Blasfemos y gilipollas PDF Imprimir E-mail
Laicismo - Estado Laico
Escrito por Jaime Poncela   
Viernes, 09 de Noviembre de 2018 04:43

Las organizaciones cristianas ultraconservadoras dicen que la masturbación es una forma de aborto. Según los defensores de la familia y la dignidad humana, los hombres somos padres de paja, simples inseminadores a quienes se les caen los hijos al váter cuando hacemos pis. En cierta dictadura comunista la masturbación era considerada “adulterio manual”. Idiotas nunca faltan en cualquiera de los dos extremos del arco iris. Tenemos ahora en el escenario a un grupo de abogados cristianos que persigue con saña la blasfemia y, como no el aborto.

Siempre me ha llamado la atención esa necesidad que tenen algunas personas de adjetivar su profesión: abogados cristianos, jueces conservadores, peluqueros calvos, etc. Sería más divertido crear asociaciones de peluqueros conservadores, abogados calvos, o ateos cristianos. Yo mismo soy promotor de la asociación apátridas nacionalistas con el fin de aumentar el nivel de caos y estupidez en el que nos manejamos a diario hasta ver si esto revienta de una vez.

Viene esta digresión a que a uno le parece que poner las creencias de personales en la tarjeta de visita es poco profesional ya que, cuando menos, cabe sospechar que un abogado cristiano nunca llevará como es debido (iba a decir como Dios manda, pero no procede) una demanda de divorcio y se puede sospechar con fundamento que dedicará su profesión como arma arrojadiza en defensa de una relativa y sectaria justicia, no de la Justicia con mayúscula que, toga mediante, debería ser su único sacerdocio. Porque ponerse a perseguir blasfemos a estas alturas del partido es una actividad tan ñoña, vacía e inútil como la de considerar la masturbación una variante del aborto. Es un simple intento de volver al pais del gobierno de sotanas y uniformes y al nacionalcatolicismo de los primeros viernes de mes y la delación del descreído.

Cagarse en Dios, en dios, (hay dioses mayores y menores) o en cualquiera de sus divinas variantes es una actividad terapeútica que tiene más que vez con la frustración vital que con la teología. No sé si cagarse en Zeus, en Apolo, en Amón o en Thor y Odín es en puridad una blasfemia porque, claro, ¿en que dios del panteón grecolatino, egipcio o nórdico se caga uno cuando blasfema? Dios es un sustantivo genérico, una marca blanca que los abogados cristianos parecen querer apropiarse de mala manera. ¿Y que pasa cuando decimos que tal futbolista es un dios? ¿Si me cago en CR7 que es un dios de la cancha estoy blasfemando?.

Aconsejo a los abogados cristianos que se pasen por cualquier chigre asturiano con su talonario de multas modelo padre Astete y vayan denunciando a todos los ciudadanos que se cagan en Dios porque cierra Alcoa, porque cierran las minas, porque el tren no llega, porque el sueldo no alcanza, porque siempre ganan los mismos, etc, etc. Se pueden poner las botas los letrados que tanto endiosan a Dios. Puestos a elegir, uno prefiere soportar a un blasfemo que a un gilipollas. Que baje Dios y lo vea.

 

__________

Fuente: Artículos de saldo, Blog de Jaime Poncela