El saqueo de África provoca la migración hacia Europa Imprimir
Imperio - Unión Europea
Escrito por Espacio Independiiente   
Lunes, 20 de Agosto de 2018 03:50

Recolonización y esclavitud

La llegada a las costas de Europa de barcos y pateras con miles de personas, que huyen de las guerras y de las hambrunas, es un fenómeno que los gobiernos europeos y la misma UE tratan con absoluto cinismo, como si de una invasión se tratase. Reducen el derecho internacional de asilo y refugio a detener, encarcelar o abandonar en el desierto a miles de migrantes.

Libia, destruida por la guerra imperialista para poder saquear su petróleo, y en medio del caos de la guerra, se ha convertido en la principal puerta de salida al Mediterráneo de los inmigrantes y refugiados. Son miles los que cada año se ahogan en el intento.

En reciente reunión habida en Doñana, los representantes de las respectivas presidencias de gobierno de Alemania y España volvían, en medio de la quiebra de las políticas de la UE, sobre el tema de la “amenaza de la emigración” para establecer una medida más, por la que Alemania podrá deportar en 48 horas a cualquier persona que entre en su país y tenga pendiente una solicitud de asilo en España, acusando de “racismo” al gobierno italiano. Coincidieron también ambos mandatarios en  la necesidad de financiar aún más al reino de Marruecos, para que multiplique la represión contra el movimiento migratorio africano, tal y como la UE ya hace con Turquía, que recibe 400 millones de euros al año para que se encargue de impedir por la fuerza la llegada de refugiados sirios a las fronteras de  Europa.

¿Qué está pasando en África para que se produzca este movimiento desesperado de población hacia Europa?

África lleva décadas, desde los años 80 del siglo XX, sometida, según la realidad política de cada país, a procesos de creación de una deuda externa impagable, como forma económica de dependencia del capital internacional. De ello se ha encargado en primer lugar el Fondo Monetario Internacional estableciendo, con la complicidad de los gobiernos de turno, “Programas de Ajuste Social” que los han empobrecido hasta límites insospechados. Lo sucedido ha conducido a la total dependencia económica del exterior, comenzando por la propia agricultura. Con la descolonización, la mayoría de países africanos gozaban de suficiencia en la producción agrícola y ganadera, y exportaban buena parte de dichos alimentos. Esa situación se ha invertido en países dependientes que importan el 30% de los alimentos que consumen, acabando de hecho con toda expresión material de soberanía alimentaria.

La sistemática destrucción de la agricultura y de la ganadería, planificada por los bancos occidentales, es la que ha multiplicado el hundimiento de productos tradicionales como el café, el cacao, el arroz …, lo que ha extendido por todas partes el paro y el desempleo imponiendo salarios de hambre, acabando con toda expresión de derechos sociales.

Introduciendo productos alimenticios a bajo precio en el mercado africano, las multinacionales han logrado hundir la producción y comercialización local, para multiplicar los precios y la consiguiente dependencia exterior. El control y manipulación de las semillas, los abonos, y el equipamiento necesario han realizado el resto. Las hambrunas no son solo consecuencia de las sequías, sino de los planes de los bancos internacionales y de las empresas multinacionales. Los productores occidentales de alimentos están subsidiados por sus respectivos Estados, por lo que sus precios no son los reales. La UE, a través de la Política Agraria Común, subvenciona en un 40% a los productores agrícolas y los EEUU en un 30%, para que sus excedentes se hagan con el control del marcado internacional a bajo precio. Esto ha llevado a que sea un pequeño grupo de multinacionales como Monsanto, Cargill, ConAgra, Dupont, Pionner, Bunge…, las que controlen la agricultura mundial y su comercio. A lo que se une el monopolio de las semillas genéticamente modificadas que los campesinos se ven obligados a comprar año tras año, y con ellas otros productos.

Tierras de cultivos tradicionales están siendo dedicadas a la producción de agro combustibles para la producción de etanol (alcohol para ser utilizado como carburante a partir de la patata, la remolacha, el maíz, o el trigo). Para ello, las multinacionales están haciéndose con buena parte de las tierras de cultivo que son expropiadas a los pequeños campesinos o comunidades locales, que en el caso de África llega a cifras de más de 60 millones de hectáreas.

Las políticas de recolonización han provocado un cambio sustancial: de grandes exportadores de alimentos los países africanos han pasado a importar de todo para poder mal comer y mal vivir, cuando un 90% de la población depende de la agricultura y de la ganadería. La ONU constató hace tiempo esta situación, señalando que es la especulación de productos de alimentación básicos la que está detrás de la crisis alimentaria, y que el Banco Mundial y el FMI son los responsables de las políticas de liberalización impuestas, por las que han inducido a los países a desarrollar cultivos para la exportación y a importar alimentos de consumo diario, como los lácteos y los cereales.

La especulación se ha impuesto a través de las multinacionales. En la bolsa de Chicago se han vendido desde hace años las cosechas del próximo decenio, provocando subidas de precios artificiales. Como sucedió con los precios inmobiliarios, los precios de productos agrícolas forman paquetes multimillonarios de contratos de “derivados”, como viene sucediendo con el trigo, el arroz y el maíz.

En medio de una producción agrícola intensiva y creciente dirigida por las grandes empresas y bancos, se extiende la hambruna de millones de personas que carecen de ingresos para acceder a la compra de productos alimenticios básicos, multiplicándose el número de desnutridos y hambrientos.

Las reservas de petróleo y de minerales son codiciadas por las grandes potencias, de manera que África ya proporciona más petróleo a los EEUU que Arabia Saudí; y en muchos países las explotaciones mineras llevan aparejados ejércitos y aeropuertos privados que recolonizan países enteros imponiendo condiciones de esclavitud a los trabajadores. El gendarme imperialista mundial utiliza la base española de Rota para la estancia de Africom, ejército de intervención rápida en África, que además controla militarmente el tránsito mediterráneo de África a Europa.

Se toman con ello posiciones estratégicas sobre los conflictos armados, que son el resultado de las políticas de las grandes potencias para apropiarse de las materias primas: el oro, los diamantes… Las guerras de destrucción con millones de víctimas se multiplican y se hacen endémicas en numerosos países, provocando muchos millones de desplazados.

Debemos recordar que la recolonización económica y política de África se ha planificado desde el capital financiero internacional, en el ámbito de una extrema competencia entre los capitales franceses -que mantienen el control del franco CEFA sobre numerosos países- y los capitales norteamericanos y de sus aliados económicos en un contexto de crisis internacional de guerra económica y comercial.

La primera pregunta que los analistas más serios han realizado, comparando el saqueo de África con la realidad de los movimientos migratorios, a los que se acusa de invadir Europa, es la de ¿quién ha invadido a quién?

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Fuente: Espacio independiente