El conflicto de los controladores... Y Zapatero cogió su fusil. Señor presidente: ¡Fusílelos al amanecer! Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Amadeo Martínez Inglés   
Lunes, 13 de Diciembre de 2010 06:14

El conflicto de los controladoresEl conflicto de los controladores... Y Zapatero cogió su fusil. Señor presidente: ¡Fusílelos al amanecer!

 Amigo lector: ¡Ayúdeme, por favor! que por culpa del particular "pearl harbour" que el viernes día 3 de diciembre lanzó contra el rebelde Ejército USCA el emperador socialista hirohito ZP, con el gran valido "R" como jefe de Operaciones y la generala Chacón como reclutadora en tiempo real de militares "guardatorres", estoy a punto de verme afectado de nuevo por el peligroso síndrome del "ardor guerrero" que, allá por los años cincuenta del siglo pasado, inocularon en mi joven alma de estudiante los belicosos "alféreces provisionales" del Ejército de Franco que tuve la desgracia de tener como profesores durante más de cuatro años en las Academias militares del régimen. Y que yo creía olvidado para siempre.

 

Y es que si, a pesar de que pienso defenderme de tan insidioso ataque  como lo hicieron en su día (de los persas) todos y cada uno de los "trescientos" héroes de las Termópilas, caigo finalmente, por culpa, repito, de la tropa político/militar que dirige este país, en tan arrebolado estado de excitación patriótica (muy frecuente, por otra parte, en las FAS españolas) puedo verme impelido por una fuerza sobrenatural a lanzarme a la calle en busca del supremo liderazgo del nuevo caudillo que habita en La Moncloa, el antes denominado por los suyos ZP y ahora conocido en todo el mundo como el "salvador de los cielos de España", el señor Rodríguez Zapatero, acompañándome en tan visceral acción por espantosos gritos cuarteleros ad hoc; como los siguientes: ¡A mí la Legión! ¡Prevengan, armas! ¡Se sienten, coño! (nada que ver con la famosa orden de Tejero, sino con los reclutas que remolonean cuando su teniente quiere adoctrinarles para una acción inminente) ¡A formar, majaderos! ¡Sargento, al trullo con los cinco últimos! ¡Viva el Séptimo! (no de la Caballería USA, sino de la gloriosa Infantería pisa hormigas española)... E, incluso, por el mucho más impactante y que ha recogido la historia bélica de este país con letras de oro: ¡Disparen, disparen, que son moros! con el que el heroico cabo Noval, del Ejército expedicionario español en tierras africanas, inmoló su vida en defensa de la patria (de los intereses coloniales de España más bien).
¿Y a qué viene todo esto, se preguntará el asombrado lector que acaba de recibir en su retina semejantes proclamas barriobajeras de la mili celtibérica, ya finiquitada? Pues ¿a qué va a ser, amigo del alma y ciudadano empobrecido de un país como éste (uno, grande y libre) que huele cada día más, por culpa del rojo y feminista ZP  (él lo dijo), a franquismo puro y duro? Todo esto viene a cuenta de que a este hombre, al antedicho rojo y feminista Zapatero, después de su ya famoso ataque preventivo a lo Yamamoto del 3 de diciembre contra las elitistas huestes del USCA, se le han disparado los gemelos de la entrepierna a la parte más alta de sus tragaderas al darse cuenta del jardín, del profundo pantano político/social/militar en el que se ha metido, y, asustado como está, acorralado como está, arruinado como está (el país que gobierna, más bien, pues él aunque no cobre tanto como los controladores también se lleva un buen pellizco), tonto como está, deprimido como está, cansado físicamente como está, ojeroso como está, sin puñetera idea de cómo salir de ésta (de la crisis absoluta que padecemos todos y de la puntual y grave de los controladores de tránsito aéreo que en estos momentos afronta)... le ha salido de pronto a la superficie la peligrosa vena militarista que hasta hace bien poco era patrimonio exclusivo de la derecha y que él, sin duda, aunque no ha hecho el servicio militar obligatorio, llevaba escondida en su ego más profundo, en sus genes castellanos del Mío Cid, en su férrea alma de soldado sobrevenido, auto esculpida pacientemente durante años mediante épicas leyendas alejandrinas, juliocesaristas, napoleónicas y franquistas.

Y con esa vena militarista a flor de piel, con el empujón para que saliera del armario pacifista propinado por el poderoso y sutil valido Rubalcaba, y decidido como está a tirar por la calle de en medio, a huir hacia delante, a empecinarse en el error, a luchar hasta el final caiga quien caiga...el paso siguiente a dar por este amado líder socialista, y jefe del Ejecutivo, en la enrevesada crisis aeroportuaria que enfrenta el país y que sólo acaba de comenzar, estaba cantado: Volver sus ojos a las Fuerzas Armadas. Descubrir el Ejército (como hizo su correligionario Felipe González con la Guardia Civil). Amarlo sobre todas las cosas. Apoyarse sin contemplaciones o remilgos en él. Darse cuenta de pronto de que tiene a su disposición una poderosa institución, obediente, eficaz, disciplinada y leal, que puede resolverle ("manu militari", pero ¿qué más da?) cualquier problema que se le presente por difícil y complicado que pueda parecer.

Y pensado y hecho. Consciente como nadie de su incompetencia absoluta para resolver el arduo problema de los controladores de tránsito aéreo (que cada día que pasa se complica más y amenaza con darse la vuelta en detrimento de la imagen del Gobierno) por los cauces democráticos vigentes; disponiendo, como dispone, de abundantes informaciones que periódicamente le sirve la ministra militara del Gabinete, la del ¡Capitán, mande firmes! en el sentido de que sus subordinados, los antes presuntos golpistas y ahora pacíficos integrantes de la ONG "Soldados sin fronteras", obedecerán sin rechistar, como esclavos que son, todas las órdenes que reciban ¡faltaría más! por equivocadas, improvisadas, inapropiadas e ilegales que sean; gravemente intoxicado  (esto, evidentemente, no lo sabe porque nadie se lo dice) por el nefasto "síndrome de la Moncloa"; creyéndose a pies juntillas que él, en estos dramáticos momentos prerrevolucionarios que vive España, es un generalísimo carpetovetónico enviado por Dios para salvar a su patria de las acechanzas y chantajes judeomasónicos (o sea, igual que Franco) personalizados en la elitista casta que en estos momentos le planta cara; y después de llegar, tras exhaustivos análisis propios y de sus competentes asesores, a la conclusión de que con el dictador gallego antes mencionado los controladores aéreos trabajaban mejor y obedecían mucho más... va y decide, con un par, convertir en bases aéreas militares los aeropuertos civiles de toda España, vestir de por vida a los controladores con el sagrado uniforme de recluta del Ejército español en prácticas y  meter en la cárcel, no sólo a los que se nieguen a cumplir con su sagrada misión profesional, sino a aquellos que tengan la osadía de no cuadrarse y decir en voz alta y marcial el consabido "A sus órdenes" cuando entren en su respectiva torre de control/trabajo. ¡Ah y si llega el caso y el sádico Código Militar español lo permite (que sí lo permite) fusilar al amanecer, a los pérfidos integrantes del USCA rebelde que no se rindan, pidan perdón y levanten los brazos antes de las cero horas del próximo sábado 18 de diciembre.    

Paralelamente a estas drásticas pero, sin duda (a su parecer, claro),  necesarias medidas, el nuevo generalísimo ZP, dando la cara y sacando pecho de triunfador nato después de su comparecencia en el Congreso de los Diputados del pasado día 9 de diciembre, ha emprendido una campaña de guerra psicológica (de manual, en el ordenamiento operativo castrense) tendente a asustar a sus enemigos (y no sólo a ellos sino a todos los ciudadanos) echando mano de leyes franquistas de los años sesenta, a la par que sigue exacerbando los sentimientos hostiles hacia ellos de la sociedad española en general. Cree que así, equivocadamente, pues este hombre de Estrategia, Táctica y Prospectiva sabe más bien poco, conseguirá la victoria definitiva sobre ellos y el laurel de los vencedores.
A este respecto no puedo dejar de recordar un par de frases vertidas estos días al alimón por parte de ZP y de su gran valido Rubalcaba, tanto en el Congreso como en diferentes medios de comunicación. Son éstas, seguramente las recordará amigo lector:
"Conviene que los ciudadanos españoles se enteren de que quien echa un pulso al Estado, lo pierde".

Y esta otra:

"El Estado es muy poderoso y eso los ciudadanos lo deben saber"

¿A que ambas frasecitas exhalan, amigo lector, un inequívoco tufillo fascista y totalitario? Pues claro que sí pero han sido pronunciadas ¡ojo! nada más y nada menos que por los dos grandes líderes de la izquierda española, por el presidente y el vicepresidente de un Gobierno que se reclama de izquierdas, rojo y feminista. ¡Toma ya! Y que entre sus últimas hazañas neoliberales destacan la congelación de las pensiones, de auténtico hambre, de millones de jubilados españoles, y el abrupto corte de la famosa limosna existencial de los 426 euros ¡al mes! Claro que los españoles no nos podemos quejar, tenemos la red de alta velocidad más tupida del mundo y aunque esos pensionistas no tengan dinero para poder comer a partir del fatídico día 15 de cada mes, sí podrán en cambio, si son previsores y ahorran lo bastante, viajar a Valencia desde Madrid en ¡hora y media! "Acortamos distancias, acercamos personas..." ¿Por qué no dais de comer y dormir, capullos?

Y voy a terminar, amigo lector, que esto del contencioso del Gobierno con los controladores, aunque promete estar en el candelero bastante tiempo, me cansa mucho. ¿Se ha dado cuenta de la magistral (no podía ser de otra manera) operación del todopoderoso y divino Rubalcaba para tapar la resaca de la comparecencia de ZP en el Congreso de los Diputados, el jueves día 9 de diciembre? Pues claro que sí, hombre ¡faltaría más! si ya nos tiene acostumbrados deteniendo por sorpresa comandos fantasmas de etarras el mismo día que al Gobierno se le presenta algún grave problema. En este caso, en la misma mañana del jueves en el que comparecía el presidente del Gobierno, hizo estallar dos bombas mediáticas de muchos kilotones cada una: la red de dopaje de los atletas españoles de elite (no conviene olvidar que la Guardia Civil está a sus órdenes directas) y la sentencia absolutoria de Otegi por parte de la Audiencia Nacional (un órgano independiente del Gobierno, me dirán algunos ¡qué risa, Basilisa!)

Hasta pronto amigos, como resulta evidente a estas alturas que, después de hacer bomberos y miembros de altruistas ONG,s a sus soldados, ZP no va a dejar en paz al Ejército hasta que le resuelva este feo asunto de los controladores, voy a revisar mi uniforme (sin pistola, claro, que hace ya tiempo la cambié por una modesta pluma) por si me llaman a filas y debo acudir a alguna torre de control a vigilar reclutas/controladores. Espero que no pero ¡quién sabe! cualquier cosa puede pasar en este país de m... ¡Cualquier cosa!

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Amadeo Martínez Inglés es coronel del Ejército escritore historiador