Estados Unidos: el fascismo en la acción exterior PDF Imprimir E-mail
Imperio - Las Guerras USA
Escrito por José Juan Hdez /UCR   
Jueves, 09 de Enero de 2020 04:13

Según cuenta Pablo Iglesias, en una entrevista que le realizó, el escritor mejicano, nacido y criado en Asturias (ah, las identidades, que electivas son, como el cubano universal nacido y educado en Argentina), Paco Ignacio Taibo II portó en una manifestación, años ha, cuando el dominio del PRI (Partido Revolucionario Institucional) era apabullante, una pancarta que decía, más o menos, lo siguiente: “Aplíquennos a nosotros su política internacional”. El mismo país que en la escena internacional (cierto que ahí estuvo la mano de un humanista como era el presidente Lázaro Cárdenes) abrió sus puertas a miles de exiliados españoles, y que nunca reconoció diplomáticamente a la dictadura fascista de Franco, y que siempre mantuvo relaciones con Cuba cuando EEUU impuso la ruptura con ella de todos los gobiernos títeres latinoamericanos, en política interior provocó, el 2 de octubre de 1968 (un año con tanta literatura y ponderación, que en el panteón de los tiempos extintos debe ser un engreído insoportable), en el marco de una revuelta universitaria, la matanza de centenares de personas en la plaza de las Tres Culturas. La generosidad y la mano tendida en política exterior se tornaba en puño férreo contra su pueblo en defensa de los intereses oligárquicos y de una situación con lacerantes desigualdades sociales.

Me vino a la mente la pancarta de Paco Ignacio Taibo II, no sé si acertadamente, las conexiones mentales, por lo menos las mías, a veces son extrañas o enrevesadas, a cuenta del asesinato, en el norte de Iraq, por parte de EEUU del general iraní Soleimani. El pensamiento común considera al estado norteamericano como un país que respeta las libertades en el interior de su territorio, donde los ciudadanos tienen unos derechos formales (libertad de expresión, asociación, reunión, manifestación, etc) asentados que consideran parte inalienable de su constitución política. Por supuesto, aquí no podríamos incluir, con el mismo vigor, los llamados derechos sociales. Existe carencia de una sanidad universal, millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza en el país más rico y poderoso del planeta, y ligado esto último pervive un racismo latente o manifiesto que, con precisión casi matemática, te aclara la piel cuando te crece, exponencialmente, la cuenta corriente.

Curiosamente, ese asentamiento de derechos formales en el interior, es una carta blanca entre buena parte de su población (ningún presidente norteamericano ha perdido una reelección mientras está embarcado en un conflicto bélico exterior) para una acción en el resto del planeta que yo me atrevo a tildar, más allá del usual concepto de imperialismo, como fascista. Lo percibo, quizás en un trazo grueso, como una acción inversa a la del gobierno mejicano que exponía en el inicio de este texto.

El periodista John L. O’Sullivan, en 1845, en la revista Democratic Review de Nueva York expuso lo siguiente: “el cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino”. Ésta sería la idea básica de la conocida como doctrina del “Destino Manifiesto”. Sustituyan la palabra manifiesto por evidente, con la incuestionabilidad que supone, y la idea adquiere aún más diafanidad. También debe procederse a sustituir, en los siglos XX y XXI, la palabra continente por planeta. Y como colofón, como razón de peso insuperable e irrebatible la Providencia, o sea, Dios. Por arte de la divinidad quedas convertido, y eso cala con fuerza en muchas mentes, en un pueblo elegido que tiene derecho a obtener “el aire y la tierra (ésta y sus riquezas son el objetivo básico, aunque ahora esté en valor también, permítaseme una cierta ironía, la calidad del aire) necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades…”

Todo bajo el estandarte de la libertad, que es palabra muy agradecida. Además, los pueblos, malagradecidos, tienen la extraña costumbre de defender los territorios donde han vivido ancestralmente, aunque después, como las diferentes naciones indias, acaben recluidos en reservas.

