Daniel Barredo: “La Corona española desaparecerá antes de que pasen diez años” PDF Imprimir E-mail
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Aníbl Malvar   
Viernes, 19 de Julio de 2013 00:00

Daniel Barredo es doctor en Periodismo, licenciado en Filología Hispánica, novelista y poeta con numerosos premios que le dan más o menos igual, conferenciante en la Sorbona, en la también parisina universidad Paul Valéry, en la británica De Monfort (Leicester) y en unas cuantas más. Pero ahora, sobre todo, es doctor en Periodismo. Como su nombre indica, un doctor en Periodismo es un sanitario que ha jurado ante Hipócrates curar los males de los periodistas, que son diversos.

 

Ahora acaba de publicar El tabú Real (Ed. Berenice), un ensayo en el que analiza la forma en que los medios de comunicación de toda inclinación ideológica han ido postergando hasta lo inevitable toda crítica contra Juan Carlos I y su descendencia. Se trata de un libro sobre comunicación, pero tiene ciertos toques de humor no achacables al autor, sino a la propia Casa Real. Por ejemplo, cuando glosa una juancarlista campaña nacional de publicidad encubierta de la asociación de Cerveceros de España:

1.- Vasco Press, 1 de marzo de 2011: “El rey Juan Carlos es la personalidad elegida por los vascos como el compañero ideal para tomar unas cañas”.

2.- ABC, 24 de abril de 2012: “El rey don Juan Carlos y Arturo Pérez Reverte han sido las personalidades nacionales elegidas por los castellanos y leoneses como los compañeros ideales para irse de cañas”.

3.- Ideal.es, 12 de abril de 2012: “ El rey don Juan Carlos y Felipe González han sido las personalidades nacionales elegidas por los andaluces como los compañeros ideales para irse de cañas”.

4.- Europa Press , 25 de abril de 2012: “ El rey don Juan Carlos y Mariano Rajoy han sido las personalidades nacionales elegidas por los extremeños como los compañeros ideales para irse de cañas”.

– “Los procesos políticos interesan a este trabajo menos que los procesos psicológicos colectivos”, escribes. El regreso de la monarquía, de hecho, creo yo en mi infinita ignorancia, acontece en España sobre la manipulación de un proceso psicológico colectivo que nos convence de que es inevitable, apolítica, necesaria y hasta obligatoriamente deseada y amada.

– La monarquía retorna a España por un capricho de Franco, que era monárquico por encima de todo. Don Juan Carlos hereda de Franco, como comento en mi libro, las atribuciones reales y simbólicas del dictador; luego, en la Transición, se legitimó la monarquía constitucionalmente. Fue un triunfo de la monarquía sobre la democracia, porque don Juan Carlos se aseguró la inviolabilidad jurídica, la protección penal, la opacidad sobre su gestión y sus cuentas, etcétera. Lo que estamos viviendo hoy en día, más que un desmoronamiento de la monarquía, es un desmoronamiento de la Transición, hacia una interpretación de la democracia, que es lo que no hemos tenido todavía en España.

Bellísima expresión calificar nuestra monarquía de “franquismo de segunda fase o integrado”. ¿Ha dejado de ser alguna vez franquista nuestra monarquía?

– La cuestión es si España ha dejado de ser alguna vez franquista. No es solo la monarquía: es la presidencia del Gobierno o el funcionamiento de los partidos políticos o del Congreso de los Diputados, por ejemplo. No ha habido ruptura con el franquismo, sino que el franquismo se adaptó y se prolongó con la llamada Transición. Eso es lo que yo llamo el “franquismo integrado”

Aunque te gusta más ser psicólogo que político es una tentación llevarte al huerto. PSOE y PCE en la transición: ¿No tenían otra alternativa que el vasallaje a Juan Carlos?

– Había muchas otras alternativas, pero prefirieron integrarse en el franquismo de segunda fase, quizá porque pensaban que era la forma más rápida de llegar al poder. Fue el gran error del PCE. El PSOE, desde sus inicios, siempre ha sido un partido sometido, un McDonald’s de la política sin aspiraciones de cambio o reforma.

En tu libro hablas de la genuflexión periodística general. Pero también aludes a la Universidad. “La Corona ha dado la espalda a la Universidad”. Pero también da la impresión de que la universidad ha dado la espalda a la corona desde su advenimiento para, cobardemente, evitar el análisis de su papel ambiguo en nuestra historia reciente. Más que dar la espalda, yo diría que nuestra universidad se ha puesto, cómodamente, en sombra.

– La Universidad española está tan corrupta como el resto de las estructuras de poder; está todo podrido, desde la base. Hay muy poca innovación. En parte es culpa de los catedráticos, porque muchos siguen siendo todavía los caciquillos franquistas, ante los cuales hay que rendirse o sufrir, como fue mi caso. Cuando empecé a investigar la comunicación de la Corona, me llamaban “inculto”, decían que mi trabajo estaba mal planteado, calificaban mi tesis como “una tesis de autor”, y por supuesto me rechazaron todas las becas de investigación. Luego John Balmer, una autoridad mundial en Marketing Corporativo, va y dice que este libro es “una obra importante en su ámbito”. Al poco de doctorarme ya tenía ofertas de trabajo en tres países. Y sin enchufes.

Cubierta de la obra.

Vámonos al periodismo, que te encanta darle caña a nuestra profesión. ¿Cómo es posible que los dos grandes medios en papel de la última España, El País y El Mundo, se declaren republicanos hasta en sus libros de estilo y después nos adoctrinen en las grandezas y hermosuras de la institución regia? ¿Es hipocresía o solo es miedo?

– Porque es muy difícil situarse a la contra de una institución que cuenta con el apoyo de todo el aparato de Estado; incluso el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha criticado la “sobreprotección” de la monarquía. ¿El País republicano? En un estudio pionero, Pini lo calificó como “portavoz de la monarquía”. No por casualidad el actual director de Comunicación de la Casa del Rey tiene una dilatada experiencia como periodista del Grupo Prisa.

– Nos hemos reído muchos con la página web de la Casa, donde van apareciendo y desapareciendo urdangarines y marichalares según les den marichalazos o les citen malvados jueces por hacer chacinería de un proyecto sin ánimo de lucro, tipo Nóos. Tú resumes: la web real “emplea herramientas nuevas pero construye con materiales viejos”. ¿Es posible dar una imagen nueva de una institución tan apolillada como la monarquía? Y no me refiero solo a la española, sino a todas.

– Claro que es posible. Las monarquías son “marcas corporativas patrimoniales”, como las definen algunos de los últimos estudios en marketing. La Corona ofrece un producto, del mismo modo que la Coca-Cola, Microsoft o el Banco Santander. Pero los gestores de la Casa del Rey no han sabido organizar las rutinas de lo que debería ser el primer departamento de marketing corporativo del país. Fíjate en la corona británica: apolillada pero altamente valorada. Un ejemplo de buena gestión.

Qué daño ha hecho internet a la monarquía. La sociedad de la información ha sido sustituida por la sociedad de los ideantes, dices, y eso es incontrolable. Solo el control era capaz de mantener la monarquía. La monarquía ha muerto de un ataque de twitter. Manda carajo.

– Porque es muy difícil manipular a través de las redes sociales; y la monarquía, en el contexto del franquismo integrado, se creía omnipotente. Sus gestores se pensaban que podían vivir al margen, instalados en la fotonoticia del Hola. Aún siguen empleando estrategias arcaicas, como el programa Audiencia Abierta. El rey ha pasado de ser el héroe nacional a tener que pedir perdón a los ciudadanos. Y esto solo es el principio, porque la sociedad de los ideantes es un momento de inteligencia colectiva: nos estamos acostumbrando, globalmente, a elegir, a participar, a interactuar. Es un momento ilusionante para la humanidad.

Parafraseas a Zugasti: “En el transcurso de la dictadura a la democracia se fraguó un consenso periodístico (…) y los periodistas se comprometieron a silenciar las informaciones que pudieran dañar la reputación de don Juan Carlos”. Pues vaya mierda de periodistas hacemos periodismo en España, ¿no? Y no seas educado al contestar, que te vamos a crucificar lo mismo.

– Es un problema de las organizaciones, más que de los periodistas. Hay periodistas muy valientes. Pero las organizaciones periodísticas españolas, en general, son conservadoras, ventajistas y partidistas; yo creo que ni siquiera les interesa la información. Se parecen al PP-PSOE. Solo piensan en hacer caja.

Ya sé que no eres adivino, pero ya que andas indagando en la psicología colectiva, ¿qué resultado crees que arrojaría hoy un referéndum sobre la monarquía?

– Quedaría ligeramente inclinado a favor de la Corona. Hay todavía unas bases sociológicas, muy conservadoras, que son fervientemente monárquicas. Pero tal y como organiza actualmente su comunicación, la Casa Real española desaparecerá antes de que pasen diez años. En ese tiempo se quedará sin cobertura política (la Unión Europea anula el arbitraje simbólico de la Corona), sin cobertura sociológica (porque hay más de un 80% de los jóvenes que consideran la monarquía como una institución arcaica), y sin cobertura mediática (con el impulso de las nuevas organizaciones periodísticas y la consolidación del periodismo participante). Solo un buen plan de gestión comunicacional puede salvarles: tienen que conseguir convencerte, Malvar, de que son necesarios.

Por último, señor doctor. Se ha tenido que ir su eminencia a impartir clases a Ecuador. Creo que le tratan, como profesor, mucho mejor de lo que le trataban en España. ¿Encuentra usted alguna explicación?

– En España no hay una apuesta por el conocimiento. En Ecuador me pagan casi el doble de lo que gana en España un profesor titular de Universidad. El presidente Rafael Correa está invirtiendo muchísimo dinero en investigación y desarrollo, porque considera que son estas las bases sólidas del crecimiento, junto al turismo sostenible. Pero Correa es uno de los mejores presidentes del mundo; ¡qué suerte tienen los ecuatorianos! Nosotros, en lugar de presidente, tenemos una pantalla de plasma. Un dato: solo en una ciudad como Riobamba, del tamaño de Jaén, vamos a trabajar este año unos 30 doctores extranjeros, algunos de ellos con prestigio mundial. Yo no creo que vuelva a vivir en España. A beber sí. ¡Qué bien se bebe en España!

 

El tabú Real (Ed. Berenice)

 

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Fuente: Cuarto Poder

 

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