Academicos de la mala lengua (o leche) PDF Imprimir E-mail
Cultura - Libros / Literatura
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Sábado, 30 de Junio de 2012 00:00

Academia de la lenguaLa  Real Academia Española, popularmente conocida como la de la Lengua, ha avanzado las modificaciones que piensa introducir cuando se publique la vigésima tercera edición de su Diccionario de la lengua española. Incorpora palabras que ahora mismo son usadas por algunos grupos determinados de hablantes, tipo “friki” y “culamen”, que el ordenador se resiste a escribir.

 

Esos vocablos usuales en algunas conversaciones populares tienen una corta duración, y acaban extinguiéndose por falta de uso. No hace falta poseer una gran memoria para recordar palabrejas empleadas hace veinte años en conversaciones vulgares, que ya nadie utiliza.

En lo que se muestran recalcitrantes los académicos es en mantener su desprecio por la República. Esta palabra sí que está vigente en España, con plena actualidad, y con un sentido único, como forma de Estado en la que el pueblo elige libremente a su jefe con cierta periodicidad variable señalada en su Constitución.

Los académicos han introducido pequeños cambios en las definiciones de esta palabra, y así la hasta ahora sexta acepción pasa a ser la séptima, pero se mantiene inalterable la definición existente en la última edición:

 

7. f. irón. Lugar donde reina el desorden.

 

El desorden reina en la cabeza de los académicos deslenguados. En los diccionarios de uso del castellano no se recoge tal definición, porque nadie la emplea con ese sentido. Solamente a estos malhablados malintencionados se les ocurre hacerlo. La Academia es Real, y por eso no elige a republicanos para que ocupen sus sillones. Parece ser que acepta a los que demuestran tener mala lengua, y si además poseen mala leche, los recibe antes. Su lema es “Limpia, fija y da esplendor”, pero habría que empezar por limpiarles a ellos los prejuicios antirrepublicanos de sus mentes obtusas. Esa definición de República ensucia, separa y da rubor a quien la lee con sentido común, algo inexistente entre los académicos.

En las repúblicas no reina nadie, porque los conceptos de reino y República son antagónicos. Únicamente a esta pandilla fikísima se le ocurre identificarlos. La verdadera identificación es la que iguala académico y tonto del culamen.

¡Salud y República para todos, excepto para los académicos, empeñados en tirar del carro monárquico, como en tiempos de Fernando VII!