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Cultura - Pensamiento
Escrito por Bernie Sanders   
Miércoles, 27 de Noviembre de 2019 00:00

Por gentileza de la editorial CLAVE INTELECTUAL reproducimos (en exclusiva) un fragmento del último libro de Bernie Sanders, CONTRA EL CAPITALISMO SALVAJE. En estos tiempos en los que, lamentablemente, crecen en la sociedad sentimientos de odio y xenofobia, reconforta oír las palabras de este gran político estadounidense.

“Estoy orgulloso de ser hijo de un inmigrante. A los diecisiete años, mi padre llegó desde Polonia sin un centavo en el bolsillo. Hace ya algunos años, mi hermano Larry y yo visitamos el pueblito donde nació y fue criado. Mientras estábamos allí, me sorprendió la increíble valentía de ese joven que –sin dinero, con poca educación y sin hablar una palabra de inglés– cruzó el océano en 1921 buscando una vida mejor.

Su historia –mi historia, nuestra historia– es la historia de Estados Unidos: personas y familias trabajadoras que vinieron a crear un futuro mejor para ellos y sus hijos. Es una historia enraizada en la familia e impulsada por la esperanza. No por nada la Estatua de la Libertad es una de nuestras imágenes más icónicas.

Desde la fundación de la nación, incalculables cantidades de personas llegaron a nuestras costas para mejorar sus vidas, escapar de la opresión y la violencia, o huir de la pobreza extrema. Más que cualquier otro país en la historia del mundo moderno, Estados Unidos modeló su identidad y carácter gracias al proceso de inmigración y las contribuciones de esos inmigrantes.

En la actualidad, más de 11 millones de inmigrantes indocumentados viven en las sombras. Más del 85% residió en Estados Unidos por al menos cinco años y muchos están aquí desde hace décadas. La gran mayoría respeta las leyes. Vinieron de muchos países por muchas razones.

Los inmigrantes indocumentados forman parte del tejido de nuestra sociedad y economía. Hacen algunos de los trabajos más duros y peor pagados. Es probable que sin trabajadores indocumentados el sistema agrícola de Estados Unidos colapsara y se produjera el rápido aumento del precio de los alimentos y la reducción de la variedad de alimentos que consumimos. Los indocumentados también son una parte integral de nuestras comunidades, ya que se ofrecen como voluntarios en las bibliotecas locales, trabajan en las asociaciones de padres y maestros y entrenan a sus hijos en equipos de béisbol y fútbol. Hoy esas familias se ven forzadas a vivir con miedo de que su situación inmigratoria sea descubierta. La amenaza de la deportación está siempre presente en sus vidas.

El Congreso debe hacer su trabajo y sancionar lo que la mayoría de los estadounidenses exige: una reforma de la política inmigratoria amplia y humana. Permítanme resumir lo que eso significa.

Primero y principal, significa crear una vía para que 11 millones de personas indocumentadas puedan convertirse en residentes permanentes autorizados y, con el tiempo, en ciudadanos.
Es hora de sacar a estas personas de las sombras y brindarles todo el resguardo de la ley.

Debería permitírseles mejorar sus vidas a la vez que contribuyen en forma más completa y justa a la economía estadounidense. Esto incluye pagar su justa parte de impuestos a la renta, contribuciones a la seguridad social, Medicare y tener la posibilidad de beneficiarse con estos programas.

El camino hacia la ciudadanía debe ser justo y no exigir tiempos de residencia muy prolongados ni tener períodos de solicitud muy restrictivos. Las multas y pagos también deben ser justos –no pueden ser tan onerosos que se conviertan en obstáculos para obtener la residencia legal–.

La reforma inmigratoria debe incluir la ley DREAM: la garantía de residencia condicional para personas que prestan servicio en las fuerzas armadas o asisten a la universidad. Es hora de aprovechar el potencial de toda nuestra juventud.

La reforma inmigratoria debe permitir a los individuos postularse para obtener residencia incluso si fueron encontrados culpables de delitos no violentos. Una condena previa por delitos no violentos no debería impedir que alguien obtuviera la residencia legal. Implementada de forma correcta, la reforma inmigratoria permitirá que las autoridades se concentren en los delincuentes violentos y no en personas trabajadoras que quieren regularizar su situación.

Reforma inmigratoria significa terminar con las arbitrarias redadas de familias de inmigrantes para su posterior deportación. También significa libertad condicional humanitaria para que los inmigrantes injustamente deportados puedan acelerar la reunificación de sus familias separadas. El programa administrado por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos permite a un no ciudadano entrar legalmente al país por un período corto de tiempo, ante una emergencia familiar, para reunir padres e hijos o para asistir a procesos judiciales civiles o penales.

Reforma inmigratoria significa acabar en forma inmediata con las detenciones familiares. También implica promover alternativas a la detención individual, lo que permitiría que cientos de detenidos no violentos se reúnan con sus familias mientras esperan su turno en la Corte.

Reforma inmigratoria significa terminar con los centros de detención privados con fines de lucro.

Reforma inmigratoria significa mejorar las condiciones dentro de las instalaciones públicas de detención, en especial, para las poblaciones vulnerables: mujeres embarazadas, menores sin acompañante, personas LGBT y detenidos con discapacidades.

Reforma inmigratoria significa asegurar que todos los inmigrantes detenidos tengan acceso permanente a la representación legal antes y durante las audiencias, para garantizar así el debido proceso y la protección igualitaria. También significa proveer la financiación adecuada para eliminar las demoras en los tribunales y reinstaurar la discrecionalidad judicial para permitir a los jueces considerar las circunstancias particulares de cada caso.

Creo que con un fuerte liderazgo moral, podemos impulsar a nuestra nación hacia una reforma inmigratoria sensata, humana y amplia. Al hacerlo, podremos revertir la caída de nuestra clase media, equipar al país para que compita mejor en la economía global y construir a partir de la tradición nacional de aceptación de la diversidad y la diferencia en provecho del bien común”.

CONTRA EL CAPITALISMO SALVAJE RECOGE LAS REFLEXIONES DE BERNIE SANDERS SOBRE LA SOCIEDAD ACTUAL Y ALGUNAS DE SUS PROPUESTAS PARA MEJORARLA.

Bernie Sanders nació en Brooklyn (Nueva York) en 1941 y en la actualidad es uno de los políticos más interesantes y populares en Estados Unidos. Licenciado en Ciencia Política en la Universidad de Chicago y activista desde su juventud se declara «Socialista democrático». Fue precandidato a la Presidencia por el Partido Demócrata en 2016 (fue derrotado por Hillary Clinton) y nuevamente en 2020. Con la idea siempre de mejorar la sociedad de Estados Unidos y del mundo, Sanders traza en este preciso y descarnado libro un diagnóstico de las calamidades sociales que afectan a Estados Unidos, como la creciente desigualdad de ingresos (el 1% más rico de los estadounidenses posee tanta riqueza como el 90% más pobre), la brutalidad policial, la inaccesibilidad a la educación superior, el racismo o los laberintos del sistema sanitario. Además, Sanders aporta interesantes recetas destinadas a concienciar a la población, y muy especialmente a los jóvenes, de que hay que transformar el sistema antes de que sea demasiado tarde.

CONTRA EL CAPITALISMO SALVAJE
Bernie Sanders
Traducción de Eduardo Ferrauti
Clave Intelectual, Madrid, 2019