Lo más sagrado no es la divinidad ni tampoco la Biblia, el Corán o los Vedas. Lo megasagrado es la propiedad privada, que pocos mortales osarán poner en duda (¡menudo sacrilegio!).
Juan Manuel Sánchez Gordillo y unos cuantos más han cometido el horrible pecado de entrar en dos supermercados andaluces, llenar varios carros con artículos de primera necesidad con el propósito de destinarlos a familias y personas en condiciones socioeconómicas harto precarias. Viendo aquello, la diosa Propiedad Privada tremó y maldijo a aquellos hombres y mujeres: “robos” (El País), “asaltos” (El Mundo), “bandolerismo comunista” (La Razón), “panda de robaburros” (ABC).