Laicismo y Derechos Humanos PDF Imprimir E-mail
Laicismo - Estado Laico
Escrito por José Ramírez Labrador   
Domingo, 15 de Octubre de 2017 04:38

Todo el mundo sabe qué son los derechos humanos, recogidos en diversas declaraciones, como la Universal aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1948. Está claro que son imprescindibles para la democracia y garantizan la convivencia pacífica en la sociedad.

Entre los derechos fundamentales están los de libertad de pensamiento, conciencia, expresión, asociación y manifestación. Estos derechos, junto a la igualdad ante la ley para todas las personas sin distinción, son la base de una sociedad libre y soberana y están reconocidos en el artículo 10 de la Constitución española.

Menos conocida es la laicidad, que puede definirse como la separación y neutralidad entre el Estado y las distintas instituciones religiosas (o ateas). La palabra laicidad o laicismo deriva del griego laos, que significa «pueblo entendido como conjunto». En este sentido, las Instituciones Públicas no deben favorecer ninguna ideología o religión, ya que cada una de ellas representa sólo a una parte de la sociedad, pudiendo causar grave confrontación con el resto de la ciudadanía en un asunto relevante para muchas personas.

El laicismo se basa en:

  • La libertad de conciencia; cada persona es libre de adherirse a cualquier opción espiritual, no adherirse a ninguna o cambiar de opción cuando quiera.
  • La separación entre el Estado y las confesiones religiosas. En particular la igualdad de trato a todos los ciudadanos. No es de recibo que se privilegien o discriminen dogmas particulares.
  • La búsqueda del bien común. El Estado debe financiar los servicios que son de interés general (educación, sanidad,…) y no cultos particulares.

Qué es y no es el laicismo:

El laicismo es un valor exigible a Instituciones Públicas, no a personas o entidades privadas, no es antirreligioso, ya que defiende la libertad de conciencia, no está contra las procesiones, ya que defiende la libertad de manifestación, no está a favor del ateísmo o del agnosticismo, porque cree en la libertad de conciencia de cada persona y su derecho a elegir. El laicismo es neutralidad institucional.

Igualmente está en contra de la teocracia (la religión como fuente del derecho) y en contra del clericalismo, entendido como una religión que intenta imponer sus normas morales a toda la sociedad: por ejemplo, cuando sus fieles intentan modificar las leyes para negar el derecho a los anticonceptivos, al divorcio, matrimonio homosexual, aborto… a toda la ciudadanía, sean o no creyentes en esa religión. La soberanía del Estado se basa en la voluntad popular (artículo 1 de la Constitución) y no en libros sagrados (Biblia, Corán…). El laicismo no está en contra de los clérigos, ya que cada religión puede organizarse como quiera, dentro del respeto a las leyes.

El laicismo lucha por la libertad de conciencia, por eso nos oponemos a que se subvencione la religión, especialmente en el ámbito escolar. El que quiera enseñar o estudiar doctrina religiosa no debe usar recursos públicos.

Si algún lector está interesado en saber más, existe una Plataforma Laicista de Jerez donde  ofrecemos cuanta ayuda e información esté en nuestras manos y cuyo ideario transcribo a continuación:

«Promover los ​derechos humanos universales, especialmente la libertad de conciencia, de expresión y de manifestación, así como la igualdad, entendiendo ésta como la ausencia de privilegios y discriminación.

Defender y difundir el ​laicismo​​, entendido como separación entre el Estado y las iglesias (o cualquier otra entidad de naturaleza ideológica), sin ninguna imposición de creencias, convicciones o símbolos particulares. ​No estamos en contra de ninguna religión o ideología, pero no aceptamos la imposición de éstas a los demás ni los tratos privilegiados.

Por lo anterior, ​defendemos​​:

  • La ​derogación de los acuerdos entre el Estado y las confesiones religiosas​​ (actualmente católica, evangélica, musulmana y judía).
  • La reversión a sus legítimos dueños de las propiedades inmatriculadas por la Iglesia católica. ​Que devuelvan lo que no les pertenezca.
  • Una ​igualdad fiscal y económica​​, que impida la financiación de las confesiones religiosas por el Estado. ​Eliminación de la casilla del IRPF de financiación a la Iglesia. Derogación de las exenciones de impuestos​​.
  • La ausencia de simbología religiosa en los espacios de titularidad pública.
  • Una escuela pública y laica​​: que el Estado no financie enseñanzas fundamentadas en dogmas».

José Ramírez Labrador,  miembro de la Plataforma Laicista de Jerez y de Cádiz Laica

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 Fuente: La Andalucia