Paracuellos Imprimir
Cultura - Cultura
Escrito por Casimiro Castaño   
Viernes, 06 de Diciembre de 2019 00:00

Autor: Carlos Giménez. Publicado inicialmente a modo de historias cortas de entre 2 y 8 páginas en revistas comoMuchas gracias, YES y Comix Internacional y en formato álbum por Ediciones Amaika y Ediciones de la Torre. Posteriormente fue publicado en 6 álbunes por Ediciones Glenat y reeditado en un álbum integral de 610 páginas por Ediciones Debolsillo. Como puede verse, “Paracuellos” ha sido publicado y reeditado a lo largo del tiempo por diferentes editoriales y en diferentes formatos, llegando a publicarse en 1981 en Mundo Obrero, órgano de expresión del PCE, en 16 entregas. Por lo tanto estamos ante una obra cumbre en la historia del cómic social y memorialista español, que no ha perdido su interés con el paso del tiempo y que incluso en noviembre de 2016 se publica la séptima entrega y última hasta la fecha, “Paracuellos 7, Hombres del Mañana”. En 1999, el tercero de los álbunes recibió el premio a la Mejor Obra y MejorGuiónenelSalón del Cómic de Barcelona.

No es la primera vez que traemos a esta sección historias protagonizadas por niños y niñas, unas de las primeras victimas en cualquier conflicto y unos de los grandes olvidados. En el mes de junio presentamos “Sola”, que nos narraba la historia de Lola–una historia real- , una niña que cuando estall ael golpe de estado contra la República se queda sola y tiene que sobrevivir al cuidado de diferentes personas. Para esta ocasión traemos la historia de Pablito, una dramática y también historia real que comentamos a continuación.

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Carlos Giménez nació en Madrid en 1941 y pasó gran parte de su infancia en un hogar del Auxilio Social, de manera que “Paracuellos” es una obra autobiográfica que  narra la vida de Pablito, el alter ego de Carlos Giménez, junto con el de otros niños y de su paso por los hogares del Auxilio Social en la postguerra franquista, que eran una especie de orfanatos donde iban a parar los niños que habían quedado huérfanos, con sus padres en la cárcel o que no podían ser mantenidos por sus familias a causa de la Guerra Civil.

Estos hogares también tenían por objeto el adoctrinamiento de estas nuevas generaciones, imponiendo los dogmas católicos y fascistas en todos los ámbitos de sus vidas. Los protagonistas de esta historia son, por tanto, los niños del franquismo, aquellos que crecieron bajo la influencia y la asimilación de la simbología, la disciplina y la opresión falangista y católica; que sufrían el desamparo causado por una guerra de la que no eran responsables y que soñaban con el día en que su familia fuera a rescatarlos y devolverlos al hogar que les había sido arrebatado.

“Paracuellos”es una serie de historieta costumbrista que tiene una estructura de historias cortas de entre 2 y 8 páginas que recogen las experiencias del autor y sus compañeros en estos hogares. Si bien cada historia es distinta en los hechos que en ella se narran, todas tienen en común el objetivo de contribuir a formar un mural que permita visualizar cómo era la vida de la posguerra en un país asolado por el hambre, la injusticia y la podredumbre social, política y moral. Estas historias tienen elementos comunes como los castigos físicos impuestos por los cuidadores, las muestras de amistad, las competiciones o las peleas entre los niños, la escasez de comida y los trozos de pan duro guardados para dar cuenta de ellos de un atracón, los tebeos que servían para evadirse efímeramente del tedio y el abandono, los desafíos a una autoridad impuesta violentamente o la ilusión de un mañana más esperanzador.

En una entrevista realizada a Carlos Giménez, este comenta: “Mi padre murió cuando yo era muy niño y mi madre trató de aguantar con nosotros hasta que se cogió una tuberculosis. Tuvo que ingresar en un sanatorio y los hijos tuvimos que repartirnos como buenamente pudimos. Mi hermano Antonio y yo fuimos a parar a un colegio de Auxilio Social. (…) Los colegios de Auxilio Social eran los colegios de caridad, no nos olvidemos que estamos hablando de los años cuarenta. Se acababa de terminar una guerra y había muchos hogares rotos, muchos hijos sin padre, muchos padres en la cárcel o que simplemente tenían problemas económicos que les obligaban a tener sus hijos en algún sitio. El estado que había ganado la guerra, el estado franquista, había montado unas instituciones de corte falangista donde la educación era muy de la época: los pilares eran básicamente mucha religión y mucha instrucción militar. Era aquella vieja frase de hacer niños para que el día de mañana fueran mitad monjes mitad soldados. Éramos niños falangistas que funcionábamos a golpes de corneta, desfilábamos y hacíamos la gimnasia en plan militar. Era como un pequeño cuartel. Yo entré a los seis y salí antes de los catorce.”

Carlos Gimenez es un autor curtido en contarnos historias ambientadas en el sórdido franquismo y narrar perfectamente lo que ese periodo significó; además ha sido un pionero en este género y es de justicia reconocerle el papel tan importante que ha tenido. Ha creado cómics tan relevantes como: “España, Una; Grande y Libre”, una feroz critica al franquismo, o “36-39. Malos tiempos” donde nos cuenta como vivían las personas normales el día a día de la Guerra Civil. Además, ha publicado, entre otras cosas “Barrio” y “Los Profesionales”, el primero una historia costumbrista plagada de personajes memorables y el segundo un sentido homenaje a la profesión de historietista.

Sus obras son de corte autobiográfico. Su dibujo es excepcional y se puede decir que está a medio camino entre el realismo y la caricatura. Para sus composiciones utiliza un blanco y negro marca de la casa, en donde en sus viñetas no abundan los detalles con el fin de contribuir a no distraer la atención del lector. Además hace un uso variado de distintos planos y ángulos, con el fin de que comprendamos mejor las vivencias de los niños.

En definitiva, una obra genial y conmovedora que espero que os guste.

Un saludo.

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Fuente:

Casimiro Castaño.