‘La desfachatez intelectual’: el libro que desenmascara a los intelectuales del IBEX-35 PDF Imprimir E-mail
Cultura - Libros / Literatura
Escrito por Raúl Solís   
Jueves, 28 de Diciembre de 2017 00:00

España no tiene intelectuales. O más bien, los intelectuales españoles que protagonizan las columnas, tribunas, foros retransmitidos en directo y artículos de opinión de los principales medios de comunicación están al servicio del establishment y no del rigor. Están a favor del IBEX-35 y no de los derechos sociales. Están a favor del nacionalismo español y no de la gente sencilla. Están a favor del engorde de su vanidad y no del compromiso con el progreso de España. Están a favor de la involución democrática y no comprometidos con una democracia avanzada que no deje a nadie atrás por motivos de clase, de género, raciales o de cualquier otro tipo. Están con la perpetuación de la hegemonía masculina y no con la igualdad entre hombres y mujeres. Estuvieron a favor de la burbuja inmobiliaria y apoyaron los años más duros del aznarato y no supieron o no quisieron criticar hacia donde nos conducía un modelo económico basada casi exclusivamente en el monocultivo del ladrillo y el turismo.

En su día fueron trotskistas, militantes comunistas y hasta estuvieron en las filas de ETA, pero hoy son aguerridos voceros conservadores para los que todo es ETA o Venezuela. O las dos cosas. Han pasado de cantar ‘La Internacional’ puño en alto a ser los ideólogos de Albert Rivera y los sostenedores del modelo neoconservador que inauguró José María Aznar en los 90. No ven a los pobres ni la desigualdad porque su único campo de batalla es el nacionalismo español: dicen defender la unidad de España pero no abogan jamás por la igualdad de los españoles y no han tenido empacho en pasearse al lado de la ultraderecha con la excusa de España.

Por si no fuera suficiente el daño que hacen, están cortocircuitando el paso a nuevas generaciones que tienen cosas que decir pero no encuentran medios de comunicación donde decirlas. Son los mandamases del mercado editorial español. Son jurado de los principales premios editoriales españoles y publican sus novelas y peroratas políticas en las mismas editoriales que, a su vez, forman parte del entramado empresarial de los grandes medios de comunicación de este país que le cortan el paso a gente con capacidad de decir algo más que todo es ETA o todo es Venezuela. Son, sobre todo, los intelectuales de cabecera de El País, quien no se hará eco del libro ‘La desfachatez intelectual’ de Ignacio Sánchez Cuenca, que profundiza sobre la indigencia intelectual y moral de los Fernando Savater, Javier Cercas, Jon Juaristi, Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Muñoz Molina, Félix de Azúa…, en su dominical ni en ninguno de los medios del Grupo Prisa porque sería una enmienda a la totalidad al modelo que propaga.

Si estas navidades tenéis que regalar algo, el libro del profesor Sánchez Cuenca es una buena opción para invitar a la gente a la que queréis abra los ojos y le quite la careta de intelectual a escritores y economistas que han decidido prostituir lo que durante toda la vida han significado los intelectuales: personas que cultivaban las ciencias y las humanidades para el bien del progreso, nunca para perpetuar el status quo y el pillaje de una élite al servicio de un sistema cleptocrático, inundado en casos de corrupción y que se sostiene sobre un tercio de la población española en el umbral de la pobreza y exclusión social.

Pobres a los que estos intelectuales no ven porque, como dice Ignacio Sánchez Cuenca en su libro ‘La desfachatez intelectual’, lo que da prestigio es escribir artículos encumbrando al altar liberal a personajes tan funestos como Esperanza Aguirre o José María Aznar. El libro de Sánchez Cuenca es una isla de honestidad intelectual en este páramo llamado España en el que se ha conseguido silenciar a la gente que tiene cosas que decir mientras les han puesto altavoces con altos decibelios a intelectuales que se olvidaron de su militancia izquierdista de juventud en el momento en el que vieron que para poder vivir en Manhattan había que dejar de defender a los pobres, para pasar a hacerles los argumentarios s a los que empobrecen y tienen secuestrada a la democracia española. España tiene un serio problema con estos indigentes intelectuales que han pasado de militar en ETA a escribir loas sobre Esperanza Aguirre y ser los ideólogos de Ciudadanos. Desenmascararlos es una obligación ética.

 

En la imagen superior, carátula del libro 'La desfachatez intelectual', junto a su autor, Ignacio Sánchez Cuenca

__________

Fuente: Paralelo 36