Hace 80 años Alfonso XIII se fue a Roma. ¿Dónde irá Felipe de Borbón? Imprimir
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Joan Tardà i Coma / UCR   
Domingo, 10 de Abril de 2011 08:15

Alfonso XIIILeer la versión del artículo en catalá en el Blog de JoanTardá

Traducción al castellano de Joan Tardá para UCR

El pecado original de la monarquía borbónica en el Estado español postfraquista no radica sólo en el hecho que Juan Carlos de Borbón hubiese jurado los Principios Fundamentales del Movimiento y hubiera colaborado activamente con la Dictadura (es necesario recordar su complicidad, por ejemplo, copresidiendo con el Dictador el acto de masas celebrado en el mes de octubre de 1975 en Madrid después del fusilamiento de Juan Paredes Manot "Txiqui" (y otros cuatro ciudadanos antifascistas en setiembre de aquel mismo año).

 

El verdadero pecado original radica en la cobardía de la institución monárquica por no exigir que fuese la ciudadanía quien a través de un referéndum optase por la dinastía borbónica patrocinada por el Dictador o la forma de Estado consagrada por la Constitución republicana abatida por la violencia militar. Ni entonces lo reclamó ni a lo largo de los últimos treinta años ha mostrado un mínimo gesto de reconocimiento de esta mácula que siempre le perseguirá como impostores de la democracia. Es por ello que, a pocas horas de la conmemoración del 80 aniversario de aquellas elecciones municipales del día 12 de abril que comportaron la proclamación de la República y el consiguiente exilio de Alfonso XIII, cómplice también del dictador Primo de Rivera, convenga recordar de donde vienen los Borbones de hoy y, sobretodo, donde están.
El plan de transición dinástico prevé que el hijo del Jefe de Estado, el ciudadano Felipe de Borbón, pueda aparecer ante   la ciudadanía plenamente liberado y redimido del pecado original. De hecho, la operación "limpieza" se lleva aplicando desde hace años como producto del entramado de silencios y obstrucciones al control parlamentario de la Casa Reial por parte de los partidos políticos mayoritarios, gracias también a la indolencia de una buena parte de la intelectualidad y, finalmente, a partir de la colaboración de los medios de comunicación y de la élite de periodistas y opinadores que han creado escuela en los últimos treinta años,  retribuidos para contribuir a  crear el discurso  del "juancarlismo" com sinónimo  de un imaginario de garantías para el sistema democrático.
No obstante, los tiempos han cambiado. Hoy por hoy, el régimen monárquico en el Estado español es un gigante  de Fiesta Mayor, de cartón, una institución situada,  per razones de adn inherentes a la institución, fuera de la modernidad, hecha para la exhibición, que sólo puede situarse en el mercado como empresa de márqueting publicitario del Estado.
Y, además, sin ninguna legitimidad. Por lo cual, Felipe de Borbón, que ha sido educado como un burgués complaciente, a quien ni tan solo podrán injertarle ningún atisbo de épica como al padre, lo tiene difícil. A no ser que opte por no continuar con la misma farsa que su padre,  y reclame que sea la ciudadanía quien le  legitime.  Si no lo hace, tarde o temprano, la historia le pedirá cuentas. Su bisabuelo, Alfonso XIII, seguramente tampoco nunca pensó que acabaría sus días en Roma.

"Torres més altes han caigut", que a menudo decía mi abuela.

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Joan Tardà i Coma es Diputado de Esquerra Republicana de Catalunya

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