¿Debe apostar la derecha por la República o solo la izquierda? PDF Imprimir E-mail
III República - Libros / República
Escrito por Paco Arenas / UCR   
Jueves, 06 de Junio de 2013 06:31
A estas alturas de la historia la monarquía no debiera ser una opción válida para nadie que se considerase demócrata con indiferencia de que está persona sea de izquierdas o de derechas. Es cierto que circunstancias históricas la nuestro país no ha llevado la evolución lógica y natural que debe llevar cualquier estado democrático, nadie en Francia, Alemania u EE.UU, se plantea la monarquía como opción democrática para sus países, entre otros motivos porque la monarquía es en sí misma una negación de la democracia, una suplantación de la misma.
 
En un Estado democrático la soberanía debe residir en el pueblo, sin que nadie esté por encima de nadie, sí soy un romántico idealista, qué le vamos a hacer. Ni tan siquiera en aquellos lugares que existe la república como forma de Estado es así, al menos en la práctica, desgraciadamente los poderes económicos y financieros son quienes marcan o ejercen la soberanía en gran parte del mundo, por tanto no debemos esperar o suponer que la República es la panacea para resolver todos los problemas de la sociedad, partiendo de este punto…
 
¿De qué sirve cambiar el actual sistema monárquico por una República? En principio por la misma razón por la cual no se construye una casa sobre cimientos antiguos, menos si estos están sobre terreno que claramente no es el apropiado. A nadie se le ocurriría reformar una casa en ruinas sabiendo que los basamentos son inseguros y poco fiables. Sin embargo en España fue construida la “democracia” sobre los cimientos de la dictadura, sin sanear ni cimientos ni instituciones, haciendo de esa mal llamada transición a la democracia una continuación de la dictadura con cara amable y apariencia democrática, es más en algunos momentos esa apariencia ha llegado a ilusionar a la ciudadanía. Pero con las apariencias no se come y los viejos vicios se enquistan. Así es el caso de la corrupción, donde nadie parece librarse, si sale un escándalo en el PP, al día siguiente sale en el PsoE, incluso entre algún sindicalista que “que pasaba por allí”, pero no son solo los casos de corrupción de los políticos, banqueros, sindicalistas, que aunque resulte difícil, pueden terminar con sus huesos en la cárcel, sin embargo si eso escándalos de corrupción afectan a la Casa Irreal, “con la Iglesia hemos topao”, automáticamente fiscalía, gobierno y quien habla de conductas poco ejemplares o “que todos los españoles somos iguales ante la ley” demuestran que todos no, que tal vez, solo tal vez están dispuestos a sacrificar como chivo expiatorio a Urdangarin, pero no están dispuestos a llegar más allá, por mucho que sepamos o supongamos que llegan bastante cerca de la cabeza, no disimulan ni tan siquiera las apariencias, están tan seguros de su impunidad que se permiten actuar sin esconderse.
 
La monarquía está puesta en entredicho hasta por monárquicos prestigiosos, como Zarzalejos, exdirector del muy monárquico diario ABC, hablan y dicen claramente sentir vergüenza ante los comportamientos poco ejemplares de los distintos miembros de la Casa Irreal. Ser monárquico es legítimo como lo puede ser toda opción democrática, pero por mucho que existan monárquicos demócratas, la institución no lo es, además de ser un vestigio anacrónico y sin sentido útil alguno, al tiempo que muy costoso, si ya que tiene esas graves taras si al menos las conductas de sus miembros fuesen ejemplares, podrían ser defendibles, más no lo son, por tanto por dignidad, ética democrática y sobre todo por algo de lo que hace gala la derecha, por patriotismo, se debe avanzar en dirección a la república con independencia de la ideología de cada cual.
 
La república no es una ideología, es una forma racional de forma de Estado infinitamente más democrática que la monarquía, donde todos los delincuentes pueden y deben ser juzgados y todos los cargos son elegidos por el pueblo, desde el presidente de la escalera al presidente de la República.
¿Quiero decir con esto que los republicanos debamos renunciar a nuestro ideal de República? Por supuesto que no, pero como ya vengo diciendo desde hace mucho tiempo, la república no será posible si una parte importante de la burguesía conservadora no la apoya y la hace suya, del mismo modo que ocurrió para que se produjese el advenimiento de la segunda república. Es preciso la toma de conciencia tanto por parte de los republicanos de izquierdas como de aquellos que siendo demócratas de derechas se siente escandalizados con la actual situación y abogan por un estado realmente democrático, un Estado nuevo que se base en la ética republicana desde sus cimientos, con una constitución claramente democrática que de manera diáfana marque las reglas del juego democrático sin lugar a equívocos, una república rotundamente laica que apueste por el servicio público al ciudadano, porque nadie, sea de derechas o de izquierdas puede defender el actual estado de cosas donde el corrupto sabé que de una manera u otra su delito ha de quedar impune.
 
Artículo también publicado en la web del autor: España por la República