El cambio real se llama III Repùblica PDF Imprimir E-mail
III República - Manifiestos
Escrito por UCR   
Domingo, 16 de Abril de 2017 05:53

Manifiesto de la asociación Unidad Cívica por la Repùblica (UCR), abril de 2017

Conciudadanas, conciudadanos:

En torno a la fecha memorable del 14 de abril, la asociación UCR rendimos tributo a la proclamación de la II República española, acompañàndoos en ello a miles y miles en todo el país y también allende las fronteras. Un tributo de verdad, justicia y reparaciòn, para el momento histórico en que el pueblo, en esta tierra, ha sido más dueño de sus destinos. Hablamos, por supuesto, de la Repùblica. Un momento el cual ha de volver, y volveremos.

En tan poco tiempo, nunca se vio en España tamaño avance social y cultural, como con la Repùblica del 14 de abril.

Conquistaron las mujeres derechos esenciales, incluido el voto. La clase obrera ganó un poder como nunca antes, y tampoco luego, de la Repùblica. Por ejemplo, un estuquista llegó a Presidente del Gobierno en esos años. No ha vuelto a darse en nuestro país.

Respiraron las naciones de una España en comùn acuerdo, sin yugo centralista, ni el de las oligarquías locales; retrocedían conforme auroraba un federalismo de raíz fraterna.

Con igual espíritu, se tendieron puentes con las naciones iberoamericanas, ya entonces -como hoy- todas repùblicas. El fruto de ese acercamiento habría de verse no mucho despuès, aun en situaciòn tan dramàtica como la del exilio español republicano, el cual aquellos países y sus pueblos acogieron con generosa humanidad. Sean estas palabras asimismo, un agradecimiento.

Con la II Repùblica, florecieron las artes, las ciencias y el pensamiento. Una edad dorada de la cultura.

No hablamos, empero, de una arcadia: conflictos hubo, disputas, momentos graves en la política, y alguno en el orden pùblico. Mas la Repùblica proporcionò, en un tiempo àspero -como otro ahora vivimos- el marco mejor de convivencia democrática de la època. Unas reglas de juego justas. Por eso hubieron de destruirla, criminalmente, los ventajistas de cualquier laya, los amigos de lo ajeno, el expolio, el fascismo...

No fue culpa de la República: fueron quienes, desde siempre, desde siglos atràs, se han negado por sistema, a que todos y todas podamos compartir los dones de la vida, del trabajo, de la salud y la dicha. De la felicidad. El compartir...

Hoy como ayer, la Repùblica lo significa. No es un problema de Gobierno cuanto tiene España: es de Estado; de construcción de un Estado social digno de tal nombre. Capaz de ser, en Democracia, el comùn que nos arrope y ampare.

En este día, reivindicamos una III Repùblica federal, laica, participativa y solidaria, como vía imprescindible para alcanzar las soluciones de los problemas de fondo que atenazan a la colectividad; la convivencia, el bienestar de un país, que principia por quienes, en su diversidad, lo habitan. Lo habitamos.

Para todos, el cambio real y hacia mejor se llama III Repùblica.

Somos activistas. En nuestra asociaciòn -dicho sea con el debido respeto para aquellas organizaciones que en función de su estructura, los necesitan- no tenemos liberados, ni cargos retribuidos. Hay militantes de distintos partidos, sindicatos, colectivos y otras asociaciones. Y desde ahí, desde esa multiplicidad sinérgica, afirmamos con voz igual de clara: no està separado; no hay ninguna muralla que deslinde la labor a pie de calle, del trabajar tambièn diaria y políticamente por una casa de todos y para todos, la III Repùblica española y federal.

Con sus vigas maestras, ejes constituyentes, contenidos. Por ejemplo: planificaciòn económica merced a sectores estratègicos de titularidad pùblica; la economía participativa, y la Democracia igual, a todos los niveles. Los derechos sociales, federales y medioambientales, garantizados por una nueva Constitución republicana. Igualdad de Género efectiva y afirmada asimismo en la nueva Constitución. Seguridad, dentro de ella, para la actividad de los partidos y sindicatos. Pluralidad. Políticas estatales de paz, con unas Fuerzas Armadas al servicio siempre de la Repùblica. Del pueblo y su defensa. No al de órganos antidemocràticos y neocoloniales.

Con ello, y un Estado que serà laico desde el respeto, por ley, a la libertad de conciencia y confesiòn, la III Repùblica -federada en modo voluntario- significarà la soberanía verdadera de nuestro país.

También hoy, en honor a la Democracia y quienes dieron su vida por ella, exigimos el fin de la impunidad del franquismo. El completo, definitivo, de curso legal... fin de la impunidad del franquismo, con la anulación de sus sentencias criminales y decretos que condicionan, aùn hoy y de manera nefasta, los pilares de nuestro orden constitucional.

Y es ahí donde asienta la actual Monarquía española. Con origen franquista. Y por su concepción patrimonial del Estado, confusión de lo pùblico y lo particular, un mal ejemplo visible, el cual va calando en toda la estructura de la sociedad.

No ha de extrañarnos pues la escandalosa corrupción. Y a su través, la precariedad, la pobreza, la quiebra. A fin de superarlo, la Monarquía debe ser abolida en España, tan inexorable como democráticamente. Resulta algo imprescindible, si cuanto se quiere es regenerar en serio nuestro país.

A la tarea, decisiva, animamos a todas las personas de bien; a las fuerzas laborales, políticas, culturales... A la ciudadanía. A la nación. Al pueblo.

Hacen falta urnas libres las cuales, de una vez por todas, remuevan ese obstàculo medieval, la Monarquía, abriendo así el camino -nunca fàcil, pero que recorreremos juntos- hacia la vida digna, la justicia y la paz en nuestra tierra.

A ello contribuirà sin duda la III Repùblica.

¡VIVA EL 14 DE ABRIL! ¡VIVA LA REPÙBLICA!