El rey, protagonizada por San Juan, Willy Toledo y Luis Bermejo, es una película de trinchera. Y lo que se dice en ella es una bomba. El Rey se pregunta si Juan Carlos cobró millones por parte de un fondo de inversión kuwaití por promover la participación de España en la Primera Guerra del Golfo, si recibe una comisión por cada barril de petróleo saudí que cobra el Estado español incluso antes de haber sido coronado rey, si contribuyó a que las 500 familias más poderosas durante el franquismo continúen siendo básicamente las 500 familias más poderosas del país y si es la clave de bóveda de un sistema de saqueo de los presupuesto públicos en beneficio de las principales empresas privadas españolas. Casi nada. Hablamos con Alberto San Juan.

Hace varias semanas pude disfrutar de una película que llevaba años buscando infructuosamente. Se trata de una de las mejores y más representativas muestras del cine de contenido político y social. Me estoy refiriendo a La batalla de Argel (1966), dirigida por el interesantísimo, aunque desgraciadamente muy poco prolífico Gillo Pontecorvo (1919-2006). Digo muy poco prolífico, porque creo que sólo hizo cinco o seis películas. Me figuro que debía ser extremadamente difícil encontrar a productores dispuestos a financiar cine marxista y que por esa razón su obra es tan corta.