El Gibraltar que estamos padeciendo Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Rosa María Artal   
Martes, 20 de Agosto de 2013 05:35

El gobierno se ha dedicado este verano a entretener a sus seguidores con Gibraltar, tema que les es muy querido –además de oportuno- por cómo exalta el fervor patrio. El último episodio, la conversación mantenida entre Durao Barroso y Rajoy –a instancias del primero-. La referencia del gobierno y gran parte de los medios españoles nos muestra a un presidente español enérgico que llega a este punto: Rajoy exige a Barroso que la Unión Europea controle el blanqueo en Gibraltar

 

 Los británicos no dicen hasta el momento ni palabra a excepción del más afín a los conservadores: Telegraph. Intentan sacarle a un portavoz de Cameron que pondrá una tasa a los turistas españoles que vayan a Gran Bretaña porque, total, para cuando quieran actuar las leyes europeas habrán pasado años -cómo se conocen a sus clásicos-.Y todo lo que logran es un “no lo descarta”. Y es que Barroso le habría dicho a Rajoy que la tasa que quiere sacarse de la manga para entrar y salir de Gibraltar es ilegal. Al menos, es lo que ha declarado en rueda de prensa el portavoz Oliver Baily: “Puedo confirmar que cualquier tasa o pago impuesto en la frontera de un Estado miembro sería ilegal bajo la legislación de la Unión Europea”, ha dicho. Igual entre sus hondas preocupaciones y tomas de postura, a España sí le atizaba Bruselas por esto, que siempre ha habido clases.

La deformación profesional me hace escribir como antecedente el estado de la cuestión cuando realmente me interesa bien poco, salvo como muestra del patético circo que han montado unos y otros. 300 años lleva ahí Gibraltar siendo británico para que ahora lo resucite tan a propósito Rajoy. Lo que realmente indigna es el uso torticero de lo que sea para desviar la atención de las tramas de corrupción que pesan sobre el PP. El uso que de lo mismo hace la prensa afín que, como vemos, en España es mucha más que en la “pérfida Albión”. Y, tanto o más, esa manada que se deja dirigir por sus ídolos ideológicos para convertir esta disputa ficticia en objeto de sus esfuerzos.

Por estos últimos sobre todo, el resto de los españoles estamos padeciendo un Gibraltar continúo desde que el PP ostenta el poder. Seis hospitales públicos de Madrid acaban de ser vendidos -contra todas las mareas- a capital extranjero. La mitad por ejemplo a una empresa portorriqueña que avisó su intención de hacer negocio con el turismo sanitario. Y de ese Gibraltar no protestan los ofendidos por las cuitas del peñón. Les mintieron en el programa electoral y les da igual, les mienten todos los días y aplauden.

Las mermas en sanidad, educación, ciencia, investigación, cultura, servicios sociales todos no mueven la protesta de estos gibraltareños de adopción. Las subidas de todos los impuestos, de todos los precios, tampoco. Los seis millones de parados, la insostenible degradación de los derechos laborales, la merma de los subsidios… nada, todo les importa un pito si lo hace su partido. Ese que enarbola la más rancia bandera de España y decide adjudicar el arreglo del Valle de los Caídos un 18 de Julio en festejo de aniversario. No usan la cabeza, no relacionan los datos… que se muestran empecinados como pocas veces en nuestra reciente historia. Ni el hambre, ni el dolor, ni incluso la muerte de las víctimas de estas políticas les hace mover un músculo.

Esa gente -que ni con mucho sobrepasa el 30% de la población española- es nuestro auténtico Gibraltar. Por su culpa, por su obcecación, por su inacción pagamos todos y sufrimos todos los recortes, los pagos y repagos y este empobrecimiento sin esperanza. Dura, pétrea, sin cerebro, ni corazón, es toda roca, La Roca. Nadie dirá que no es un Gibraltar lo que padecemos con todos estos. Y tenemos que cargar con esa mole a la espalda a cada paso que damos.

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 Fuente: El Periscopio es el blog personal de Rosa María Artal