El monárquico exquisito PDF Imprimir E-mail
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Miguel Sánchez-Romero / Público   
Martes, 09 de Agosto de 2011 04:29

Imaginemos por un momento que el rey abdica por cualquier causa justificada; no sé, pongamos que, en un arranque de campechanía, decide montar un kebab.

Imaginemos también que el príncipe no puede atender a sus obligaciones como sucesor porque al rey el kebab
le va estupendamente y él solo no da abasto. Imaginemos, en definitiva, que se instaura la III República –agota seguir imaginando causas razonables de abdicación. ¿De qué hablaría entonces Jaime Peñafiel? Posiblemente de nada. Y eso hace el advenimiento republicano doblemente apetecible.

 

Peñafiel lleva media vida dedicada a hablar de la familia real, y no parece que en la otra media vaya a hacer cosa distinta. Es verdad que antes hablaba bien de ella y ahora la pone a caer de un burro. La causa fundamental de ese cambio es, en apariencia, el matrimonio del príncipe con alguien que, según él, no reúne las condiciones exigibles a una futura reina: "Una periodista divorciada, con un pasado sentimental de lo más variado y apasionante, hija de un sindicalista y nieta de un taxista". De todo el párrafo, lo que menos entiendo es ese menosprecio por el gremio del taxi. Si Letizia conserva algo de la genética de su abuelo es perfecta para el cargo. Nada hay mejor para animar las frecuentes reuniones sociales que suelen ocupar el duro trabajo monárquico, que alguien con la locuacidad de un taxista para referirse a asuntos como la política o el deporte.

Uno de los escasos cables que, por encomiable prudencia, no ha filtrado Wikileaks, es este en que, tras una recepción real, el embajador de Botswana se refiere a ella en estos términos: "La princesa es una excelente conversadora. En el recibimiento previo, ha dado muestras de estar perfectamente al tanto de los últimos acontecimientos políticos-sociales, sobre los que ha concluido: 'Yo, a los indignados, les daba un pico y una pala'. También conoce a la perfección los avatares deportivos como demuestra su afirmación: 'Yo, a los jugadores del Real Madrid, les daba un pico y una pala'. Sobre el conflicto palestino se ha mostrado, sin embargo, extremadamente cauta. En ese caso, es partidaria de dar un pico a los palestinos y una pala a los israelíes. Extrañamente, cuando nos hemos dirigido a la mesa me ha llevado por el camino más largo".

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Fuente: http://blogs.publico.es/libre/2011/08/08/el-monarquico-exquisito/

 

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