Avanza la Europa de la Defensa Imprimir
Imperio - Unión Europea
Escrito por Tica Font   
Domingo, 01 de Julio de 2018 06:09

El lunes 25 de junio de 2018 se ha hecho público el anuncio de la denominada Iniciativa Europea de Intervención (IEI), que conforma una coalición militar, sin la presencia de Estados Unidos y de la OTAN. Nueve países conforman este grupo, Francia, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Estonia, los Países Bajos, España y Portugal. Reino Unido se suma a esta iniciativa, de esa forma, París logra mantenerlo como aliado militar clave después del Brexit y asume el papel de liderazgo en temas de defensa.

Trump ha criticado a los europeos de “gorrones”, que no pagan la parte que les corresponde de su defensa, les ha exigido que cumplan con los acuerdos de la Cumbre de la OTAN de 2014, incrementar los presupuestos de defensa hasta el 2% del PIB y dedicar el 40% del mismo a inversiones en equipos militares de alta valor tecnológico, al mismo tiempo que insinúa que irá abandonando sus compromisos con la OTAN. A esta situación hay que añadir que en marzo de 2019 Reino Unido abandonará la Unión Europea y la preocupación, en términos de seguridad hacia Rusia desde la anexión de Crimea y la conflictividad en Ucrania.

Todo ello ha puesto nuevamente sobre la mesa la incapacidad de que la UE en su conjunto proyecte su poder militar como potencia mundial hacia el exterior, la UE no tiene una política de defensa común, autónoma. La UE se la reconoce como potencia económica mundial, pero no como potencia militar. Francia tradicionalmente ha promovido la idea de una defensa europea autónoma de los Estados Unidos y de la OTAN, Reino Unido siempre se ha manifestado contrario a esta posición. Esta división ha dejado en manos de Estados Unidos y de la OTAN, la definición de las políticas de seguridad y defensa.

En este nuevo escenario la UE ha abierto un periodo para definir el papel que quiere tener en el mundo respecto de otras potencias mundiales, si quiere tener un rol duro, coercitivo e intervencionista militarmente o ser un poder blando. Hasta ahora no ha habido consenso en este punto, pero podemos observar decisiones que mueven el panorama.

El Consejo de Asuntos Exterioress (18 de mayo de 2017) aprueba un documento sobre la implementación de la Estrategia Global en materia de seguridad y defensa y la necesidad de poner en marcha la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO), en junio el Consejo Europeo dio el visto bueno a la puesta en marcha de la PESCO que faculta a un grupo de estados miembros a coordinar sus objetivos en el ámbito de la seguridad, las adquisiciones de material bélico y las futuras operaciones conjuntas de defensa y de paz.

La Comisión Europea impulsa este debate con un documento Reflexión sobre el futuro de la defensa europea en el que presenta tres posibles opciones para el futuro de la defensa europea. De menor a mayor intensidad son: un escenario de cooperación, seria voluntario y caso a caso; un escenario de defensa y seguridad compartida, los estados miembros pondrían en común activos financieros y operativos, la UE daría su apoyo y compromiso; el tercer escenario seria de seguridad y defensa comunes, este escenario prevé elaborar una política de defensa común en la que los estados asumirán más compromisos en lo que respecta a la seguridad de los demás haciendo que la protección de Europa sea una responsabilidad compartida. La UE tendría que ser capaz de llevar a cabo operaciones de seguridad y defensa de alto nivel. Ninguno de estos escenarios está cerrado, va a depender de los consensos a los que lleguen los propios estados miembros, pero la UE está apostando fuertemente para no quedarse en el primer escenario, que representaría seguir como hasta ahora.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker y otros dirigentes europeos sostienen que la PESCO no equivale a un Ejército Europeo, pero sí es un gran paso adelante en la integración militar entre los países de la UE. Es un pacto entre los participantes para financiar, desarrollar y desplegar sus ejércitos conjuntamente. Su principal novedad es su carácter permanente y que los compromisos asumidos son obligatorios para los Gobiernos.

La iniciativa para lanzar la PESCO la adoptaron las grandes potencias de la UE. Alemania, Francia, Italia y España que apostaban por un plan ambicioso en materia de cooperación militar. Se trataba del primer ejemplo de la nueva Europa a múltiples velocidades que se impondrá tras el brexit. Pero al final se han sumado la mayoría de los países miembros, lo que plantea el riesgo de rebajar el nivel de ambición. En total, participan 25 países. Todos los de la Unión Europea salvo Dinamarca, que no participa en la defensa europea, y Malta. Tampoco está Reino Unido, que se marcha el 29 de marzo de 2019. Los 25 países que se han sumado a la PESCO, han asumido una veintena de compromisos vinculantes, incluido aumentar el gasto de defensa, participar en proyectos de desarrollo de capacidades conjuntas y aportar fuerzas para operaciones de la UE.

Macron, en septiembre del 2017, aludió a la necesidad de “ir más lejos” de lo que va la cooperación estructurada en el marco de la UE (la PESCO). El motivo, en su opinión, es que falta una estrategia común. “Nuestra incapacidad para actuar juntos de manera convincente cuestiona nuestra credibilidad como europeos”. Francia intenta esquivar los largos procesos de decisión en la UE para crear un grupo selecto más centrado en misiones militares. Alemania, siempre ha sido más cauta a la hora de impulsar o involucrarse en proyectos en un ámbito militar, y quiere que todo proyecto quede estrechamente vinculado a la defensa europea.

Por primera vez la Comisión Europea irrumpe con fuerza en el ámbito de la seguridad y defensa, área hasta ahora reservada casi exclusivamente a los estados miembros. A partir de ahora la Comisión exigirá a cada Estado que incremente su gasto en defensa hasta el 2% del PIB, que armonicen los requisitos militares y que coordinen sus estrategias industriales, de I+D y de adquisiciones. Por otra parte la industria de seguridad y defensa deberá integrarse en consorcios transnacionales para poder beneficiarse de todas las ayudas financieras

 

 

Tica Font, Centre Delàs d’Estudis per la Pau

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Fuente: Público