Llevarse bien con Marruecos. Imprimir
Imperio - Sahara Occidental / Marruecos
Escrito por Rafael Torres / OTR Press   
Miércoles, 17 de Noviembre de 2010 19:19

Zapataro con Mahamed VI y el Gran MarruecosEs verdad lo que dice el Gobierno, que España debe llevarse bien con Marruecos, pero también lo es lo que no dice, que también Marruecos debe llevarse bien con España. En eso consisten las correctas relaciones bilaterales, en la simetría del trato, sin la cual, no hace falta decirlo, son imposibles la confianza y la cooperación. Pero el Gobierno español, resuelto a no reconocer otros problemas que los derivados de la crisis económica, y éstos porque no le queda más remedio, ha optado por la fórmula "dos no riñen cuando uno no quiere", que si en la vida personal y ordinaria puede dar algún resultado, en la política y en la diplomática suele devenir en catastrófica.

 

Quien más, quien menos, conoce las claves del contencioso permanente entre España y Marruecos (que no entre españoles y marroquíes, primos-hermanos), desde la matraca con Ceuta y Melilla hasta la chunga descolonización del Sáhara, pasando por los codiciables tesoros de su subsuelo, por la mala conciencia colonial de España con el propio Marruecos, los poderosos e incondicionales valedores de éste (Francia y EE.UU.), la inanidad de la ONU o la "guerra fría" entre Rabat y Argel. Todo, como se ve, muy liado, muy complicado en ese tablero, pero nadie dijo que la política exterior fuera una cosa sencilla, ni nadie obligó a Zapatero a postularse electoralmente para gobernar, prometiendo hacerlo con sabiduría y eficacia, un país con tantos problemas heredados y nunca resueltos. No hacer nada, tragar con todo, dejarse humillar, que es lo que hace el Gobierno con Marruecos, es casi tan horrible como invadir militarmente un peñón de cabras donde, por lo visto, abunda el perejil.

Si algún apoyo le quedaba a Zapatero por su izquierda, la que se supone su base electoral, ya no le queda. Él quiere, porque va con su temperamento no se sabe si huidizo, apaciguador o pusilánime, llevarse bien con todo el mundo, pero me parece que sólo está consiguiendo llevarse bien con Marruecos, y ello sin la reciprocidad que pudiera servirle de consuelo.