Ahora me permito transcribirles un párrafo de la Wikipedia acerca de la teoría del Espacio Vital (Lebensraum) de la alemania nazi: “El programa estratégico de Hitler para dominar el mundo se basaba en la creencia en el poder del Lebensraum, especialmente cuando era buscado por una raza superior. Las personas de razas no arias en el territorio del Lebensraum serían objeto de expulsión o destrucción. La eugenesia del Lebensraum consideraba un derecho de la raza superior (herrenvolk) aria alemana quitar a las personas originarias para conseguir su propio espacio vital”.

Muchas personas pensaran que me paso tres pueblos estableciendo similitudes entre el destino Manifiesto y la teoría del Espacio Vital. Antes que nada precisar que aunque el Lebensraum se asocia al nazismo, es una teoría anterior, que surge a finales del siglo XIX y que, sobre todo fruto del magro imperio colonial alemán, ve en las llanuras del este un posible territorio de expansión. Dicho esto, observamos que aunque el Destino Manifiesto no pone el acento en la raza al ser EEUU territorio de inmigración, sí habla de una nación divinamente electa que se eleva sobre los ocupantes originarios que, siendo reducidos, según la conveniencia, a la condición de salvajes (indios) o subhumanos (eslavos), pueden eliminarse impunemente. O sea, no hay en esa expansión un elemento presente en muchas experiencias imperialistas: la coartada civilizatoria.

Y a esta última palabra me aferro para venir a la actualidad y enlazar con el asesinato del general iraní. El fascismo, fruto de su ideología supremacista, siempre se piensa impune y moralmente legitimado desde el momento en que considera al pueblo del estado que gobierna superior a otros pueblos. No albergo duda alguna de que el sentimiento nacional de EEUU, más allá, vuelvo a insistir, de sus libertades internas, está aderezado con grandes dosis de superioridad, de nación elegida para, lo hemos oído múltiples veces, liderar el mundo. Y liderar quiere decir mandar y en muchos casos, cuando la persuasión diplomática y el acoso mediático de las mentiras repetidas mil veces no funciona ante el díscolo, hay que pasar a la siguiente fase: sancionar, estrangular económicamente (Cuba y Venezuela) y, si esto falla, la acción armada de un ejército que tiene un presupuesto militar igual que la suma de los nueve países que le siguen en la lista y que representa, además, el 36% del gasto militar mundial para una población que supone el 4% de los habitantes del planeta. Este desequilibrio entre población y presupuesto militar demuestra la vocación manifiesta de gendarme mundial.

La acción de EEUU contra un general de un país con el que no tienes un conflicto militar declarado (ya no se “declaran” guerras, creo que tampoco los amores) es una acción puramente fascista, al estilo de las protagonizadas por otro estado que práctica en su política exterior el asesinato selectivo (y no selectivo): Israel. Pienso que es imprescindible utilizar el término fascismo, y no significa banalizarlo, porque es revelador, necesario para desnudar y reflejar con la máxima crudeza la realidad del imperio de la fuerza y la supremacía y el expolio de otros pueblos que es la línea de acción exterior de EEUU.

Acabo con la declaración que hoy 8 de enero de 2020 acaba de realizar, hace apenas unas horas, Donald Trump: “Irán amenaza al mundo civilizado”. Amenaza y civilización (¿cristiana?), términos tenebrosos constantemente utilizados en la política exterior de EEUU y que, permítaseme mi conexión con un caldero que ya tengo al fuego en mi mente para un hipotético próximo texto, me recuerda a la actuación, apocalíptica y fascistoide (invocaciones explícitas o veladas al ejército incluidas), de la extrema derecha española en el Congreso ante el surgimiento de un gobierno PSOE-UP, horda roja que amenaza la pervivencia de España y su civilización.

 

Artículo también publicado en la página personal del autor: El Blog de José Juan Hdez.

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