El Euro como moneda incompleta Imprimir
Imperio - Unión Europea
Escrito por Rafa Rodríguez   
Miércoles, 08 de Mayo de 2019 05:02

1. LAS CAUSAS ESTRUCTURALES INTERNAS DE LA DEBILIDAD DE LA UNIÓN EUROPEA

Este año el euro ha cumplido 20 años y durante los diez últimos años se ha enfrentado a la crisis de la globalización, gestionada en la Unión Europea con políticas erróneas basadas en la austeridad presupuestaria a ultranza y de la demora en la aplicación de las decisiones de política monetaria que finalmente adoptó el BCE.

La consecuencia es que una amplia mayoría de ciudadanos, principalmente en la eurozona, han sufrido importantes pérdidas de bienestar sin que haya habido un relato claro que identifique las causas y señale a los culpables. Aquí vamos a proponer una explicación de las causas de porqué las personas que están viviendo en Estados que han adoptado el Euro como moneda legal han sufrido las consecuencias de la crisis en grado mayor que por ejemplo EE.UU. cuando fue allí donde se gestó la crisis.

Las secuelas que esta crisis ha dejado en las personas de la Unión Europea son importantes, especialmente en las economías de los Estados del sur: un desempleo todavía elevado, inhibición de la inversión pública y privada, deterioro de la educación, una productividad erosionada y, en definitiva, un menor crecimiento potencial del conjunto del área. Las posibilidades para reducir la injusta distribución de la renta, que la crisis acentuó, se ven limitadas por ese menor crecimiento. Y, como consecuencia, el distanciamiento de los ciudadanos de ese proyecto racional, pero hoy seriamente cuestionado, de mantener una moneda común entre economías que comparten intercambios de todo tipo y aspiraciones integradoras.

Las causas estructurales internas de la debilidad de la unión europea son:

  1. La situación de desigualdad económica de origen entre los Estados que forman parte del Euro.
  2. La desconexión del Euro con la gobernanza democrática por la ausencia de la perspectiva de un proyecto político federal.
  3. La hegemonía de la ideología y las políticas neoliberales en los Estados miembros y en el gobierno y la Administración de la Unión Europea.
  1. LA SITUACIÓN DE DESIGUALDAD ECONÓMICA DE ORIGEN ENTRE LOS ESTADOS DE LA ZONA EURO

El punto de partida de la situación de los Estados que forman la zona Euro era la desigualdad económica sobre todo en el tejido industrial y en la composición de la balanza de pagos, lo que presentaba una realidad muy polarizada entre los Estados del norte, industrializados y con una balanza comercial excedentaria, y los Estados del sur, poco industrializados y con una balanza comercial deficitaria.

Ya Krugman había previsto que la moneda única sin conexión institucional democrática y federal, al intensificar los intercambios internos pero carecer de políticas económicas correctoras, iba a aumentar la especialización industrial, porque las industrias se concentran en los territorios que parten de ventajas comparativas.

Sin embargo, los gobiernos de la Unión Europea aceptaron el criterio de Kenen que pronosticaba lo contrario: que economías diversificadas industriales por el solo hecho de compartir una moneda común iban a converger y a equilibrarse.

Las principales “causas sistémicas” que explican estas brechas son: las diferencias en industrialización e innovación; la falta de una arquitectura que complete el Euro; un desigual crecimiento de la productividad; la fuga de capital humano del sur durante la recesión y la falta de centros de poder económico y financiero en los Estados del sur y la concentración de los mismos en los Estados más ricos. Las consecuencias han sido que los Estados del sur, en vez de converger han perdido el 3,5% del PIB, que a su vez es lo que han ganado los del norte.

  1. LA DESCONEXIÓN DEL EURO CON LA GOBERNANZA DEMOCRÁTICA: LA AUSENCIA DE UNA PERSPESPECTIVA DE PROYECTO POLÍTICO FEDERAL

Cuando se proyecta y se crea la zona Euro, los gobiernos de los Estados europeos que aprobaron en 1.989 el plan Delors no consideraron necesario avanzar en organizar federalmente, al mismo tiempo, a la Unión europea para que la moneda común (que tiene una naturaleza federal) pudiese estar conectar directamente con una institución democrática dotada de cosoberanía (federal).

Por ello, el sistema monetario europeo, en vez de formar un sistema coherente, está compartimentado en tres niveles políticos y económicos sin relación orgánica entre ellos: los Estados miembros, la Unión Europea y la Zona Euro.

Para que exista una moneda completa tiene que formar parte de un sistema con vínculos orgánicos entre los elementos básicos que componen ya que sin gobernanza democrática no hay sistema monetario completo y efectivo por lo que para que el Euro pueda competir con el dólar y propiciar una democracia monetaria global es necesario la reforma de la Unión Europea y de la zona Euro sobre la base de una estructura federal.

Analicemos brevemente los tres niveles a estos efectos:

A) LOS ESTADOS MIEMBROS

Los Estados miembros tienen la soberanía formal dotadas de instituciones elegidas democráticamente (gobierno, parlamento), con competencias exclusivas sobre el sistema fiscal y presupuestario y la emisión de la deuda pública.

Sin embargo, se enfrentan a problemas que van más allá de su ámbito de actuación, es decir no tienen soberanía efectiva ya que no tienen moneda propia por lo que no pueden ajustar su competitividad mediante devaluaciones o revaluaciones, ni un banco central que ejerza como tal ya que los bancos centrales de los Estados tienen unas funciones muy limitadas.

