El regalo del rey PDF Imprimir E-mail
Monarquía - Felipe VI
Escrito por Gerardo Tecé   
Miércoles, 31 de Enero de 2018 07:29

Felipe VI cumple 50 años y, pudiendo regalarnos un jamón por plebeyo o un referéndum monarquía-república a compartir, lo ha celebrado haciéndonos ver un vídeo familiar. Señal clara de que aún le faltan, al menos, otros 50 años para acabar de conocer a su pueblo. No hay prisa. El vídeo, distribuido por la Casa Real, llegó a todas las redacciones con los posibles titulares ya listos para insertar: “El Rey y su familia”, “Imágenes inéditas de la familia real”, o “El Felipe VI más íntimo”, que es como los artistas llaman a sus trabajos cuando, ya editados, se dan cuenta de que aburren. En este caso, el titular de la intimidad no le hace justicia a la pieza, porque aburrir, lo que es aburrir, no aburre.

La cosa empieza con una escena de riesgo: el rey Felipe acaba de grabar el discurso de Navidad y, de manera espontánea tras orden de la reina Letizia, las pequeñas princesas entran a saludar al padre. La escena es de riesgo, decíamos, porque un “entrad a ver a papá” tras éste acabar de trabajar dejaba la puerta de la comedia abierta de par en par. “Nos ha dicho mamá que estabas trabajando y eso teníamos que verlo”, parodiaba uno la escena en Twitter, surfeando sobre el artículo 491 de injurias a la Corona.

Siguiendo la clásica estructura de introducción, nudo y desenlace, tras la parte inicial que nos situaba ante el típico día en la oficina de una Familia Real española, llega el nudo a través de un paseo en coche. Todavía amaneciendo, en horario de albañil, rey y reina bajan las escaleras de palacio agarrando de la mano cada cual a una princesa para montarse en el coche dirección al cole. El silencio de esas horas en los jardines reales sólo se rompe por los disparos de la cámara del fotógrafo oficial de Zarzuela, que, por algún motivo, inmortalizaba ese día una escena que, al parecer, es cotidiana. Con los cuatros miembros de la familia real montados ya en el vehículo en marcha, y con el rey al volante, un “tú hoy no tenías examen, ¿no?” –no– y un “¿qué profe te toca hoy?” –no sé–, pretenden darle a la road movie ritmo sin demasiado éxito. Cuando parecía que aquello iba directo a la papelera como escena descartada, una de las dos infantas –lo siento pero aún no las distingo– empieza a recitar la tabla periódica para alivio de los monarcas padres. Berilo, Be, valencia 2, metal, Magnesio, Mg, valencia 2, metal, Calcio, Ca, valencia 2, metal…

Y tras la introducción y el nudo, llegó el desenlace. El desenlace de una jornada normal, en toda familia normal que se precie, es compartir mesa y mantel. En el almuerzo familiar de palacio hoy toca sopa. Nada que no pueda pasar un día frío y nublado como ese en un piso plebeyo cualquiera de España. La sopa está caliente, mamá, quién descalentará esta sopa, se quejaba la princesa. Y aunque aquello seguía decepcionándonos por no llegar a alcanzar el ritmo de conversaciones con el que El ala oeste de la Casa Blanca nos había acostumbrado a visualizar el interior de los hogares de Jefes de Estado, la pieza cinematográfica por las cinco décadas del monarca nos deja píldoras sobre cómo es una familia real a la mesa. “Una pena que el día esté así… pero bueno, nos viene muy bien la lluvia, podíamos salir esta tarde a pasear por el campo aunque llueva”, disertaba y proponía el rey Felipe en esta escena íntima en la que nadie sabía muy bien cómo dar la réplica bajo los flashes del fotógrafo oficial, que volvía a estar allí para retratar, otra vez, una escena de lo más cotidiano al parecer. “¿Te sabes el papel ya?” –Parece ser que alguna de las infantas tiene teatro–. “Es complicado transmitir las emociones en el escenario. Pues imagínate los actores, que lo tienen que hacer siempre”, concluía el monarca con esta frase llena de contenido y gesto serio, como planteándose si para la siguiente grabación tirar de casting. ¡Corten! ¡Lo tenemos!

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Fuente: CTXT

 

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