Entrevista a Joaquín Soler Imprimir
III República - III República
Escrito por Peru Erroteta   
Miércoles, 09 de Mayo de 2018 04:47

Joaqín Soler es arquitecto. Milita en la pedagogía republicana y forma parte de Unidad Cívica por la República, después de conocer a José Antonio Labordeta, con el que comenzó hablando de fados y cantautores portugueses, y acabó haciéndolo de la República. También es corresponsal en Barcelona del programa de radio La hora de la Republica, que emite radio Vallekas.
¿Qué es la República?

La República es un sistema de Gobierno de un Estado, en el que lo importante es lo público y se basa en los tres principios de libertad, igualdad y fraternidad, nacidos de la Revolución francesa.

¿Entonces, todo lo que no es monarquía es República?


Hay diferentes tipos de monarquías y de repúblicas, y también Estados mixtos. No tener un rey no quiere decir que tengas una república. La República va mucho más allá, porque está por el bienestar de la gente, y por la libertad individual y colectiva. Garantiza que incluso lo que no guste se pueda expresar, promueve la igualdad y hace que cualquier ciudadano que nace libre tenga la posibilidad de llegar al poder y ejercer toda clase de funciones, desde juez a jefe del Estado o alcalde… Y la fraternidad, que procede del latín fratello, hermano, plantea tratar al prójimo como a tu propio hermano. Más allá de la caridad cristiana, es ponerse en la piel del otro y cuidarle con cariño fraternal.

Sin embargo, hay repúblicas que no cumplen con estos presupuestos…


Si en un Estado que se proclama republicano no hay democracia, entendida como que los ciudadanos puedan elegir a sus representantes, se pueda cambiar la jefatura del Estado, el sistema de gobierno o cualquier tipo de Administración, censurar a las autoridades y llevarlas a los tribunales…, no es una República. Es solo una dictadura disfrazada de República. En este caso, tampoco el hábito hace al monje.

Más allá, digamos, de sus valores fundacionales ¿Qué otros podrían asociarse a la doctrina, el talante o la sensibilidad republicana?


Entre lo que distingue el republicanismo está la honestidad personal, sobre todo de quien ostenta algún cargo público. Azaña, cuando fue destituido, una de las cosas que peor le supo fue la acusación de haberse apropiado de un cuadro de su despacho. Hasta que el cuadro no apareció sufrió, digamos, en su honestidad cuestionada.

También hay monarquías que responden a estos principios y valores republicanos…


Si. Formalmente son monarquías, como las de los países del norte de Europa, entre los que uno (Finlandia) es republicano. Son monarquías, pero el rey no “borbonea”, que es un término muy español. El rey no está metido en los negocios, el rey no organiza la sociedad. En Suecia, hubo un momento en que el rey comenzó a derivar y se plantearon instituir una república.

¿Y “borbonea” la monarquía inglesa?


En Inglaterra, la reina no “borbonea”, y al rey le cortaron la cabeza. Carlos I fue ejecutado por Cromwell y lo tienen muy en cuenta. Aquí no ha muerto ningún rey de ese modo. Y en Holanda, la reina Guillermina se puso a favor de la resistencia, a favor del pueblo, contra los invasores alemanes del III Reich y se exilió en Londres.

¿Es tan elástico el republicanismo, que su denominación apenas define su naturaleza?


Hay regímenes que formalmente se proclaman repúblicas, pero en realidad, son otras cosas. Por ejemplo, Irán formalmente es un Estado republicano, pero de hecho es un poder teocrático, en la que la jefatura del Estado la ejerce un imán. También China es una república, además llamada popular, pero es de partido único y, en consecuencia, no responde a lo que genuinamente representa la República. El concepto “República” viene del latín rex pública, que hace referencia a todo lo público. Todo lo público pertenece al pueblo. Aquí, en España, tenemos la jefatura del Estado privatizada. Privatizada en una familia, que es la familia Borbón. Algo que constituye una originalidad, ya que hemos conseguido sacar a los Borbones dos veces de la jefatura del Estado y dos veces han vuelto.

En España, los militares golpistas parecían tener más simpatías republicanas que monárquicas.


Miguel Primo de Rivera se alzó en 1923, apoyado por Alfonso XIII. No prescindió de la monarquía, y cuando cayó se exilió en París. Franco se levantó contra la República, financiado por Juan March, para restituir la monarquía. Alfonso XIII fue padrino de boda de Franco. Y no restauró la monarquía porque se peleó con Don Juan, el pretendiente a la corona. Franco nunca cedió la jefatura del Estado y cuando decidió hacerlo en 1963 con Juan Carlos, a título de Rey, fue porque tenía el poder totalmente consolidado.