B) LA UNIÓN EUROPEA

El conjunto de la UE, formado por 28 Estados (19 Estados de la zona Euro más 8 Estados que no forman parte del Euro y por el Reino Unido que está en una situación transitoria por el Brexit), es en realidad un conglomerado heterogéneo de Estados, un espacio de libre de circulación de mercancías, personas y capitales, con una débil estructura de gobernanza política ya que, aunque tienen instituciones políticas comunes, carecen de legitimidad democrática directa o cuando una de sus instituciones la tiene, como sucede con el Parlamento europeo, lo es solo nominalmente porque está privada de las funciones de un verdadero parlamento (potestad legislativa y legitimación del ejecutivo). Además, los órganos ejecutivos (consejo, comisión) están institucionalmente paralizados por la regla de la unanimidad.

Sin embargo, aunque no tiene un gobierno democrático y federal, es muy exigente con las políticas económicas de los Estados miembros y la propia normativa europea prevalece sobre la legislación interna de los Estados.

Al mismo tiempo, la permisividad con la existencia de paraísos fiscales en la Unión Europea y, al menos hasta hoy, con el funcionamiento de la City, el mercado financiero de Londres que es la gran plataforma que utilizan las multinacionales para eludir el pago de impuestos, hacen aún más inviable la cohesión económica del espacio europeo.

C) LA ZONA EURO

La moneda es un bien público, un vínculo social y una potestad derivada de la soberanía, por lo que no puede haber desconexión entre política monetaria y las instituciones democráticas. La moneda debe ser una expresión directa de una institución de naturaleza estatal.

Diecinueve Estados de la Unión Europea comparten una moneda, pero la zona Euro, que constituye un espacio monetario de naturaleza federal, con el Banco Central Europeo (BCE) al frente, carece de instituciones políticas comunes.

Una moneda federal, como es el Euro, no puede funcionar en un contexto institucional exclusivamente intergubernamental (no federal). Con el actual diseño del Euro no existe en realidad una moneda europea porque no existe en sistema monetario común sino una unión monetaria de tipos de cambio fijos.

El Banco Central Europeo es una institución diferente de los demás bancos centrales. Tiene una naturaleza federal porque le da soporte a una moneda común pero no está conectado a un gobierno federal por la sencilla razón de que éste no existe.

El objetivo que tiene asignado el Banco Central Europeo (BCE) es exclusivamente el objetivo de inflación para mantener la neutralidad de la moneda con respecto al nivel general de precios porque los dogmas neoliberales sostenían que era posible aislar los objetivos de inflación de los demás objetivos de la política monetaria. Sin embargo, el BCE deber tener un objetivo más amplio como es la estabilidad financiera para lo que es necesario que esté conectada la oferta monetaria con un gobierno democrático con competencias fiscales dotado de un presupuesto acorde con la capacidad económica de su territorio, porque el Estado es el garante último del capital de un Banco Central.

La deuda pública es una transferencia intergeneracional que establece la cohesión de la sociedad en el tiempo. La moneda regula el movimiento de las deudas y ella misma tiene la naturaleza de deuda última, reconocida y aceptada por todos. No puede haber separación entre la política monetaria (euro) y la defensa de las deudas públicas (nacionales).

El tratado de Maastrtricht prohíbe que el BCE emita o compre deuda pública de los Estados miembros, aunque el Banco Central es el prestamista en última instancia del sistema financiero cuyo eje es la deuda pública. Al romperse los eslabones de esta cadena el Estado no puede proteger a la deuda pública de la quiebra.

El Estado, dotado de legitimidad democrática, aprueba presupuestos públicos integrados, por una parte, por los ingresos que le proporciona el sistema fiscal y, por otro, por los gastos públicos con los que asegura el funcionamiento del conjunto de la sociedad. El presupuesto garantiza la deuda pública al respaldarla con sus ingresos y compromete el pago de los servicios de la deuda al consignarlos en las correspondientes partidas de gasto. A su vez el sistema fiscal garantiza la estabilidad de los ingresos públicos. Sin embargo, en la zona euro el sistema fiscal y los presupuestos son competencia exclusiva de cada uno de los Estados.

  1. LA GESTIÓN DE LA CRISIS CON POLÍTICAS NEOLIBERALES

En un contexto de desigualdad económica e industrial entre los Estados de la Unión Europea, parte de los Estados de la UE adoptaron la moneda común desconectada de un sistema político democrático. Después estalló la crisis de la globalización, desencadenando una espiral perversa que ha provocado efectos opuestos a los que perseguía la creación de la Unión Europea y del Euro.

El neoliberalismo ha impuesto las políticas de “rescate” de los países periféricos de la eurozona, despectivamente conocidos como PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y Spain). En los tres primeros Estados, los fondos del FMI y de la Unión Europea transferidos (fondos mal llamados “fondos de ayuda y recuperación) fueron condicionados a que sus gobiernos hicieran reducciones draconianas de su gasto público, forzando además reformas que tienen como objetivo reducir los salarios. Tal vez el ejemplo más trágico de la dureza de estas políticas para con la población fue lo que ocurrió en Grecia.

En todo caso, fueron ayudas que no iban dirigidas a la población, sino que se prestaban a los gobiernos para que pudieran pagar a los bancos, en especial los bancos alemanes, y que tuvieron como resultado además reconvertir la deuda privada en deuda pública.

La desigualdad territorial en la UE lejos de disminuir, ha aumentado por una moneda común sin conexión institucional y la orientación neoliberal de las políticas que impulsan los Estados miembros, favorecida además por las tecnologías de la información y las comunicaciones que facilitan la concentración del conocimiento, de la producción de alto valor añadido y de los capitales, provocando una mayor polarización industrial y desigualdad económica y social.

 

En la imagen superior, pintura del artista Jesús Zurita (serie de artistas plásticos europeos contemporáneos)

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Fuente: Paralelo 36