A aro pasado Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Borja Contreras   
Sábado, 14 de Septiembre de 2013 00:00

Ya terminó el culebrón veinte-veinte. Y tenía razón en una cosa la delegación española: necesitábamos una buena noticia. Y la hemos tenido. Con el añadido de proporcionarnos unos ratos de carcajadas dado el refinado humor de alguno de nuestros avezados monologuistas de fama internacional. El ‘sketch’ con un idioma extranjero es un clásico desde Tip y Coll y su vaso de agua, pero no por repetido ha resultado menos eficaz. Y, además, ante un público mundial, en un foro irrepetible.

 

Todo estaba bien estudiado: la candidatura que ofrecía la austeridad como reclamo se presentaba en Buenos Aires con la comitiva más numerosa y jaranera. Algún vuelo en avión privado remarcaba el carácter irónico de la propuesta, y así debió de ser entendido por los que allí se reunieron, que también, y por lo que sabemos, son menos amigos de la austeridad que del lujo.

Tampoco estuvo mal el insistir en el carácter abrumador del apoyo popular a la celebración del magno evento. Las cifras que se dieron resultan tan inverosímiles para cualquiera que se pare a hablar con la gente que dieron un toque surrealista al asunto. Ignoro, desde luego, las cifras reales de apoyo, pero en el ambiente no deja de latir la idea de que los grandes acontecimientos de este tipo son en parte responsables de nuestra situación actual. Sospechamos además que son oportunidad para grandes negocios de las grandes constructoras —hay que mantener los aviones privados— y para la filtración de sumas importantes por la tangente de nuestros transparentes partidos. Por eso, muchos estábamos en contra del proyecto. Dentro y fuera de Madrid, por más que en la  capital algunos sí pensaban en la existencia de contrapartidas para sectores económicos sufrientes, como la hostelería. No obstante, siempre se mantiene la duda de la rentabilidad real de algo que puede salvar un mes de actividad —lo que no es despreciable— pero puede también necesitar una generación para saldar las deudas colectivas.

Y daba cierta pena ver a quienes se tomaban el asunto en serio. En general, deportistas de especialidades minoritarias en situaciones de tal precariedad —que contrasta de forma sangrante con el fútbol, sus derroches y sus privilegios—, quienes percibían en los juegos una tabla de salvación para unos cuantos años. A su lado, un batiburrillo de politiquillos subidos al carro, maleducados incapaces de callar cuando otros hablan, risueños por haberse subido al avión y disfrutando a costa del dinero de los demás. E incluso algún imputado…

Sí, ahora toca pagar la fiesta. Pero nos consolaremos pensando que ha sido una fiesta pequeña comparada con la que tenían preparada. Seguiremos lidiando con nuestros recortes, con nuestras penurias de país pobretón, con nuestros chavales sin demasiada esperanza de futuro, con nuestra investigación desmantelada, con nuestro deporte de base depauperado.


…………Necesitábamos una alegría y la hemos tenido: no habrá una huida hacia delante olímpica. Tal vez ahora podamos centrarnos en reconstruir lo que hemos tirado al suelo. Ahora cabe, al menos, la posibilidad de que alguien piense en crecer como debe hacerlo un país serio, en el que el café con leche se toma para estar despierto, no para la relajación.

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Fuente: La Columnata