¿Depositar excesivas esperanzas de cambio progresista asociado a la República no puede ser fuente de frustración, como así pareció ocurrir en Portugal?


Si, desde luego.

¿En consecuencia, no parece más importante cambiar los gobiernos, que son los que deciden, que cambiar la jefatura del Estado?


En los regímenes presidencialistas, como es el caso de Francia o EE.UU., donde el Jefe del Estado tiene mucho poder, la toma de decisiones pasa por el Presidente. Cosa que no ocurre en otros sistemas, donde el poder ejecutivo reside en el Gobierno. La clave está en la forma de organizarse del Estado. Por ejemplo, la República Federal Alemana, cuenta con un gobierno potente, con amplias competencias en todos los territorios, base política de partidos, alternancias, controles democráticos… Es un ejemplo de Estado no presidencialista. Y, en definitiva, lo más importante es que el poder no derive en una dictadura.

¿En España, no es también el Gobierno quién decide, y la monarquía no es más que un poder formal?


La monarquía española es constitucional desde 1812, cuando se proclamó la Constitución de Cádiz, pero de manera teórica. El Jefe del Estado es el jefe de los tres Ejércitos y, además, es el que autoriza las relaciones con otros Estados. Juan Carlos ha hecho lo que le ha dado la gana y el Gobierno lo ha refrendado. Todas las leyes democráticas son ratificadas por una persona que no ha sido elegida democráticamente. Monarquía parlamentaria es un oxímoron, como “guerra pacífica”.

¿Es también un oxímoron ser republicano y nacionalista, como ERC?


ERC no tiene nada ni de republicana, ni de “Esquerra”. Solo le queda lo de Cataluña. Se fundó a partir de una serie de colectivos de ideología republicana. Francesc Maciá proclamó la República Catalana, dentro de la federación de repúblicas ibéricas, antes que se hiciera en Madrid.

¿Ser republicano conlleva ser de izquierdas?


La República es el gobierno para todos y da igual que sea de izquierdas, derechas o centro. Es un pacto social de gobierno como superación de las monarquías, cuya soberanía radicaba en el Rey. La Constitución de Cádiz establece que la soberanía reside en el pueblo español, no en el Soberano.

Tampoco República y Democracia están necesariamente asociadas…


Hay repúblicas no democráticas. La democracia es una particularidad de la República. La República de Corea del Norte no es democrática.

¿Cómo está planteada ahora en España la cuestión Monarquía-República?


A la muerte de Franco se pactó la forma de la Jefatura del Estado y los partidos socialista y comunista renunciaron a la República, aunque se declaran de valores republicanos. Pero en octubre de 2016, el PSC se declaró explícitamente republicano. La gente acogió con entusiasmo la proclamación de la República de 1931. Y ahora no sabemos qué pasaría si, por ejemplo, se sometiera la cuestión Monarquía-República a referéndum. Tampoco se hacen encuestas sobre ello. Pero, en cualquier caso, la reivindicación republicana tendría que asociarse a un proyecto de futuro para todos los pueblos de España, que genere ganas de pertenecer a la República española.

¿En Cataluña, no crea mucha confusión el manejo del republicanismo, dado que también existe un referente republicano de carácter nacionalista?


Si. Puede parecer que en Cataluña republicano es sinónimo de nacionalista y no es así. Los republicanos somos universales, internacionalistas… En más de una ocasión, cuando hemos acudido a manifestaciones con nuestra bandera republicana española, hemos sido insultados por nacionalistas. La gente nos confunde. Existe un problema grave, que se deriva de la apropiación de las cosas y de las palabras por parte del independentismo. La ley de transitoriedad que aprobaron los nacionalistas no tiene nada de republicana. En ella se establece, por ejemplo, que correspondería al Presidente nombrar a los jueces. Es más bien un proyecto de corte autoritario que cualquier otra cosa, como lo es el propio Puigdemont, que no asume su responsabilidad. Cuando Lluís Companys entendió que la había pifiado rectificó.

¿No es el republicanismo una cuestión casi de estética?


No es solo estética, porque no es normal que la jefatura del Estado esté determinada por los genes de una familia. Un Jefe de Estado no se crea en la cuna, no nace, se hace. Y en todas las monarquías europeas hay partidos que reivindican la República

 

Entrevista realizada para la Revista El Triangle