Rodolfo Walsh (1927-1977, Argentina) en vías de construir un mundo mejor, iluminó la realidad de su tiempo sumando a su oficio de escritor la acción política revolucionaria.

Escribió primero por afán literario dentro del modelo social, pero supo aprender de la realidad y la realidad le transformó en una conciencia viva; y escribió para denunciar, testimoniar, criticar y cambiar el mundo, para explicar los motivos, las causas de lo que estaba sucediendo, y despertar las conciencias de los trabajadores.

Y escribió, finalmente, para hacer entendible lo que ningún medio periodístico afín al aparato del Estado argentino ponía en claro. Fue, en ese trabajo, un periodista, primero, y un escritor que renegó del periodismo después, con afán de conocer y contar lo que sucedía en Latinoamérica y en el mundo.

Por su escritura, antes y durante su activa vida militante, y después de su muerte, fue considerado precursor de lo que se llama «nuevo periodismo» a partir de novelas como Operación masacre (1957), Quién mató a Rosendo (1969), y, El caso Satanowaski; además, es autor de los libros de cuentos: Diez cuentos policiales, Variaciones en rojo, Antología del cuento extraño, Esa mujer, Los oficios terrestres, Un kilo de oro, Un oscuro día de justicia; y también escribió dos obras de teatro, La granada y La batalla, y un buen número de artículos de prensa que solo pueden calificarse de verdaderamente magníficos.

Estando en Cuba en apoyo a la revolución, se empleó, de acuerdo con Che Guevara, y con la participación de Jorge Maseti, Gabriel García Márquez y Rogelio García Lupo, en la creación de la Agencia de Noticias Prensa Latina. El objetivo era hacer que la información revolucionaria llegase a los pueblos de América del Sur, contrarrestando así la cobertura mediática reaccionaria financiada por el imperialismo yanqui. Junto a este hecho destacado, llevó a cabo otro de importancia capital. Siendo aficionado a la criptografía, se empleó en el desciframiento de los telegramas que la CIA mandaba en clave a sus mercenarios en Guatemala. Y en ellos supo leer los planes de invasión imperialista a Cuba revolucionaria por Bahía de Cochinos, con lo que su aviso puso en marcha las defensas revolucionarias.

De vuelta a su Argentina natal se integró en Montoneros, y fue asesinado por un comando del ejército fascista denominado Grupo de Tareas. La dictadura hizo desaparecer su cuerpo. Pero un revolucionario como era él no podía más que convertirse en un símbolo, un héroe, una figura que se elevaría hasta hacerse por s

i mismo pedagogía repleta de esperanza para los pueblos que aspiran a su libertad.

En su trabajo como periodista revolucionario y para hacer frente a la prensa del fascismo en Argentina, puso en marcha la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA), y, Cadena Informativa. Con ello buscaba hacer partícipe de la actividad política al lector, invitándole a pasar de mano en mano la información revolucionaria.

Bajo el título El violento oficio de escribir (Editorial 451), se recoge su obra periodística desde el comienzo. Su trabajo informativo con una perspectiva en la que habita la pre

ocupación por el conocimiento y el cuestionamiento inmediato, pasando por textos de verdadera antropología social y terminando con los del compromiso político, textos que le hicieron tan temible para los militares fascistas. En todos ellos está presente una cada vez más creciente fuerza literaria.

En su Crónica del terror. Informe Nº 1 (diciembre de 1976), que difundió por Cadena Informativa, tras señalar la comisión de asesinatos espantosos por parte de los militares, con cifras y datos pertinentes, termina diciendo: «Cadena Informativa es uno de los instrumentos que está creando el pueblo argentino para romper el bloqueo de la información. Cadena Informativa puede ser usted mismo, un instrumento para que usted se libere del Terror y libere a otros del Terror. Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote al terror, haga circular esta información».

En El violento oficio de escribir encontramos textos sobre Cuba que resultan una verdadera joya informativa. El primero, Fidel renuncia, Fidel se queda, porque seguramente usted no sabe que Fidel quiso dimitir de su cargo al poco de triunfar la revolución, y el pueblo en la calle lo repuso. Otro artículo sobre Cuba pone de relieve la catadura de los que se denominan «enviados especiales» mostrándonos el grado de ceguera y tergiversación informativa de tales personajes y los medios imperialistas. Otro articulo denuncia el montaje de operaciones políticas de la diplomacia para falsear noticias y justificar la guerra contra Cuba, un montaje dirigido contra la revolución desde el gobierno de Estados Unidos que implica a diversos gobiernos del área, para provocar la intervención imperialista.

En el libro hay trabajos admirables por su capacidad organizativa del tiempo y el espacio y su captación de lo que hace importante a los acontecimientos sociales, a las vivencias particulares, al encuentro con lo desconocido, como los titulados Carnaval caté, La isla de los resucitados, El expreso de la siesta, San La Muerte, Viaje al fondo de los fantasmas, La Argentina ya no toma mate, Kimonos en la tierra roja, El país de Quiroga…,un título bajo el que se recogen sus palabra a la muerte del Che, “Guevara”; y a continuación leemos las notas de su novela ¿Quién mató a Rosendo?, novela en la que deja claro que ya no confía en la justicia institucional. La experiencia tras la investigación y elaboración de su novela Operación masacre, en la que aún veía alguna posibilidad, se ha visto derrumbada en los años 

que transcurren hasta esta segunda novela sobre el caso Rosendo. Su interés por lo que acontece en América Latina le lleva a Bolivia, a Chile, y nuevamente a Cuba para detenerse en el «caso Padilla», señalando las maniobras contra Cuba desde un sector de la intelectualidad.

Siguen dos trabajos sobre Palestina: La revolución palestina, y Respuesta a la embajada israelí, que merecen una lectura detallada; mediante estos dos trabajos el lector conocerá la Historia de la lucha del pueblo palestino y la situación que atravesaba cuando Rodolfo Walsh recorrió los campos de refugiados. Como pide en Cadena Informativa, estos dos trabajos necesitarían la mayor difusión posible, usted tiene en su mano la posibilidad de hacer un trabajo político informativo que «[…] rompa el bloqueo de la información […]. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad», el pueblo palestino merece su ayuda.

Termina el libro con Los partes de Cadena Informativa y su último trabajo escrito antes de ser asesinado: Carta abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar, en la que de modo ejemplar hace una exposición de momento político en que se vive: la dictadura militar aplasta económica y socialmente a Argentina; la represión militar con participación de la CIA, la persecución de los trabajadores, la reducción drástica de los salarios, la situación general de empobrecimiento y hambruna «que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas», la multiplicación de los sueldos de militares y policías que «prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte […]». Observa la función en todo esto del FMI y de quienes se benefician con el golpe: «El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento […]. Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera […]».

En sus últimas palabras advierte que no cuenta con ser escuchado por los militares, a los que va dirigida la carta, sabiendo, indica, que va a ser perseguido, «pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles».

Rodolfo Walsh, un escritor merecedor de todos los respetos.

Autor de Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria.