan, con la ley en la mano, casi dos años más de poltronas y tropelías sin cuento. Son como la langosta, están reduciendo a la mayoría de los españoles a la infame categoría de pobres de solemnidad mientras el inmutable responsable de todo (bueno, de casi todo, porque el cazador botswanés aunque senil y cojo todavía manda algo mientras se pelea con las muletas y el andador), el presidente del Gobierno que no se quiere adelantar a los acontecimientos pero que avizora el futuro como nadie, se dedica a difundir a los cuatro vientos el pesado cuento de la lechera monclovita de que “el año que viene (siempre el año que viene) seremos felices, comeremos perdices y todo el mundo, menos los vagos ancestrales (que los hay), dispondrá de un puesto de trabajo indefinido, bello y muy bien remunerado.

          Por lo demás, yo impertérrito. Acabarán robándome los seis mil quinientos euros de vellón, porque estos jueces con mando a distancia y cuenta ajena son unos pesados de campeonato que aburren a las ovejas, dejándome en pelotas pecuniarias (eso sí, con las dos manos delante porque hay mucha vergüenza que tapar) y sin posibilidad de disfrutar por los siglos de los siglos de las vacaciones de verano. Pero les seguiré dando caña ¡faltaría más! hasta que el franquismo (y su heredero, el borbonismo) sea un mal sueño histórico para el común de los mortales que todavía habitamos (malvivimos) en este “vago país del Sur con AVE” que diría la señora Merkel.

 

              Amadeo Martínez Inglés es coronel del Ejército, escritor e historiador

 

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